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Vivir de la luz I: El respiracionismo expuesto

Ponencia en el congreso de Alimentación Viva y Consciente

Hablando de los alimentos durante mi ponencia en el congreso de Alimentación Viva y Consciente

Hace unas semanas, en el 6º Congreso de Alimentación Viva y Consciente de Barcelona, en la mesa redonda que se formó para atender las preguntas de los asistentes, una persona preguntó si era realmente necesario ingerir los aminoácidos esenciales en la dieta. Un ponente que estaba sentado a mi lado le contestó -equivocadamente a mi juicio- que no es necesario porque nuestro organismo puede generar todos los aminoácidos, incluso los esenciales, y como ejemplo de lo que el cuerpo humano es capaz de hacer le dijo que había gente que incluso se alimentaba exclusivamente de luz. Sí, yo también me quedé perplejo, pero traté de excusarle mentalmente imaginándome que «luz» sería el nombre de algún nuevo super-alimento exótico que yo desconocía, así que en lugar de comenzar una discusión acalorada allí mismo esperé pacientemente al final de la mesa redonda para ir a preguntarle en privado a este señor acerca de la «luz». Lo que vino después me dejó petrificado. Me explicó que es posible alimentarse únicamente de la luz del sol, pero que para ello hay que tener un estado superior de conciencia porque el alimento -el prana- entra por los ojos y se procesa directamente en el cerebro. ¡Y yo gastándome cientos de euros en comida para mi familia en el mercado cada mes! Mira que soy despilfarrador…

Portada de la película Vivir de la luz

Lógicamente, le comencé a enumerar una serie de razones por las que vivir de la luz era una teoría con poco sentido científico, pero me instó a que investigase más, viese la película «Vivir de la luz» y me documentara correctamente; y eso es precisamente lo que he hecho y hoy os traigo la primera parte de mis conclusiones. La pregunta obvia que te rondará la cabeza también se la hice: «¿y tú, lo has probado?», pero me dijo que él aún no había podido comenzar el proceso de adaptación al cambio de alimentación por problemas personales, así que le insté a avisarme tan pronto estuviese listo para acometer este proceso. Ya en el camino de vuelta de Barcelona a Málaga entré en Amazon y me compré la película Vivir de la Luz, que me llegó a mi oficina al día siguiente. Algún día desvelaré el misterio de cómo hacer un pedido en Amazon un domingo y que te llegue un lunes por la mañana, porque eso sí que me parece casi sobrenatural. 🙂

La película Vivir de la Luz es una especie de documental de larga duración en el que su director, Peter Arthur Straubinger, aborda la temática del respiracionismo y la inedia. Ambas -llamémosles habilidades- permiten teóricamente a los humanos vivir del aire y/o la luz, sin ingerir alimentos ni bebidas. El propio director de la película dice que estuvo diez años practicando la inedia y cinco años haciendo el documental. Antes de continuar, tengo que recordar que en mi libro Adelgazar sin Milagros hablo claramente en contra de dejar de comer como solución al problema de la obesidad. Es más, a las personas que quieren perder peso, lo que les cuento es que yo pesaba 113 kilos cuando comía una vez al día y cuando comencé a comer seis o siete veces al día bajé a 78 kilos. Si estás pensando en perder peso y te has planteado vivir de la luz como solución, no hace falta que sigas leyendo, la solución para adelgazar NO es dejar de comer.

Jasmuheen y su vaso de agua durante un fotograma de la película Vivir de la Luz

No quiero contar aquí la película por si alguien tiene interés en verla, pero me llama la atención que durante cada entrevista hay un vaso de agua presente, incluso cuando los entrevistados son personas que supuestamente ni comen ni beben. Luego veremos porqué. La película comete un error de enfoque desde el principio que es tratar la comida como fuente de energía. Lo que el documental proclama en boca de los entrevistados es que mirando al sol podemos obtener una energía (prana) que usada con el oxígeno que adquirimos de la respiración, es suficiente para dar energía a nuestro cuerpo. La gurú australiana de este tema, Ellen Greve, que se hace llamar Jasmuheen va más allá e incluso afirma que la alimentación «pránica» nos otorga la inmortalidad al desintoxicar nuestro cuerpo de la comida tradicional.

Vamos a suponer -que ya se que es mucho suponer- que el organismo tiene una función oculta desconocida por la ciencia mediante la cual podemos captar la energía de la radiación solar a través de los ojos y convertirla adecuadamente para que nuestro cuerpo funcione. ¿Cuál es el problema? El mismo que impide a muchas personas adelgazar: suponer erróneamente que la ingesta de alimentos persigue únicamente la generación de energía. En realidad, el error es el mismo que el de las dietas hipocalóricas que no tienen en cuenta los nutrientes. No es suficiente con comer (o dejar de comer para adelgazar) una cantidad concreta de calorías, sino que hay que entender cuales son las necesidades nutricionales del organismo para adaptar nuestra alimentación adecuadamente en cuanto al aporte de los nutrientes esenciales, las proteínas y las grasas. Si una persona ingiriese al día 1.800 o 2.000 calorías procedentes únicamente del azúcar -por poner un ejemplo sencillo- acabaría muriendo en bastante poco tiempo. Aunque sus necesidades energéticas estarían cubiertas, el azúcar es energía vacía, ni aporta proteína, ni aporta grasa, ni aporta vitaminas ni minerales; es únicamente glucosa y fructosa, o sea, energía de fácil asimilación pero nada nutritiva.

Los médicos examinan a Prahlad Jani como parte del fraude

Pues bien, la explicación promedio del respiracionismo y la inedia que ofrece la película y se puede leer en Internet es que el organismo puede obtener la energía que necesita del «prana» que nos entra por los ojos en forma de radiación solar. Pero, ¿Y los nutrientes? ¿Y el agua? Nuestro cuerpo es al 60%-65% agua y el resto básicamente proteína y grasa. Cada día perdemos litros de agua mediante la orina, el sudor y la respiración. Si no bebemos, ¿de dónde sale el agua que necesitamos para reponerlo? Según el indio Prahlad Jani, que dice que lleva sin comer ni beber 74 años, en su paladar hay un agujero por el que se filtran gotas de agua de manera constante. O sea, que además de generar energía a partir de la radiación solar, los humanos tenemos -según parece- un generador de agua en el paladar que también desconocemos de manera científica. Pero es que resulta que el agua no es lo único que nuestro cuerpo pierde. Millones de células de nuestro cuerpo se regeneran a diario en procesos que son posibles gracias a los nutrientes que existen en los alimentos que ingerimos. Sin esos nutrientes, no sería posible generar células nuevas, así que ¿Cómo lo hacen estos gurús que dicen vivir de la luz?

Gráfico ilustrativo de la teoría de cuerdas

Aunque la explicación varía de uno a otro, lo que ellos defienden en general es que nuestras células no se enfermarían ni morirían si no estuviesen expuestas a los venenos de los alimentos, a la polución y a la radiación de teléfonos móviles y demás aparatos, de modo que tampoco sería muy necesario generar nuevo tejido en el organismo. Sin embargo, esto tampoco explica el hecho de que al nacer pesemos 3, 4 o 5 kilos y 20 años después podamos pesar más de 100. ¿Qué era lo que no se creaba ni destruía, la energía o la materia? Pues estos tipos, ni cortos ni perezosos, echan mano de la física cuántica y la teoría de cuerdas para explicar que sea posible Vivir de la Luz. Para la mayoría de los humanos -y me incluyo- la física cuántica y la teoría de cuerdas son materias difícilmente comprensibles, pero el tal Prahlad Jani, que es meditador de profesión o la tal Jasmuheen, que antes de ser gurú del respiracionismo era asesora fiscal (cuyo marido curiosamente fue a la cárcel por apropiación indebida de capitales), se atreven aparentemente a basarse en esas complejas leyes científicas para sustentar sus teorías.

Como es natural, las teorías acerca de la posibilidad de vivir de la luz se han intentado demostrar de manera pseudocientífica en alguna ocasión con resultados bastante decepcionantes en cada caso como cabía esperar. En el próximo artículo voy a contar los experimentos reales que se han realizado con estas personas y los resultados que han ofrecido estos experimentos -y las pilladas, que también las ha habido-, pero por si no lees el próximo artículo, no quiero acabar este sin darte la conclusión obvia que probablemente ya sospeches: Vivir de la luz es un fraude que sólo persigue el enriquecimiento de las personas que lo promulgan. Hay bastantes personas que han muerto tratando de poner en práctica estas enseñanzas y repasaré sus fatídicos casos en el próximo artículo, así que si compras la película, lees algún libro o te metes en alguna web que trata de convencerte de que es posible vivir de la luz, recuerda que se trata sólo de un negocio, y tanto es así que en la propia película, como comentaba al principio, siempre aparece un vaso de agua o de líquido en cada entrevista y no hace falta ser muy listo para saber que este objeto en el plano mientras se entrevista a alguien que dice no comer ni beber durante años es cosa de abogados, una especie de «ya te lo dije» subliminal, incluso «te lo mostré continuamente en la película», y donde hay abogados regulando contenidos, hay negocio. Y no te dejes engañar, los contenidos se regulan porque la práctica es mortalmente peligrosa como veremos a continuación. Dejar de comer es peligroso, sin duda, pero tenemos prácticamente un mes de margen de maniobra. Si dejas de beber, tus horas están literalmente contadas y superar los tres o cuatros días sin ingerir líquidos es un camino directo a la muerte, así que mejor ni lo intentes.

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