En cualquier dieta baja en hidratos de carbono diseñada para adelgazar perdiendo la grasa que tenemos acumulada, el papel que juegan los distintos alimentos procedentes del mar es de suma importancia. Cuando pensamos en los distintos frutos que nos ofrece el mar automáticamente se nos va la mente a los distintos tipos de pescado que podemos encontrar en el mercado. Sin embargo, además del pescado, podemos incorporar a nuestra dieta con magníficos resultados otros alimentos como el pulpo, el calamar y la jibia, y el marisco en general.
Esta noche he cenado un pequeño salpicón que he improvisado consistente en gambas blancas cocidas, pulpo cocido, huevas de merluza, unos cuantos mejillones y un pepino partido en taquitos, todo ello regado con aceite de oliva y aderezado con una pizca de sal.
Nutricionalmente, se trata de una comida con muy buena base proteica, muy baja en hidratos de carbono y, salvo por el aceite de oliva, libre de grasa. Como ya dije hace poco en un post, es muy importante no caer en la monotonía y mantener una buena variedad de platos en la dieta. Adelgazar es un proceso que requiere tiempo y sacrificio y por lo tanto uno de nuestros objetivos debe ser hacer la comida lo más sabrosa posible dentro de las pautas de nuestro plan nutricional. Con una alimentación variada que cumpla nuestros requisitos seremos capaces de perder peso de una manera sana, rápida y permanente.
En mi proceso de pérdida de peso, el pescado fue casi constante en mi dieta, tanto fresco como enlatado y siempre recomiendo a todas las personas que quieren adelgazar que coman pescado con frecuencia tratando de evitar los pescados de piscifactoría que, por la alimentación que reciben, no aportan los mismos nutrientes que los pescados salvajes. Sirva como ejemplo que el salmón de piscifactoría, alimentado con piensos, prácticamente no aporta ácidos grasos Omega 3 mientras que el salmón salvaje es el pescado con mayor concentración de Omega 3 que podemos consumir.