Llevo toda la semana leyendo por todas partes artículos que alertan sobre el peligro de consumir edulcorantes, bebidas light, y en general sustitutos del azúcar. Muchos de vosotros me habéis mandado enlaces y os lo agradezco. Parece que de repente, aparecen «estudios» y artículos que nos revelan los supuestos peligros para nuestra salud de consumir edulcorantes «artificiales», en clara alusión a que volvamos al consumo de azúcar. No se puede negar que consumir edulcorantes entraña un riesgo altísimo, lo que debemos preguntarnos es para quién entraña riesgo, porque obviamente no es para nuestra salud sino para la economía de ciertas multinacionales. Analicemos un poco todo este maremágnum de información de las últimas semanas a ver que sacamos en claro.
Casi al unísono, como por arte de magia, apareció en diversos periódicos un artículo titulado «¿Qué pasa una hora después de beber una lata de Coca-Cola Light?». Algunos periódicos como el DIARIO SUR eliminaron el artículo de su web a las pocas horas, pero otros del mismo grupo como El CORREO lo han mantenido. La verdad es que la postura del Diario Sur parece más lógica una vez analizado el contenido. Tenemos un artículo con un titular muy serio bajo el título: «El consumo excesivo de bebidas carbonatadas, con endulzantes artificiales, puede llevar a padecimientos como diabetes tipo 2, presión arterial elevada y enfermedad del corazón«. ¡Como el azúcar! Madre mía, y yo sin saberlo… Es tan impactante que me ha hecho tirar un poquito de la manta para encontrar las fuentes de dicha información. El artículo original, en inglés, es de la web holística «The renegade pharmacist» y puede encontrarse pinchando aquí (no es fácil llegar a él, algunos enlaces fallan). Después de leer el artículo original, las fuentes y los estudios que mencionan, solo puedo decir que en mi opinión es decepcionante y manipulador. Por ejemplo, dice cosas como que el Aspartamo «podría» ser muy perjudicial, algo que no ha podido demostrarse en ningún estudio jamás. Para ello, ataca a los dos componentes principales del Aspartamo, que son dos aminoácidos, el ácido aspártico (de ahí el nombre) y la fenilalanina.
¿Es realmente malo es Aspartamo?
La FDA Norteamericana y la ESA Europea han investigado a fondo el Aspartamo. De hecho, es uno de los aditivos más estudiados en la historia de la alimentación. Aún así, establecen entre 40mg y 50mg por Kg de peso corporal al día como ingesta diaria segura admisible. O sea, para una persona de 75Kg, tomar unos 4 gramos al día. Quedaros con ese dato.
Bien, por otro lado, sabemos que el Aspartamo es 200 veces más edulcorante que el azúcar, de modo que ¿Cuánto aspartamo hay en una lata de Coca-Cola light? Lo cierto es que no viene expresado en la etiqueta, pero podemos hacernos una idea. Si una Coca-Cola normal de lata contiene unos 40g de azúcar y el aspartamo endulza 200 veces más que el azúcar, dividimos 40 entre 200 y sacamos que si el único edulcorante que llevase una lata de Coca-Cola light fuese el Aspartamo (que no lo es), harían falta 0,2g para que estuviese igual de dulce que una Coca-Cola normal. Hasta llegar a los 4 gramos de ingesta máxima que recomiendan las agencias deberíamos tomarnos 20 latas de Coca-Cola light. Esto me va chirriando un poco…
Tiremos un poco más del hilo. En los 0,2g de Aspartamo posibles en una lata de Coca-Cola light hay aproximadamente 0,1g de Fenilalanina y 0,1g de Ácido Aspártico, el primero un aminoácido esencial (tenemos que ingerirlo) y el segundo un aminoácido que nuestro organismo puede generar. En un huevo hay 1,24g de Ácido Aspártico y 0,68g de Fenilalanina. Ejem…. ¿también nos producen diabetes, hipertensión y enfermedad cardiaca los huevos? Sí, ya se que algunos piensan que sí, pero los estudios dicen que no.
Por otro lado, en el artículo nos presentan un estudio publicado en PubMed que asocia el consumo de al menos una bebida light al día con mayor riesgo de síndrome metabólico y mayor riesgo de sufrir diabetes tipo 2. ¡Cielos! ¿Qué leen mis ojos? Tengo que leer esto en su formato original…. y así hice. Para empezar, el riesgo que crece según el estudio es «riesgo relativo», o sea, cuando el artículo en Español habla de un 36% más de riesgo de sufrir síndrome metabólico y un 67% más de riesgo de sufrir diabetes tipo 2, lo que quiere decir no es que tenga un 36% o un 67% de riesgo, sino que la diferencia en riesgo es del 36% o el 67%. Por ejemplo, si el riesgo normal fuese del 1%, al tomar una lata al día, todos los días, tendríamos supuestamente un riesgo del 1,36%. ¿Alarmante? No, claro que no. Pues en realidad hablamos de riesgos que rondan el 1%. Ahora bien, lo interesante de leer el artículo con el estudio completo es que cuando se tuvieron en cuenta otros factores como la grasa corporal o la circunferencia de la cintura, las ingestas de bebidas light dejaron de ser significativas, ni siquiera en esos niveles. O sea, hablando claro, donde está la madre del cordero no es en si tomamos una, dos o nueve latas de refresco light, sino en la grasa que llevamos acumulada en nuestro cuerpo, en especial en la barriga, porque al tenerla en cuenta es cuando los datos son significativos, se beban refescos light o no. Lógicamente, eran las personas obesas las que trataban de perder peso bebiendo refrescos light. Existe correlación, pero no causalidad.
Incluso si los periodistas españoles no estaban por la labor de leerse el artículo completo antes de publicar sandeces, las conclusiones del resumen citado por ellos mismos comienzan diciendo que los datos son observacionales y no se puede establecer causalidad, o sea, no se puede establecer que la causa de la diabetes o el síndrome metabólico sea la ingesta de las bebidas mencionadas. Y siendo un poco más cruel con los periodistas, si no querían llegar al final del resumen teniendo que hacer el tremendo esfuerzo de leerse las 20 líneas de texto que forman el resumen, podían al menos haber leído las 4 primeras palabras de la página, que son «Diabetes Care, 2009 Apr», o sea, se trata de un artículo publicado en Abril de 2009 y no de algo nuevo como han anunciado a bombo y platillo.
Siguiendo con el artículo holísitico del farmacéutico renegado -que por cierto acaba de algún modo bendiciendo el azúcar por arte de magia- encontramos perlas como que la Coca-Cola Light deshidrata porque no contiene agua «vital», algo que produce «niebla cerebral», fatiga e irritabilidad. Ummmm, agua vital… y yo tomando agua del grifo.. ¡qué anticuado estoy! Pero esperen, no se vayan todavía, que aún hay más: resulta que nos menciona que según la prestigiosa Universidad Tufts de Boston (no hay link al estudio, ¡qué mala suerte!), los estudios muestran que tomar tres o más «latas» puede resultar en un 4% menos de densidad osea en la cadera, aparentemente debido al ácido fosfórico. ¿Será esto cierto? ¿Es un 4% de densidad ósea en la cadera importante? Pues como no tenía ni idea, me puse a buscar, y lo que encontré fue lo siguiente. Todo viene de un importante estudio de 2001 de Heaney and Rafferty, que concluye lo siguiente (traduzco literalmente): El exceso de calciuria (eliminación del calcio en la orina) asociado a las bebidas carbonatadas se ciñe solo a las bebidas con cafeína. Dado que sabemos que el efecto de la cafeína se compensa con una menor calciuria durante el resto del día, concluimos que el efecto neto en la cantidad de calcio corporal de las bebidas carbonatadas es despreciable. Los efectos que producen las bebidas carbonatadas sobre el esqueleto son probablemente debidos al desplazamiento de la leche en la dieta. O sea, que resulta que después de todo, ni el aspartamo, ni la cafeína, ni las bebidas carbonatadas son responsables de ese 4% de pérdida de masa ósea, sino que parece a que todo apunta a que la causa es tomar menos leche porque la sustituimos por refrescos en nuestra dieta. Además, se trata de bebidas gaseosas en general, no bebidas light, como intenta manipular el autoproclamado renegado.
Voy a acabar este artículo manifestando lo que muchos ya han leído en mis libros. No estoy a favor de los edulcorantes artificiales. De hecho, opino que debemos tomar los alimentos sin hacerlos más dulces y tomo cada mañana té verde y algún café espontáneo durante el día, normalmente sin ningún tipo de edulcorante. Además, he comprobado algo que había leído con anterioridad y es que en ciertas personas, la ingesta de edulcorantes puede producir que el cerebro interprete que estamos comiendo azúcares y segregue insulina, lo que potencialmente evitaría que pudiésemos adelgazar, incluso siguiendo la más estricta de las dietas. Algunas personas que he conocido tenían ese problema del que hablo en este artículo de Mayo de 2014. Pero, de ahí a decir lo que leo en el artículo de El Correo, que es que esa insulina se transforma en azúcar y se almacena como grasa, hay trecho. Esto es además de una sandez, metabólicamente imposible hasta donde yo se. Puedo defender que ciertas personas no puedan adelgazar al tomar edulcorantes, pero desde luego no puedo defender que los edulcorantes acalóricos por sí solos engorden, porque esto es algo que no tiene sentido. Donde no hay energía, no la hay. Ya sabe, se puede transformar, pero no crear ni destruir…
En general, creo que debemos tratar de usar menos sal y menos edulcorantes para reeducar al cerebro y apreciar el sabor real de los alimentos, pero no creo, como llevo toda la semana leyendo, que haya que volver bajo ningún concepto al consumo disparatado de azúcar para abandonar unos edulcorantes que, hasta donde yo se, no han producido ningún efecto secundario serio a nadie jamás. En conclusión, si te apetece tomarte una Coca-Cola light -o cualquier otro producto edulcorado que no lleve azúcar-, puedes tomártelo sin miedo. Existe la posibilidad, si es que quieres adelgazar, que te dificulte la tarea, pero poco más.