Menuda la que se ha liado con la famosa profesora de Harvard que ha dicho que el Aceite de Coco es veneno. La práctica totalidad de medios de comunicación se ha hecho eco de un vídeo que lleva más de 1 millón de reproducciones en YouTube en el que una señora, supuestamente profesora de Harvard, supuestamente dice que el Aceite de Coco es veneno y, por lo tanto, no deberíamos consumirlo. Digo supuestamente porque el video está en Alemán, y -al menos para mí- esto representa un problema mayúsculo a la hora de comprenderlo. De todos modos, he invertido un poco de tiempo en tirar del hilo, a ver qué salía y aquí traigo mis conclusiones.
Cada vez que veo que los medios de comunicación publican que alguien de «Harvard» dice algo me echo a temblar. Harvard es mundialmente reconocida como una de las mejores universidades del mundo y, por lo tanto, decir que un profesor de Harvard ha dicho algo sienta bastante cátedra. Sin embargo, Karin Michels, que es la protagonista del famoso vídeo, no trabaja en Harvard, sino en UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), dónde es profesora a tiempo completo, pero fuera de EEUU, decir que uno enseña en UCLA no es, ni por asomo, tan impactante como decir que enseña en Harvard. Para colmo de males, la conferencia en alemán a la que todos hacen referencia no es ni en Harvard ni en UCLA, sino en la Universidad de Friburgo, dónde la propia Michels estudió medicina. La profesora Karin Michels tiene una sorprendente cantidad de titulaciones, pero ninguna de ellas de nutrición, vaya esto por delante. Tiene masters en estadística médica y en epidemiología, doctorado en bioestadística, y muchos otros títulos, pero no tengo claro cual de ellos le le capacita para decir que el Aceite de Coco es un veneno.
La conferencia en alemán publicada en YouTube está dedicada a los mitos de los superalimentos y trata bastantes supuestos, no solo el del aceite de coco. Por poner un ejemplo, derriba el mito de que las Espinacas tienen mucho hierro. También pone a la misma altura la mantequilla y el aceite de coco. ¿Porqué no hemos visto a todos los medios de comunicación decir que la mantequilla es veneno o que las espinacas no contienen hierro? En efecto, porque eso no vende. Además, en el vídeo muestra una diapositiva en la que ordena los aceites de mejor a peor basada en una autentica estupidez que a continuación explicaré, y considera mejores que el aceite de oliva algunos como el de girasol, el de cardo, o el de soja por el simple hecho de contener más ácidos grasos polinsaturados, algo realmente ridículo. ¿Porqué no hemos visto titulares diciendo que el aceite de cardo es mejor que el de Oliva? Pues obviamente, porque esto atufa a guerra de intereses comerciales lanzada, como en otras ocasiones, en los medios de difusión masiva.
La Dra. Karin Michels ha emitido un comunicado, accesible aquí, para explicar lo que quería decir con el aceite de coco. Aunque el comunicado también está en Alemán, al menos se puede traducir con relativa facilidad. Lo que viene a decir es que el aceite de coco se compone, en un 92%, de grasa saturada, algo que obviamente ya sabíamos, y que de dicha grasa, aproximadamente la mitad, son ácidos grasos de cadena media, algo que también sabíamos. Sin embargo, su teoría, en pleno 2018, y después de que todo la comunidad científica la haya asumido como incorrecta, es que la grasa saturada aumenta los niveles de colesterol LDL causando un ataque al corazón. Si, ha leído usted bien, esta señora vuelve a las teorías de 1960 para decirnos que no comamos aceite de coco (ni mantequilla, ni grasa animal…) porque nos va a dar un ataque al corazón y, para ello, culpa -como no, al colesterol. Otro soplo de aire fresco para Danone, Pfizer y el resto de gigantes que amasan millonarios ingresos gracias a tu miedo al colesterol.
Como publiqué hace tiempo en este otro artículo, las recomendaciones nutricionales del gobierno de EEUU eliminaron la cantidad de colesterol que se debería ingerir al día en 2015 porque está más que demostrado que no hay una correlación entre el colesterol dietético (ingerido) y el colesterol en sangre. Además, como también he explicado en innumerables ocasiones, tener el colesterol alto, por sí solo, no es un factor de riesgo de absolutamente nada, y no lo digo yo, lo dicen las empresas farmacéuticas que fabrican pastillas contra el colesterol, aunque, eso sí, lo dicen en la letra pequeña de los prospectos. Es la oxidación que puede producirse del colesterol por motivos como azúcar alta en sangre, estrés o tabaquismo, lo que puede tener resultados fatales para la salud, e incluso en ese caso, dejar de ingerir colesterol no proporciona beneficio alguno para la salud.
En cuanto al aceite de coco, cabe recordar que los ácidos grasos de cadena media, que son la grasa saturada que lo componen aproximadamente al 60%-65%, se metaboliza directamente en energía en el hígado, por lo que el simple hecho de que no acabe formando glucosa en tu sangre como otros alimentos, ya es un beneficio en la dieta. En concreto, y aunque esto ya lo expliqué en este otro artículo, el ácido laúrico, principal ácido graso que compone el aceite de coco, precursor de la monolaurina, un antibiótico natural que fabrica nuestro organismo, también está presente en la leche materna humana, que lógicamente también es rica en grasa saturadas, pues las madres también son animales y no semillas ni cereales. El miedo a la grasa saturada es un invento que ya desmonté en mi libro La gran mentira de la nutrición, y que resumo en este artículo sobre El engaño del siglo XX de 2013.
Para resumir, quiero dejar claro que el vídeo y posterior declaración de Karin Michels no aporta absolutamente nada nuevo sobre lo que ya sabíamos del aceite de coco y las grasas saturadas en general. Para colmo, vuelve a abrazar conceptos nutricionalmente anticuados acerca de la ingesta de grasa, conceptos que, por cierto, cuando fueron puestos masivamente en práctica elevaron tremendamente los casos de enfermedad cardiovascular en Estados Unidos, produciendo el efecto contrario al que se preveía. En este caso concreto, los medios de comunicación, probablemente manejados al antojo de la industria alimenticia, han echo mucho fuego con pólvora mojada y caducada, y se han olvidado de hablar de otros temas que también se mencionan en el vídeo, como el supuesto mito de que las espinacas contienen hierro. En mi opinión, mientras yo escribo esto y usted lo lee, la industria del aceite de oliva -que es un magnífico aceite también- se frota las manos viendo como la tendencia al alza del consumo de aceite de coco se frena de seco, una vez más, por el miedo que la industria induce en el consumidor. Si de verdad le preocupa morir de un infarto, deje de preocuparse por el aceite de coco y comience a preocuparse por el azúcar y, si lo necesita, pierda peso para reducir el nivel de grasa visceral que pueda tener acumulado y reducir sus niveles de glucosa en sangre, algo que sabemos de sobra desde hace décadas que produce un efecto terrible en su salud a medio y largo plazo. Si necesita ayuda para adelgazar, eche un vistazo más detallado a este blog y a sus contenidos.
Un último apunte, porque si me muerdo la lengua reviento. Harvard es una estupenda Universidad, sobre todo si quieres estudiar derecho. Sin embargo, no es la primera vez que alguien de Harvard mete la pata hasta el fondo al hablar de nutrición. Pero tampoco es la primera vez que aciertan, como ya dije en este artículo de 2013. Con esto quiero decir que en Harvard enseñan muchos profesores y trabajan muchos investigadores. Unos piensan de una forma y otros de forma contraria. Lo que diga una persona no tiene más valor por el hecho de que enseñe o trabaja en Harvard. Sin ir más lejos, el siglo pasado, la Universidad de Harvard apoyó la teoría de que las grasas eran el causante de la enfermedad cardiovascular, pero sólo lo hizo porque de otro modo hubiese perdido los fondos para la investigación en ese campo. Los grandes organismos, y Harvard también lo es, tienen sus prioridades y su agenda, y en ella, créame, ni su salud ni la de su familia están en la parte alta de la tabla.