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Relación entre el consumo de proteína y grasa animal y la enfermedad cardiovascular

Enfermedad CardiovascularDurante décadas hemos escuchado que el consumo de carne roja y grasa saturada -entre otras cosas- produce enfermedades de tipo cardiovascular e incluso cáncer. En un mundo saturado con mensajes acerca de la importancia de comer frutas y verduras evitando las grasas y las carnes, ¿qué es lo que dice la ciencia realmente sobre el consumo de proteína animal y grasa saturada? ¿Cómo se ha establecido esa relación entre el consumo de proteína y grasa animal y las enfermedades que más nos preocupan? ¿Es cierto que existe esa relación?

Los gobiernos, apoyados por expertos, desaconsejan el consumo de grasa saturada y nos repiten una y otra vez que tomemos grasas insaturadas, y además en pequeñas cantidades, pero llevo años diciendo que la realidad de lo que nuestro organismo necesita es bien distinto a lo que los gobiernos proponen, quizás movidos por otros intereses. Hay estudios que apuntan hacia un lado y estudios que apuntan hacia otro, pero en la mayoría de los casos todos los estudios tienen una misma limitación: el tiempo. Aunque es posible hacer un seguimiento exacto de lo que un grupo de sujetos come durante un período limitado de tiempo, resulta imposible hacer un seguimiento de estos sujetos durante décadas, al menos de manera pormenorizada. Esto es un problema que identificaron hace poco unos investigadores de la Universidad de Brno en la República Checa, de modo que decidieron realizar un estudio de otro modo, que es del que quiero hablar hoy.

En lugar de tratar de hacer un seguimiento de un grupo cerrado de sujetos, diseñaron un estudio en el que se tuvieran en cuenta todos los sujetos de una población y se analizase el consumo general de alimentos según los datos de FAOSTAT, en concreto de 62 alimentos en Europa, dividiendo la población en 42 países. En otras palabras, usaron los datos oficiales de consumo de distintos alimentos en cada uno de los 42 países para después cruzar los datos con la incidencia de la enfermedad cardiovascular en cada uno de esos países, teniendo en cuenta factores exógenos como los gastos en salud, el tabaquismo o el índice de masa corporal. Lo que los investigadores descubrieron seguro que sorprende a muchos lectores.

Logo Food and Nutrition ResearchEn el estudio, publicado en Food and Nutrition Research en Septiembre de 2016, la principal conclusión es que no existe una asociación entre el consumo de grasa saturada y la enfermedad cardiovascular, algo que por otro lado ya escribí en mi libro Adelgazar sin Milagros y en mi libro La gran mentira de la nutrición, así que esto es algo que a mis lectores habituales no les debería sorprender. Sin embargo, su segunda conclusión, que comparten con otros estudios recientes según explican, es que el riesgo de enfermedad cardiovascular está asociado a las dietas de alto índice glucémico basadas en los carbohidratos. Yo me he cansado de repetir que el consumo actual de carbohidratos propuesto en la pirámide nutricional nos lleva a la diabetes y las enfermedades degenerativas, e incluso he escrito que el azúcar es responsable en gran medida de la enfermedad cardiovascular, pero ahora leo que no se trata sólo del azúcar, sino que el exceso de carbohidratos en general es responsable de las altas tasas de enfermedad cardiovascular.

El estudio ha analizado datos de alimentos desde 1993 y algunas conclusiones adicionales son interesantes. Por ejemplo, aunque el consumo elevado de grasa animal (saturada) de manera conjunta con el de proteína animal eleva el colesterol total en los hombres, no existe correlación entre ese colesterol elevado y la incidencia de enfermedad cardiovascular. Esto ya lo escribí en este artículo del blog hace tiempo, pero es interesante que el análisis de datos de tres décadas venga a concluir lo mismo.

En el extremo de alto riesgo cardiovascular la asociación que han encontrado es la siguiente: A mayor proporción de energía obtenida de los carbohidratos y los alcoholes, mayor el riesgo cardiovascular existente. Pero si alguien piensa que el problema es el alcohol, el estudio también concluye que el riesgo es el mismo si sustituimos la energía de los alcoholes por la energía proveniente de la patata. O sea, lo que importa -aparentemente- es obtener mucha energía de los carbohidratos, y una buena parte de asimilación rápida (alcohol o patata).

Carne Roja: Fuente de proteina y grasa animalCuando examinaron las verduras y su rol preventivo de la enfermedad cardiovascular, lo que encontraron fue también interesante. La asociación entre el consumo de verduras y un menor riesgo cardiovascular solo se da bajo dos circunstancias: 1) Cuando el consumo de las verduras es elevado (más de 300g/día) y 2) Ese elevado consumo sustituye el consumo de cereales y patata. O sea, concluyen que probablemente lo que reduce el riesgo cardiovascular no es el consumo en sí de las verduras, sino que los consumidores de grandes dosis de verduras diarias consumen menos cereales y menos patatas, y por tanto el índice glucémico de sus alimentos es mucho menor, lo que reduce su riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

De acuerdo con sus conclusiones, además del consumo de proteína y grasa animal, los factores de prevención mas altos contra la enfermedad cardiovascular pueden ser ciertas frutas cítricas, el vino, los lácteos con mucha grasa (principalmente los quesos), la grasa vegetal (aceitunas y frutos secos), y potencialmente algunas verduras siempre y cuando su consumo sustituya el de otros alimentos con alto índice glucémico.

En segundo lugar, también apuntan al consumo de pescado y marisco como agentes preventivos de la enfermedad cardiovascular e incluso abren la puerta a una posible correlación entre el consumo de otros alimentos como el café o el aceite de soja como probables preventivos de la enfermedad cardiovascular, aunque requiriendo mayor seguimiento para establecer conclusiones más precisas.

El último apunte que hacen es especialmente importante, al hablar de los cereales refinados y los cereales integrales. La analogía que hacen es, en mi opinión, rompedora: Es como los cigarrillos con filtro o sin filtro. Lógicamente, los que tienen filtro son menos dañinos que los que no lo tienen, pero lo verdaderamente preventivo no es usar cigarrillos con filtro, sino dejar de fumar, y ahí es donde me llama poderosamente la atención que por primera vez -aunque sospecho que no será la última- un estudio apunta directamente al consumo de carbohidratos en general, tanto los malos como los malísimos, como responsable de una de las mayores epidemias que sufrimos. La verdad va saliendo a la luz.

La conclusión que saco de este estudio, a priori, es que el consumo moderado, teniendo en cuenta las cantidades que ingerimos y no de manera alocada, de proteínas y grasas de origen animal lejos de ser peligroso, resulta beneficioso para la salud cardiovascular. Insisto en el tema de las cantidades porque no creo que comer pollo o vaca a voluntad sea una estrategia adecuada para prevenir nada. Si pretendes adelgazar de manera sana, rápida y permanente, las cantidades que ingieras son importantes. No hay beneficio alguno, ni siquiera para atletas, al superar los 2,5 g de proteína al día por kilo de masa corporal y si quieres adelgazar, la cantidad debe ser significativamente menor. 🙂

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Morir de [miedo al] Colesterol

Morir de ColesterolEsta semana he tenido una gran cantidad de entrevistas con nutricionistas y con técnicos en dietética. Me sorprende, sobre todo hablando con los técnicos, el desconocimiento general acerca del colesterol. Cuando le pregunté a una técnico ayer qué era el colesterol me contestó que se trataba de una grasa que se depositaba en las arterias y que provocaba accidentes coronarios. ¡Enhorabuena Danone!, habéis logrado que incluso las personas que estudian nutrición se crean vuestros anuncios. Cuando le pregunté a esta misma persona qué le recomendaría a un paciente que tuviese el colesterol total en 180 o 200 me respondió que le eliminaría el colesterol de la dieta, pero cuando le pregunté porqué haría tal cosa, no supo responderme otra cosa que «porque lo tiene alto». Cuando le dije que tener el colesterol «alto» no es factor de riesgo de nada -salvo que se asocie a otras patologías- me miró con cara incrédula, así que la envié al supermercado a comprar un bote de Danacol y leerse la letra pequeña.

Un panel de expertos compuesto por médicos, nutricionistas, catedráticos y otros profesionales elabora cada año un informe con las recomendaciones dietarias para el gobierno de los Estados Unidos. En su edición de Febrero de este mismo año, y por primera vez, este informe elimina por completo las restricciones sobre la cantidad de colesterol que se debe ingerir a diario, eliminando cualquier tipo de límite. Les ha costado, pero por fin han comprendido que somos omnívoros y que, independientemente de la cantidad de colesterol que tomemos, nuestro organismo generará el que necesite.

El ser humano, como el resto de animales, genera colesterol endógeno. En concreto, todas y cada una de las células de nuestro cuerpo tiene colesterol, y sin ese colesterol la vida es inviable, pues se trata -entre otras muchas cosas de vital importancia- de un componente estructural de la membrana celular. De modo que si vigilas el consumo de colesterol para evitar tenerlo alto, lamento informarte que el colesterol que ingieres tiene poco o nada que ver con tus niveles de colesterol, pero mucho más lamento que pienses que tenerlo alto te sitúa en una zona de riesgo de algún tipo, pues no hay evidencia científica alguna -como recuerda el propio panel de expertos- que asocie el colesterol alto con la enfermedad cardiovascular y por tanto dicha sustancia no debe considerarse un nutriente cuyo consumo debamos limitar.

Medio año antes de que se publicase este informe yo ya había publicado el libro La gran mentira de la nutrición, en el que denunciaba toda la campaña de mentira y engaño que han utilizado empresas como Danone para inducir un miedo atroz a la población acerca del colesterol y lograr de este modo vender una serie de productos que, lejos de producir beneficios para la salud, probablemente puedan resultar contraproductivos en según qué circunstancias. No voy a enrollarme mucho con esto, pero te anticipo que si tomas alguna estatina para reducir el colesterol y además algún producto tipo Danacol para «ayudar» a reducir aún más el colesterol, es una muy, pero que muy mala idea, y te invito a que le preguntes a tu facultativo si además del colesterol alto tenías alguna otra patología que recomendase el consumo de estatinas. Si la respuesta es «no», pídele que te explique porqué te manda tomar estatinas y quizás no te guste la respuesta que recibas, pues probablemente esté en contradicción con los expertos que han analizado la evidencia científica en el informe antes mencionado. Lo más probable es que no tengas motivo real para tomar estatinas más allá de la necesidad que han creado las industrias farmacéuticas y alimenticias de vender millones y millones de productos que en el mejor de los casos no sirven de mucho a quienes los toman.

Lo cierto es que para empresas como Danone, el hecho de que pienses que vas a sufrir un infarto si tienes el colesterol alto es un negocio tremendamente rentable, de miles de millones de euros. Tanto es así que la práctica totalidad de cadenas de distribución -los Carrefour, Supercor, Mercadona y demás jugadores del mercado- han lanzado sus propios productos para ayudar a reducir el colesterol, y esto es probablemente la aberración más grande del actual mercado alimenticio. Si el colesterol alto fuese un factor de riesgo real para sufrir enfermedad coronaria, ¿sería el supermercado el sitio idóneo para encontrar un medicamento que curase tal riesgo, y que además no necesitase prescripción facultativa? Quiero decir, si tienes una infección leve -de la que seguro no vas a morirte- y quieres tomar un antibiótico, necesitas una receta médica, pero si tienes -según Danone- una sustancia que bloquea tus arterias y puede provocar que fallezcas de un infarto, no necesitas una receta para tomarte algo que te cure dado que lo puedes comprar en el lineal de lácteos del supermercado de tu barrio. ¿tiene sentido? No, claro que no.

Si este engaño milmillonario fuese solo eso, un engaño, no sería más que otro truco publicitario para inducir al consumo masivo de un producto que no vale para nada. Pero es que resulta que consumir estos productos diseñados teóricamente para reducir el colesterol, lejos de beneficiarnos en algo, puede ser realmente peligroso. Si no me crees, vete al supermercado y lee la letra pequeña, pero llévate las gafas, porque es realmente densa y pequeña. En el libro explico los riesgos reales de utilizar estos productos de manera casual, como si se tratase de un yogur más, y no son pocos. No quiero ser alarmista, sino realista. No se trata de que yo te alerte de los riesgos de su consumo, sino de pedirte que leas las advertencias del propio fabricante en el envase de un producto que probablemente consumes y que como probablemente comprobarás ahora te alerta acerca de la cantidad máxima de que debes tomar, del consumo de otras sustancias, de los niveles de carotenoides y del «verdadero» riesgo que corres de morir de un infarto por tener el colesterol alto, que viene a ser el mismo que si no lo tienes alto («puede tener o no un efecto beneficioso»). Si tienes un paquete en la nevera supongo que estás a punto de levantarte a leer la etiqueta, y si no lo tienes, aquí te ahorro el trabajo con esta foto. Lee y recapacita sobre la importancia de leer las etiquetas de los alimentos que compras.

Etiqueta de advertencia del Danacol

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Comer grasa para adelgazar

La grasa es muy importante para adelgazar

La grasa es muy importante para adelgazar

El tema de la grasa en la dieta diseñada para adelgazar es recurrente. Lamentablemente, esa recurrencia se debe a que la mayoría de las personas sigue pensando que la grasa engorda y que es imposible adelgazar si se ingieren grasas. En las últimas semanas, yo he incrementado -todavía más- el aporte de grasas a mi dieta y he eliminado la fibra, que hasta ahora la introducía en forma de salvado de trigo. Lejos de engordar, ha ocurrido lo que yo esperaba, y es que he adelgazado más de un kilo sin variar mi rutina de ejercicios habitual.

Me he cansado de repetir hasta la saciedad que las grasas no son el gran enemigo que muchos nos hacen querer ver y que en realidad son un aliado magnífico si queremos adelgazar. Para adelgazar es necesario quemar grasa. Si se pierde peso sin quemar grasa no se adelgaza. Son pérdidas de peso efímeras que luego se recuperan en el manido efecto rebote. Si se adelgaza de manera adecuada, eliminando la grasa que sobra, no hay motivos para esperar un efecto rebote y, en todo caso, cualquier ganancia posterior de peso será lenta, pues no se puede acumular mucha grasa en poco tiempo.

Estoy preparando un artículo más ambicioso que este en el que hablaré de distintas grasas en la dieta y cómo podemos utilizarlas dentro de nuestra rutina para ayudarnos a adelgazar o incluso mantenernos en nuestro peso. Hoy quería empezar una labor de concienciación para que todo el mundo deje de tener miedo a las grasas. Cuando pensamos en grasa automáticamente nos imaginamos dos cosas: por un lado nos imaginamos que engordamos y por otro que se elevará nuestro colesterol y tendremos problemas cardiovasculares. Pues bien, como explico en el libro, ni una cosa ni la otra son ciertas, al menos de una manera tan directa y simple como nos quieren hacer creer.

En este artículo hablé bastante sobre el papel que juegan las grasas en nuestro organismo, así que no voy a repetirme aquí. Sin embargo, si quiero recordar a todos los lectores que la grasa en una parte importantísima de nuestro cuerpo. El cerebro de la mayoría de nosotros está compuesto por grasas de diversa índole, y de esas grasas, el colesterol es un 25% en peso. Nuestro cuerpo no podría funcionar si grasa, y nuestro cerebro tampoco. Él único tipo de grasa que debemos evitar es la grasa hidrogenada, o grasa trans, que son grasas creadas por el ser humano modificando las propiedades de la grasa natural.

Independientemente de que busque activamente perder peso o esté deseando convertir unos kilos de grasa en músculo, la grasa que ingiera jugará un papel importantísimo en ese proceso, y por ello deben entender y perder el miedo al consumo de grasa, tanto animal como vegetal. La grasa está presente en un gran número de alimentos, desde los frutos secos al salmón, pasando por las carnes o incluso ciertas semillas, como las de lino dorado, con las que en esta receta explico como hacer un pan sin carbohidratos. También es fácil ingerir grasas usando los aceites de cocina, de los que hablaré con detalle en mi próximo artículo.

Además del papel físico y químico que juega la grasa en el organismo, esta también está implicada en procesos neuronales y en el control de la saciedad. Por eso decía al principio que se trata de un excelente aliado si queremos adelgazar, pues su consumo nos ayudará a controlar el sobrepeso a base de contribuir a la sensación de saciedad. Aunque esté cansado de escuchar lo mismo y se lo sepa de memoria, permítame que le diga que es erróneo: la grasa que usted ingiere no tiene nada que ver con la grasa que usted acumula. De modo que destierre de su cabeza la idea de que para adelgazar es necesario dejar de ingerir grasas, porque es una idea anticuada, trasnochada y tremendamente simplista de la nutrición. Si fuese tan fácil como eso, nadie estaría gordo.

Deme unos días para prepararlo y en breve publicaré un artículo sobre los distintos tipos de grasa que debemos comer a diario y el efecto que estas grasas tienen en el organismo.

Y dale con la grasa y el Colesterol…

Nutricionista

Nutricionista

Ayer por la mañana hablaba con una nutricionista y no daba crédito a lo que me contaba. Tanto es así que el programa de radio Sano y Nutritivo del próximo lunes 11 se lo voy a dedicar a este tema. Esta chica -título de nutrición en mano- me relataba que en los últimos meses estaba trabajando para una conocida marca de margarina promocionando su producto porque bajaba el colesterol un 10% de media. Como es lógico, le pregunté porqué querría el consumidor medio bajar un 10% su nivel de colesterol en sangre y -muy indignada ella- me dijo que para reducir el riesgo de infarto. ¿Perdón? «¿Es que acaso no sabe que el colesterol produce infartos?»

Es lamentable que el mensaje equivocado llegue a la población, pero lo es mucho más que los profesionales del sector repitan las mismas mentiras que los fabricantes de alimentos nos han contado desde hace años. Si hay algún responsable del crecimiento de los infartos en nuestra sociedad, ese es sin duda el fabricante de alimentos, y con especial mención a los fabricantes de margarina. Para que quede claro, durante muchos años y hasta hace bastante poco, la margarina era una grasa vegetal hidrogenada, una grasa trans, altamente perjudicial para nuestro sistema cardiovascular. Conforme la gente trató de adelgazar huyendo de las grasas saturadas como la mantequilla y abrazando las grasas hidrogenadas como la margarina, los casos de accidentes cardiovasculares se multiplicaron exponencialmente.

A esta chica -insisto, título de nutrición en mano- le pregunté si sabía lo que era el colesterol y me contestó, ni corta ni perezosa, que las partículas que se depositan en nuestros vasos sanguíneos y producen infartos. Creo que mi hijo de 13 años sabe más acerca del colesterol que esta titulada. El colesterol es una grasa que forma parte de nuestra estructura. Se encuentra en la membrana celular de nuestras células, es clave en todo tipo de procesos y es vital, en el sentido estricto de la palabra: sin colesterol nos morimos. Adelgazar no tiene nada que ver con reducir niveles de colesterol en sangre y aprovecho para decir que el colesterol en sangre representa un porcentaje ridículamente pequeño y no significativo del colesterol total que tenemos en nuestro cuerpo.

Como relato con detalle en el libro, para perder peso adelgazando, o sea, perdiendo grasa acumulada, es fundamental ingerir grasa y mantener nuestro organismo bien nutrido. Las grasas que debemos evitar son las grasas hidrogenadas (grasas trans) y no las saturadas ni las insaturadas. Estas dos últimas son necesarias para el correcto funcionamiento del organismo. No se deje engañar por los mitos, si usted come grasa saturada, esta no se depositará en sus arterias ni le provocará ningún problema de salud y desde luego no evitará que adelgaze. Al contrario y como anécdota, le diré que los coágulos que se forman en los vasos están formados mayoritariamente por grasa insaturada, sin que esto quiera decir que si ingiere grasa insaturada esta se instalará en su sistema cardiovascular. No hay tal relación causa-efecto como ingerir grasa y formar coágulos en los vasos. Mucho menos entre ingerir grasa y acumular grasa.

Cuando diseñe su plan nutricional para adelgazar de manera sana, la grasa será una parte indispensable de su rutina alimenticia y por lo tanto no debe intentar perder peso eliminando la grasa de su dieta. Al igual que con las proteínas y los hidratos de carbono, lo que debe hacer es vigilar las cantidades que ingiere para controlar lo que ocurre en su cuerpo, pero le anticipo que reducir artificialmente sus niveles de colesterol y/o suprimir las grasas de su dieta es una muy mala idea para su salud. ¿No me cree? Aquí le dejo unos cuantos datos para que usted decida:

  • El 75% de las personas que sufren un infarto tienen el colesterol bajo
  • El 72% de los norteamericanos que sufren su primer infarto tienen niveles bajos de colesterol (por debajo de 100)
  • El riesgo de infarto es 10 veces superior con niveles muy bajos de colesterol
  • Las poblaciones que más grasa saturada comen son las que menos enfermedades cardiovasculares sufren
  • Los análisis de sangre que miden su colesterol no son exactos. De hecho, el colesterol LDL ni siquiera se mide durante el análisis, sino que se estima a partir de una fórmula que aunque por lo general es aproximada, en sujetos con dietas especiales no se aproxima a la realidad. De hecho, lo que miden sus análisis son las lipoproteínas (HDL y LDL) en las que se transporta el colesterol hacia y desde los órganos y no las moléculas de colesterol en sí.
  • No hay correlación exacta entre el colesterol ingerido y el colesterol en sangre, salvo que sea usted un conejo. En los omnívoros y carnívoros, el organismo ajusta la producción de colesterol en función del que se ingiere para mantenerlo en los niveles que requiere.
  • La mayoría de estudios que demonizan las grasas saturadas están realizados con grasas hidrogenadas y sus datos no tienen validez real alguna a efectos de relacionar la grasa saturada con las enfermedades cardiovasculares.
  • Las poblaciones con mayor reducción en la ingesta de grasa saturada en los últimos años (como EEUU) han visto como crecen los casos de infartos y accidentes cardiovasculares. Las poblaciones en las que la ingesta de grasa saturada ha subido (como Francia, España o Suiza) han visto como decrecen dichos casos.
  • El ensayo clínico del primer fármaco que reducía el colesterol, el Clofibrate, tuvo que suspenderse a mitad de camino porque había producido la muerte al 47% de los sujetos que lo estaban usando para reducir sus niveles de colesterol.
  • Los únicos beneficiado de que usted baje artificialmente sus niveles de colesterol en sangre son los fabricantes de alimentos y las grandes farmacéuticas que le venden productos para que usted reduzca dichos niveles.

Usted puede hacer lo que quiera, pero yo a la tostada le voy a poner mantequilla y no margarina y desde luego no voy a consumir ningún alimento que reduzca mi colesterol porque ya se encargará mi cuerpo él solito de reducir su producción conforme envejezca y me aproxime a la muerte.