Ahora que muchas personas están perdiendo peso siguiendo la experiencia que relato en mi libro, empiezo a recibir una creciente cantidad de consultas por correo electrónico referidas a las cantidades que deben tomarse de cada alimento conforme nuestro peso va cambiando al adelgazar.
Lo cierto es que -como explico en el libro- el objetivo final de la pérdida de peso debe ser adelgazar, que significa perder la grasa que tenemos acumulada, y no perder nuestra masa muscular como ocurre con las dietas que restringen severamente la cantidad de proteínas y grasas que ingerimos. Si somos capaces de eliminar únicamente grasa, nuestro peso baja de manera rápida pero mantenemos intacta o incluso con la ayuda del deporte incrementamos nuestra masa muscular. Esto se traduce, como explico en el libro, en una mayor capacidad de nuestro organismo para asimilar y utilizar nutrientes, o sea, que podemos comer más sin engordar.
Dicho de otro modo, aunque tenemos que calcular las cantidades aproximadas de nutrientes que ingerimos en función de nuestro peso, al reducirse nuestro peso esas cantidades no se reducen sino más bien al contrario, se pueden llegar a incrementar dado que tenemos mayor porcentaje de masa muscular y menos grasa acumulada y por lo tanto nuestras necesidades nutricionales son mayores.
Tomemos mi experiencia como ejemplo. Cuando comencé con mi plan nutricional pesaba 113 Kg y tenía bastante más grasa que músculo, o sea, necesitaba adelgazar urgentemente para salir de todos los grupos de riesgo conocidos y recuperar mi salud. De acuerdo con la Isodieta, con ese peso y una mayor cantidad de grasa que de músculo en mi cuerpo, yo necesitaba unos 113 gramos de proteína al día y unos 57 gramos de grasa. En términos de «carne» o «pescado», yo necesitaba unos 565 gramos entre carne, pescado, huevos y demás al día (suponiendo una media de 20 gramos de proteína por cada 100 gramos de alimento).
Cuando adelgacé hasta los 78Kg, la cantidad de grasa en mi cuerpo se redujo enormemente, y además, mediante el ejercicio concentrado mi masa muscular aumentó considerablemente, hasta el punto de que en mi cuerpo había bastante más músculo que grasa. Volviendo a las pautas de la Isodieta, mis necesidades habían cambiado con la nueva composición de mi cuerpo y ahora necesitaba 1,5 gramos de proteína por cada kilo en lugar de 1 gramo. O sea, 117 gramos de proteína al día en lugar de 113 gramos y 58 gramos de grasa en lugar de 57, básicamente las mismas cantidades que antes de adelgazar. Por lo tanto, aquí se demuestra lo que explico en el libro acerca de la cantidad de alimento que podemos ingerir en función de nuestro peso: a menor peso pero mayor masa muscular, más alimento.
Si siguiese eliminando grasa y generando masa muscular, mi peso ya no variaría mucho, sin embargo, mis porcentajes de grasa y músculo si lo harían y esto volvería a repercutir en las cantidades que puedo tomar, llegando a los 2 gramos de proteína y 1 gramo de grasa por kilo de masa corporal, o sea, que podría comer todavía más cantidad de nutrientes sin que mi organismo se resintiera de manera negativa.
Por ello, y como resumen de este artículo, quiero recordar a todos los que están adelgazando tras leer el libro que si siguen el mismo modelo que yo seguí, la mayor parte del peso que están perdiendo corresponde a grasa y eso inevitablemente hace que el porcentaje de masa muscular de su cuerpo aumente incluso si no hacen deporte, por lo que sus necesidades nutricionales también aumentarán significativamente con respecto al peso total. Por lo tanto, como he recomendado en innumerables ocasiones, conocer la composición corporal es tan importante o más que conocer el peso. Cualquier analizador de masa corporal decente como el Omron BF511 que yo utilizo es una herramienta imprescindible para el análisis de los resultados cuando nos disponemos a adelgazar.