Nutrición y Salud
Entre unas cosas y otras, mis problemas de salud comenzaron a mediados de 2008 y no desaparecieron hasta que cambié por completo mi rutina alimenticia y me propuse perder peso en abril de 2011. Durante algo más de dos años y medio lo pasé bastante mal, visitando un especialista tras otro y tomando medicación de todas las marcas, formas y colores. Lo mejor que puedo decir de la medicación es que me destrozó el hígado. No hizo nada más por mí que adelgazar mi cartera. Ya hablaré en otro post de lo que pienso de los tratamientos farmacológicos. Creo en la medicina, pero no en los tratamientos farmacológicos a largo plazo, que son el verdadero negocio de la industria.
Esta mañana he querido repasar objetivamente los datos que tengo de aquella época, recordar lo que pasé, y creo que es interesante compartirlo por varios motivos. En primer lugar, por si alguien se siente identificado, que sepa que tiene solución y que la solución no es atiborrarse de pastillas. En segundo lugar, para demostrar, como dice Jaime Brugos, que nuestra salud depende de tres cosas principalmente: Nutrición, nutrición y nutrición.
En enero de 2009 tras unos meses de intensos dolores en el pecho y brazos, varias crisis de ansiedad y malestar general, me realizaban una prueba de esfuerzo. Los resultados, afortunadamente, fueron bastante buenos, descartándose cualquier cardiopatía habitual. Una vez descartado un problema coronario, pasé por traumatólogos y reumatólogos. De esa visita obtuve un diagnóstico extendido que incluía «piés insuficientes», síndrome de hipertensión rotuliana, síndrome del tunel del carpio izquierdo, cervicalgias, maréos ortostáticos, dorsalgias, radiculalgia intercostal derecha e izquierda, probable hernia de hiato, lumbalgias mecánicas y posturales, sobrepeso y ansiedad. El tratamiento que me recetaron, además de aconsejarme adelgazar y corregir ciertas medidas posturales, fue interesante:
- 1 Ampolla intramuscular de Neuromade Fuerte cada mañana (tensión muscular)
- 1 Comprimido de Deanxit cada mañana con el desayuno (ansiedad)
- 1 Comprimido de Anagastra 40 a media mañana cada día (problemas gástricos)
- 3 sobres de Xumadol 1 gramo, desayuno, almuerzo y cena (dolores)
- 1 Comprimido de Robaxin cada noche al acostarme (espasmos musculares)
- 25 gotas de Fidium con desayuno, almuerzo y cena (mareos)
4 – 7 Septiembre 2009 – Digestivo
Como es lógico, entre pagar unos euros en la farmacia por unos medicamentos «mágicos» y adelgazar, opté por lo primero. Pasé por un electroneurograma para comprobar si los dolores en los brazos eran de origen nervioso, algo que también se descartó. De ahí me fui directo al digestivo para que comprobase si en efecto tenía una hernia de hiato, algo que también descartó tras la correspondiente prueba, pero sin embargo, si que aprovechó para diagnosticarme un hígado graso y síndrome de ansiedad con somatización digestiva y enfermedad por reflujo causada por el sobrepeso. Al tratamiento anterior le eliminó el Neuromade, el Fidium y el Robaxin y le adelantó el Anagastra 40 a antes del desayuno. Igualmente, me recomendó cambios en la dieta, perder peso y realizar ejercicio moderado a diario. Además, en la exploración con ecografía encontró unas bolsas de gas bastante evidentes que a la postre se descubrió que eran las causantes de los dolores en los brazos por presión en zonas nerviosas.
En Septiembre de 2010, año y medio después del comienzo del periplo por todos los especialistas, volví de nuevo al cardiólogo con punzadas precordiales, estrés, meteorismo y crisis de ansiedad con molestias precordiales y palpitaciones. Nuevamente me descarta cualquier problema cardiológico, pero insiste en la pérdida de peso y me añade al tratamiento una pastilla de Emconcor 2.5 por la mañana y un Diazepam de 2 mg por las noches. A estas alturas seguía con mi Anagastra 40, mi Deanxit, mis tres sobres de paracetamol diarios y además, para controlar los gases y reflujos, Flatoril, Aero Red y Almax.
Mientras tanto, mi peso no descendía, mis dolores no remitían, y mi vida seguía siendo bastante lamentable en el plano de la salud. ¿Cuál es la conclusión que saqué en Abril de 2011 tras 2 años de tratamiento químico continuado? Básicamente, que no funcionaba. Probablemente me mitigase algunos síntomas, pero no me estaba curando. Tan sólo beneficiaba al accionista de la farmacéutica que fabrica los compuestos. Sin embargo, todos los especialistas coincidieron en una cosa. Unos les daban más importancia al tabaco que otros. Unos culpaban en parte al alcohol y otros lo descartaban. Pero en lo que todos estaban de acuerdo es en que tenía que perder peso.
Tras haber dejado el tabaco en Octubre de 2010, en abril de 2011 pesaba 113 Kg, mi record histórico. Mi estado de salud era deplorable y mi tratamiento no me daba ningún resultado. Me propuse entonces perder peso por si todos los especialistas habían dado en el clavo de manera simultánea y a mi se me hubiese pasado desapercibido el poder de la nutrición sobre la salud. El 11 de abril de 2011, unos días después del cumpleaños de mi mujer, comenzaba mi nueva rutina nutricional basada en la Isodieta y diseñada por Jaime Brugos. A principios de Junio, sólo 2 meses después, ya había dejado toda la medicación y todos los síntomas habían desaparecido. Había logrado perder ya 16 kilos y pesaba entonces 97. Como relato en el libro, mi pérdida de peso se mantuvo hasta más de el doble de lo alcanzado en aquel momento, llegando a perder 35 kilos en 4 meses y situando la báscula en 78 Kg. Adelgazar para mí fue sinónimo inmediato de salud.
7 – 16 Mayo 2011 – Digestivo
Como puede apreciarse en la ecografía gástrica que me realicé el 16 de Mayo de 2011, apenas un mes después de comenzar con La Isodieta, las bolsas de aire habían desaparecido y como predijo el digestivo, con ellas los dolores precordiales y en las extremidades. De igual modo, el reflujo, las taquicardias y la ansiedad eran cosas del pasado.
Hoy, dos años y medio después, puedo afirmar que no he vuelto a ponerme malo, ni siquiera un mal resfriado. Todos mis «problemas» médicos desde entonces se han limitado a agujetas y algún dolor de cabeza esporádico. ¿Casualidad? No, Nutrición. Permítame un consejo: si tiene un problema médico difícil de diagnosticar cuyos síntomas le incomodan desde hace mucho tiempo, no busque la solución en los medicamentos, búsquela en los alimentos que ingiere, y si tiene sobrepeso, adelgace.
En este enlace puede ver y descargarse algunos de las distintos diagnósticos y tratamientos que recibí en aquella época. Cuando encuentre un hueco, también subiré las más de 20 radiografías distintas que me realizaron en distintos momentos de los diagnósticos.
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