Ayer me preguntaba un amigo que quiere adelgazar qué podía comer entre horas para llegar sin ansiedad a la siguiente comida. Lo cierto es que una de las claves para perder peso de manera eficaz sin pasar hambre es organizarse bien las comidas y no comer con ansiedad. En efecto, comer con ansiedad nos hace comer más, masticar menos y, en general, dificulta el proceso de adelgazamiento.
El caso es que más que preguntarnos qué podemos comer entre horas, lo que tenemos que procurar es comer tantas veces que no nos de tiempo, literalmente, a comer entre horas. Como digo en el libro, el cuerpo humano puede asimilar suficientes nutrientes en una ingesta para funcionar correctamente durante dos o tres horas. De hecho, el ser humano, cuando nace, pide comida cada dos o tres horas y somos nosotros, a base de entrenamiento, los que prolongamos los períodos de ayuno hasta las seis, siete o incluso ocho horas.
En el libro sobre la Isodieta de Jaime Brugos, uno de los puntos más importantes para alcanzar la nutrición óptima de la que él habla es organizarse bien las comidas y comer cada tres horas más o menos. Cuando yo me puse a seguir su plan nutricional comía 7 veces al día, cada dos horas y media aproximadamente, y así logré perder 35kg en unos meses. Ahora como entre cinco y seis veces para mantener mi peso.
¿Qué se esconde detrás de esta práctica? En realidad son varios los beneficios que se desprenden de comer cada dos o tres horas. En primer lugar, el hacer comidas continuas cada pocas horas nos permite tener un aporte óptimo de nutrientes (siempre que esas comidas sean nutritivas) en sangre. Si estiramos los ayunos, habrá muchos momentos del día en que nuestras células no dispongan de todos los nutrientes que necesitan para una óptima regeneración celular. En segundo lugar, al hacer más comidas diarias, las cantidades que ingerimos en cada comida son menores, con lo que se producen menos picos de azúcar en sangre y no se dispara la insulina al torrente, reduciendo el riesgo de contraer síndrome metabólico.
Además, al comer cada pocas horas conseguimos no llegar nunca a la siguiente comida con el estómago vacío y una sensación de hambre atroz. Esto se traduce, entre otras cosas, en que desaparece la ansiedad por la comida y por ende comemos menos, no más de lo necesario. De este modo conseguimos adelgazar sin pasar hambre, que debe ser uno de los objetivos que cualquier persona que quiera adelgazar tenga que plantearse.
El único inconveniente que tiene comer cada pocas horas es que es necesaria una mínima planificación de la agenda diaria para o bien llevarse comida de casa o bien estar en sitios en los que acceder a la comida sea factible. Pero esta planificación, desde ahora le aseguro, que además de ayudarle a perder peso le ayudará en sus obligaciones diarias. Incluso si no quiere perder peso, pruebe a comer unas cuantas veces más al día y pronto descubrirá que se siente mejor y más energético.