Por segunda vez me toca hablar de un producto de la gama Cuida-T de Campofrío. Ya hablé del Mini York en esta entrada de la serie denunciable pero por lo que parece, la gama incluye otros productos igual de malos o peores nutricionalmente hablando. En esta ocasión andaba buscando algunos snacks para la merienda de mis hijos en el colegio cuando me topé con este producto. Si tienes hijos, mejor no les pongas esto como merienda en el colegio porque nutricionalmente hablando deja mucho que desear.
La primera mentira que nos dice el fabricante es que se trata de un producto «alto en proteínas». Mirando la composición nutricional comprobamos que el producto contiene 13 gramos de proteína por cada 100 gramos de fiambre. La pechuga de pavo natural contiene unos 22 gramos de proteínas por cada 100 gramos de producto. ¿Cómo es posible entonces que un producto que contiene la mitad de proteínas de las que debería pueda considerarse «alto en proteínas»? Y lo peor del tema es que, lamentablemente, no todas las proteínas que contiene son de pavo…
En efecto, muy en la línea de otros productos de este mismo fabricante, la composición del producto es realmente decepcionante. Los que habéis leído mi libro Adelgazar sin Milagros recordaréis que os alertaba en el capítulo «¿Qué Comemos?» acerca de los embutidos que llevaban un 50% o menos de carne en su composición. Pues bien, aquí tenéis un buen ejemplo de eso mismo que os contaba. Los ingredientes de este producto son: Pechuga de pavo (50%), agua, sal, leche en polvo, proteína de soja, fécula de patata, azúcar, fibra vegetal, estabilizantes (E-451 y E407), antioxidante (E-316), aromas, especias, colorante (E-120) y conservador (E-250).
Este fabricante ha conseguido meter en un sólo producto varios de los ingredientes sobre los que alerto en mis libros. ¿Qué demonios pinta la fécula de patata, la soja o la fibra vegetal en un embutido de carne de ave? Nada bueno para la salud. Así, no es raro que los valores nutricionales de este fiambre sean tan absurdos: un 0,5% de grasas, 5% de carbohidratos, 13% de proteína y un alarmante 2,5% de sal. ¡100 gramos de este producto contienen el 40% de la ingesta de sal diaria recomendada para un adulto! Vale, a mí no me preocupa en exceso que tenga tanta sal -entre otras cosas porque no me lo voy a comer-, pero, ¿no debería el fabricante de un producto que se llama Cuida-T cuidar estos detalles?
El principal problema que encuentro en este producto, sin embargo, no es la gran cantidad de sal que aporta, sino el hecho de que una parte de la proteína no sea procedente del pavo. Al margen de que no me guste que me metan la soja por narices en todos los alimentos (ni el azúcar, el maíz y la patata), el caso es que si el 50% de este producto es pechuga de pavo y la pechuga de pavo, de media, aporta un 22% de proteína, los números no me salen. En 100 gramos de este producto hay teóricamente 50 gramos de pechuga de pavo y, por tanto, 11 gramos de proteína de pavo. Sin embargo, en este producto han incluido también leche en polvo, que debo suponer que tiene las proteínas de la leche, y proteína de soja, y tras añadir esos dos ingredientes proteicos, sólo alcanza un miserable 13% de proteínas. ¿Para qué le han añadido esas proteínas entonces? ¿No era más sencillo añadir un poquito más de pavo para pasar del 11% al 13%? Algo se nos escapa y me temo que, una parte importante, está en la calidad de la carne utilizada y sospecho que no aporta la cantidad de proteína que debería.
Por otro lado, según la etiqueta, la mitad de los 5 gramos de carbohidratos que este producto contiene son azúcar. O sea, que al 2,5% de sal que contiene le podemos ir añadiendo, según deduzco de la etiqueta, otro 2,5% de azúcar. De modo que el 5% en peso de este producto lo forman el azúcar y la sal. No está mal para ser un producto que presuntamente te cuida ¿verdad?
El fabricante juega con los miedos de las personas poniendo una etiqueta que dice bien clarito «Sin grasa», haciendo alusión a que la grasa es presuntamente perjudicial para la salud. Como ya he comentado en esta entrada, en esta otra y en esta otra, la grasa lejos de ser perjudicial es realmente necesaria y, si lo que te quieres es adelgazar, también he escrito y demostrado con mi propio ejemplo que se puede comer grasa y adelgazar perfectamente pues la grasa que ingerimos y la que almacenamos no están tan directamente relacionadas como la mayoría de las personas creen.
Como relato en el libro La gran mentira de la nutrición, tradicionalmente el embutido se componía de carne (proteína) y su grasa, con especias y algún ingrediente adicional de manera excepcional. Sin embargo, la industria alimentaria ha manipulado la opinión pública haciéndola creer que la grasa es perjudicial para la salud, lo que ha propiciado que ellos puedan modificar las recetas para reducir nutrientes caros de calidad y aumentar nutrientes baratos de baja calidad como la patata, la soja, el azúcar o el maíz. De este modo, la jugada es perfecta para ellos. Por un lado, bajan sus costes de producción y por el otro aumentan sus precios de venta bajo el paraguas de producto saludable. Campofrío, en mi opinión, es una de las marcas que más juega con esta dualidad confundiendo al consumidor. Prueba de ello es que la gama a la que pertenece este producto se llama Cuida-T y, como dije en el post sobre el Mini York, cuídate de no consumir estos productos si realmente te importa tu salud.