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Cerebro de Pan

Cerebro de Pan, del Dr. David Perlmutter

Cerebro de Pan, del Dr. David Perlmutter

Uno de los libros que tengo en la lista de leer urgentemente es «Cerebro de Pan«, la devastadora verdad sobre los efectos del trigo, el azúcar y los carbohidratos, del Dr. David Perlmutter. Lo cierto es que voy a leer este libro con los deberes bien hechos: ya me he leído todas las crónicas negativas acerca del libro que he encontrado, que son sólo dos. El libro lleva en la lista de de Bestsellers del New York Times desde que se publicó en Septiembre del año pasado, más o menos a la vez que mi libro, habiendo alcanzado el número uno en repetidas ocasiones. Actualización: El libro me lo leí días después de publicar este artículo, y en este otro artículo titulado Más Cerebro de Pan puedes encontrar una crónica detallada del mismo y la reseña de mi lectura: Más cerebro de pan.

El Dr. Perlmutter es un renombrado neurólogo norteamericano que, además, es nutricionista. Su enfoque en el tratamiento de enfermedades neurológicas está basado en la nutrición. Además de médico y escritor, Perlmutter da conferencias en universidades como Harvard, Columbia o la Universidad de Nueva York. Escribe en el Huffington Post y es consejero médico del famoso programa televisivo «El show del Dr. Oz». También ha publicado artículos en el Journal of Neurosurgery, el Southern Medical Journal, el Journal of Applied Nutrition y en Archives of Neurology. Por si fuera poco, ha recibido premios por su enfoque en el tratamiento de enfermedades neurológicas como el Linus Pauling Award en 2002, el premio Nacional al Nutricionista del año de la Asociación de Nutricionistas Norteamericana en 2006 o incluso el premio al Medico Humanista del año del American College of Nutrition en 2010. Sus apariciones en radio y televisión son numerosísimas, destacando Larry King Live, Oprah, The Today Show, CNN, 20/20, Fox News, CBS y por supuesto Dr. Oz, donde colabora desde 2002.

Os cuento todo esto para poneros en antecedentes y para que entendáis que lo que voy a contaros no son teorías de algún iluminado, sino conclusiones de un renombrado médico norteamericano de 60 años de edad que acumula 33 años de práctica neurológica ininterrumpida.

Pues bien, a grandes rasgos, lo que Perlmutter concluye en su libro es que la ingesta de carbohidratos, tanto refinados como no refinados, está directamente asociada con la diabetes, el Alzheimer, las enfermedades cardiovasculares y, en general, gran parte de las enfermedades neurológicas. De ese modo, Perlmutter defiende que enfermedades como el Alzheimer son reversibles a través de la nutrición, algo que ya postuló (y probó con su marido) la Dra. Mary Newport y que está relatado en este artículo.

Basándose en datos y estudios, Perlmutter relata como en 1992 el gobierno norteamericano redobló sus esfuerzos por eliminar las grasas de la dieta lo que produjo un aumento espectacular del consumo de carbohidratos. Al tiempo que se ponían de moda los productos light (bajos en grasa), aumentaba el consumo de granos, frutas y verduras. ¿Qué cifras arroja este cambio nutricional a gran escala que tuvo su punto álgido a partir de 1992? Pues según el CDC (Center for Disease Control), los casos de diabéticos en Estados Unidos se triplicaron, pasando de 7.5 millones en 1992 a 13.6 millones en 2002 y 20.9 millones en 2011. Si ya has leído mi libro La gran mentira de la nutrición, esta información no te sorprenderá, pero si todavía no lo has hecho, te puedo asegurar que hay muchas más cosas que ni te imaginas que te darían mucho que pensar en el ámbito de la nutrición.

El riesgo de padecer Alzheimer se dobla en las personas que sufren cualquier tipo de diabetes, por eso, es fundamental tratar de evitar o revertir la diabetes a través de la nutrición. Según Perlmutter, mientras el gobierno norteamericano, a través de su departamento de agricultura, nos dice que comamos lo que ellos producen, promulgándolo como el alimento más sano, nada podría estar más alejado de la realidad. Las dietas ricas en grasa -elabora Perlmutter- reducen considerablemente el riesgo cardiovascular y están directamente asociadas con la reducción del riesgo de padecer demencia. Esto se publicó en el Journal of Alzheimer’s Disease en Enero de 2012 en un estudio de la prestigiosa Clinica Mayo. Según este estudio, las personas en una dieta rica en grasas tuvieron un 44 por ciento de reducción del riesgo de padecer demencia. Aquellos sujetos en una dieta alta en carbohidratos -que los gobiernos siguen recomendando- tuvieron un incremento del 89% del riesgo de padecer dicha enfermedad. En otro artículo del New England Journal of Medicine de 2013, los investigadores concluyen que unos niveles altos de glucosa son un factor de riesgo para sufrir demencia. En el mismo artículo se asocian enfermedades degenerativas como el Alzheimer, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares con el consumo de carbohidratos, diciendo que incluso pequeños aumentos del nivel de glucosa dañan la estructura del cerebro y conllevan la reducción del mismo. Como verás, son datos absolutamente alineados con los que yo publiqué en mi libro Adelgazar sin Milagros en 2013 y que están soportados por los testimonios de los lectores del mismo.

Perlmutter relata que de acuerdo con un artículo publicado por la doctora Deborah Barnes, de la UCSF (University of California in San Francisco) más del 50% de los casos de Alzheimer no tienen porqué ocurrir y lamentablemente ocurren y no existe tratamiento eficaz contra la enfermedad. Esto es, el 50% de los casos de Alzheimer son evitables con una correcta alimentación.

Uno de los temas más prometedores de este libro y motivo por el cual lo tengo en la cima de lista de cosas que tengo que leer es que, al igual que ya propuso Jaime Brugos en su libro La Isodieta, Perlmutter no cree en la teoría de los carbohidratos malos (refinados) y buenos (integrales). A Perlmutter no le tiembla el pulso al decir que cereales de moda como la Quinoa o el Amaranto, pese a aportar una buena cantidad de proteínas, no son recomendables por su enorme aporte de carbohidratos con un razonablemente alto índice glucémico. Además, no duda en incluir las frutas dentro del grupo de alimentos que debemos vigilar severamente en nuestra dieta. De acuerdo con Perlmutter, no debemos de ingerir más de 50 u 80 gramos de carbohidratos al día, y esto incluye indudablemente las frutas y las verduras que vayamos a tomar. De hecho, casi cualquier pieza de fruta contiene esa cantidad de carbohidratos. Para Perlmutter, en el corazón de la dieta tienen que estar las grasas, porque son beneficiosas para el corazón y el cerebro, y por eso recomienda aceite de oliva, aguacates, pescados salvajes, frutos secos ecológicos o verduras de alto aporte nutritivo. ¿Te suena? Así llevamos muchas personas comiendo muchos años con resultados espectaculares.

Sin embargo, donde Perlmutter echa el resto es en su defensa de una dieta alejada del trigo y del gluten. Basándose en estudios llevados a cabo en Inglaterra y en la Universidad de Harvard de manera simultánea, el consumo de gluten está en el centro de la degeneración cerebral. Soporta esta afirmación, entre otros, con un estudio de pacientes de la Clínica Mayo de 2006, en el que se analizaban 17 casos entre 1970 y 2005, y es precisamente por ahí por el único sitio por el que le buscan las cosquillas las dos críticas negativas que he podido encontrar, pues no se trata de un estudio muy extenso.

En cualquier caso, su aporte de documentación científica es inmenso. Así, cita estudios que relatan todo tipo de bondades de las dietas bajas en carbohidratos, desde reducción y control de la epilepsia a efectos positivos sobre el Parkinson, pasando, claro está, por mejoras en pacientes de demencia. Y, como conclusión final del libro -y una de las partes que más me llama la atención- está la aplicación práctica de lo aprendido: como nutrirnos para regenerar nuestro cerebro, para producir nuevas células cerebrales y, en el caso de pacientes de Alzheimer, para recuperar su centro de la memoria. Perlmutter además promete que esto no es sólo una receta para personas mayores. Al contrario, nos recuerda que sólo en Estados Unidos, hay cerca de 7 millones de niños afectados por el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (ADHD) y que, neurológicamente hablando, la solución es similar a la del Alzheimer: la vía de la nutrición. Concluye que una correcta alimentación de estos niños (reduciendo drásticamente el aporte de carbohidratos y potenciando las grasas) puede reducir considerablemente o incluso erradicar este problema. Llama la atención sobre el hecho de que dos tercios de estos casi siete millones de niños reciben medicinas que alteran su estado mental y que no comprendemos todavía las consecuencias a largo plazo del uso de estos fármacos, por lo que debemos mirar a la nutrición y no a la química para encontrar una solución al problema de estos niños.

Cada vez que leo cosas así no dejo de recordar aquellas palabras que me dijo Jaime Brugos cuando nos conocimos: «Las tres cosas más importantes para conservar la salud son Nutrición, Nutrición y Nutrición».

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Y dale con la grasa y el Colesterol…

Nutricionista

Nutricionista

Ayer por la mañana hablaba con una nutricionista y no daba crédito a lo que me contaba. Tanto es así que el programa de radio Sano y Nutritivo del próximo lunes 11 se lo voy a dedicar a este tema. Esta chica -título de nutrición en mano- me relataba que en los últimos meses estaba trabajando para una conocida marca de margarina promocionando su producto porque bajaba el colesterol un 10% de media. Como es lógico, le pregunté porqué querría el consumidor medio bajar un 10% su nivel de colesterol en sangre y -muy indignada ella- me dijo que para reducir el riesgo de infarto. ¿Perdón? «¿Es que acaso no sabe que el colesterol produce infartos?»

Es lamentable que el mensaje equivocado llegue a la población, pero lo es mucho más que los profesionales del sector repitan las mismas mentiras que los fabricantes de alimentos nos han contado desde hace años. Si hay algún responsable del crecimiento de los infartos en nuestra sociedad, ese es sin duda el fabricante de alimentos, y con especial mención a los fabricantes de margarina. Para que quede claro, durante muchos años y hasta hace bastante poco, la margarina era una grasa vegetal hidrogenada, una grasa trans, altamente perjudicial para nuestro sistema cardiovascular. Conforme la gente trató de adelgazar huyendo de las grasas saturadas como la mantequilla y abrazando las grasas hidrogenadas como la margarina, los casos de accidentes cardiovasculares se multiplicaron exponencialmente.

A esta chica -insisto, título de nutrición en mano- le pregunté si sabía lo que era el colesterol y me contestó, ni corta ni perezosa, que las partículas que se depositan en nuestros vasos sanguíneos y producen infartos. Creo que mi hijo de 13 años sabe más acerca del colesterol que esta titulada. El colesterol es una grasa que forma parte de nuestra estructura. Se encuentra en la membrana celular de nuestras células, es clave en todo tipo de procesos y es vital, en el sentido estricto de la palabra: sin colesterol nos morimos. Adelgazar no tiene nada que ver con reducir niveles de colesterol en sangre y aprovecho para decir que el colesterol en sangre representa un porcentaje ridículamente pequeño y no significativo del colesterol total que tenemos en nuestro cuerpo.

Como relato con detalle en el libro, para perder peso adelgazando, o sea, perdiendo grasa acumulada, es fundamental ingerir grasa y mantener nuestro organismo bien nutrido. Las grasas que debemos evitar son las grasas hidrogenadas (grasas trans) y no las saturadas ni las insaturadas. Estas dos últimas son necesarias para el correcto funcionamiento del organismo. No se deje engañar por los mitos, si usted come grasa saturada, esta no se depositará en sus arterias ni le provocará ningún problema de salud y desde luego no evitará que adelgaze. Al contrario y como anécdota, le diré que los coágulos que se forman en los vasos están formados mayoritariamente por grasa insaturada, sin que esto quiera decir que si ingiere grasa insaturada esta se instalará en su sistema cardiovascular. No hay tal relación causa-efecto como ingerir grasa y formar coágulos en los vasos. Mucho menos entre ingerir grasa y acumular grasa.

Cuando diseñe su plan nutricional para adelgazar de manera sana, la grasa será una parte indispensable de su rutina alimenticia y por lo tanto no debe intentar perder peso eliminando la grasa de su dieta. Al igual que con las proteínas y los hidratos de carbono, lo que debe hacer es vigilar las cantidades que ingiere para controlar lo que ocurre en su cuerpo, pero le anticipo que reducir artificialmente sus niveles de colesterol y/o suprimir las grasas de su dieta es una muy mala idea para su salud. ¿No me cree? Aquí le dejo unos cuantos datos para que usted decida:

  • El 75% de las personas que sufren un infarto tienen el colesterol bajo
  • El 72% de los norteamericanos que sufren su primer infarto tienen niveles bajos de colesterol (por debajo de 100)
  • El riesgo de infarto es 10 veces superior con niveles muy bajos de colesterol
  • Las poblaciones que más grasa saturada comen son las que menos enfermedades cardiovasculares sufren
  • Los análisis de sangre que miden su colesterol no son exactos. De hecho, el colesterol LDL ni siquiera se mide durante el análisis, sino que se estima a partir de una fórmula que aunque por lo general es aproximada, en sujetos con dietas especiales no se aproxima a la realidad. De hecho, lo que miden sus análisis son las lipoproteínas (HDL y LDL) en las que se transporta el colesterol hacia y desde los órganos y no las moléculas de colesterol en sí.
  • No hay correlación exacta entre el colesterol ingerido y el colesterol en sangre, salvo que sea usted un conejo. En los omnívoros y carnívoros, el organismo ajusta la producción de colesterol en función del que se ingiere para mantenerlo en los niveles que requiere.
  • La mayoría de estudios que demonizan las grasas saturadas están realizados con grasas hidrogenadas y sus datos no tienen validez real alguna a efectos de relacionar la grasa saturada con las enfermedades cardiovasculares.
  • Las poblaciones con mayor reducción en la ingesta de grasa saturada en los últimos años (como EEUU) han visto como crecen los casos de infartos y accidentes cardiovasculares. Las poblaciones en las que la ingesta de grasa saturada ha subido (como Francia, España o Suiza) han visto como decrecen dichos casos.
  • El ensayo clínico del primer fármaco que reducía el colesterol, el Clofibrate, tuvo que suspenderse a mitad de camino porque había producido la muerte al 47% de los sujetos que lo estaban usando para reducir sus niveles de colesterol.
  • Los únicos beneficiado de que usted baje artificialmente sus niveles de colesterol en sangre son los fabricantes de alimentos y las grandes farmacéuticas que le venden productos para que usted reduzca dichos niveles.

Usted puede hacer lo que quiera, pero yo a la tostada le voy a poner mantequilla y no margarina y desde luego no voy a consumir ningún alimento que reduzca mi colesterol porque ya se encargará mi cuerpo él solito de reducir su producción conforme envejezca y me aproxime a la muerte.