Esta semana me ha motivado especialmente el post de mi amigo Joaquín Cabrera en Facebook, que en tan sólo 48 días ha perdido ya 14 Kg, pasando de 104 Kg a 89 Kg y llevo tiempo dándole vueltas a la cantidad de personas que me cuentan sus casos de éxito, de todas las edades, porque adelgazar puede ser más complicado o menos en función de la edad, pero desde luego nunca es imposible por ese motivo.
En el caso de Joaquín, que ha cumplido 60 este año, el progreso está siendo espectacular tanto en la pérdida de grasa, que se aprecia de manera notable en las fotos, como en su estado de forma en general. Hace unas semanas, cuando coincidimos en el Circuito de Portimao entrenando con las motos, le vi rodando mucho más suelto, fruto sin duda de una mejorada agilidad y mejor estado mental. Como he comentado en varias ocasiones, al adelgazar siguiendo una dieta cetogénica el cerebro se beneficia de trabajar a menor temperatura, lo que se traduce en un estado mental de mayor lucidez. ¡Todo el que lo prueba coincide sin duda! Y lógicamente en el caso de Joaquín no iba a ser distinto.
No debemos pensar que cumplir 60 o 70 años supone un impedimento para mejorar nuestro estado físico. Naturalmente, no podemos aspirar a tener un cuerpo de 30 años cuando hayamos cumplido 60 o 70, pero si podemos aspirar, como muchas personas que conozco, a estar lo mejor que se puede estar con esa edad, que por cierto es sorprendentemente bien, pletórico de salud, energía y ganas de hacer cosas nuevas a diario.
En el polo opuesto tenemos a las personas más jóvenes, recién cumplidos los 20 o incluso antes. Además de tener una facilidad tremenda para perder grasa, los más jóvenes juegan con la ventaja de que pueden comenzar a modelar la salud que disfrutarán dentro de 20 o 30 años, porque el cuerpo tiene memoria, y aunque perdona los excesos en primera instancia, acumula heridas de guerra que salen a la luz con el tiempo. Esto, sin ir más lejos, fue lo que me ocurrió a mí, que al cumplir 38 años ya tomaba medicamentos para cada casi cualquier patología que pueda esperar tener una persona mucho más mayor: ansiedad, taquicardias, dolores musculares, reflujo gastroesofágico, gases, mareos… El caso es que todo esto que me ocurría con 38 años no me ocurría por la dieta y el estilo de vida que había llevado durante unos meses, sino por los casi 40 años de dieta equivocada (por muy sana y saludable que yo pretendiera hacerla) y estilo de vida erróneo.
Pero lo importante es que el cuerpo humano suele ser permisivo y reacciona con facilidad. En sólo 4 meses perdí 35 kilos y abandoné toda la medicación que tomaba, entre otras cosas porque desde el primer día que comencé a alimentarme así comenzaron a desaparecer todos los síntomas que sufría. Ahora que han pasado 5 años y lo veo con perspectiva, no puedo entender cómo podía pensar que estaba sano. Ahí os dejo una foto de hace 5 o 6 años y una de esta semana pasada al acabar de entrenar en el gimnasio. No es sólo un tema estético -que también- sino de pura salud, física y mental.
Por lo tanto, si estás en la veintena y te sobra una cantidad significativa de peso, mi consejo por propia experiencia es que no esperes a verte como yo me vi, pasando más tiempo en hospitales y visitando especialistas que en mi casa con mi familia. Aunque ahora te sientes bien, te garantizo que es cuestión de tiempo que empieces con dolores, ansiedad y dolencias de todo tipo. En la sección de testimonios del blog podrás leer como muchas personas de corta edad han logrado perder peso muy rápido y como al adelgazar han cambiado radicalmente sus vidas. Yo también era un gordito feliz que pensaba que estar muy gordo era compatible con estar sano, pero estaba absolutamente equivocado.
Ahora bien, si hay una franja de edad peliaguda en el tema del sobrepeso esa es sin duda la que va desde los 40 a los 60 años. No nos engañemos, a los 40 el cuerpo empieza a resentirse de manera severa de las décadas pasadas. La producción de colágeno (y otras sustancias) baja considerablemente. Nos empezamos a arrugar, vemos peor, dormimos peor, se nos cae el pelo (a algunos se nos había caído incluso antes 🙄 ) o se nos tiñe de gris, las articulaciones empiezan a dar la lata y, seamos sinceros, cada copa que bebemos por encima de la primera la pagamos al día siguiente de manera geométricamente exponencial. Si existe una franja de edad en la que debemos prestar especial atención a nuestro cuerpo, para mí es sin duda esta.
El organismo es mucho más vulnerable a partir de los 40 años porque empezamos lentamente el camino de vuelta, lo que los Norteamericanos llaman «over the hill», que significa comenzar a bajar después de haber coronado la cima. El sobrepeso hace mella en las articulaciones, que se resienten con mayor facilidad. La inflamación asociada al sobrepeso ataca el sistema cardiovascular, el sistema nervioso y el sistema digestivo, y aparecen patologías que se manifiestan de diverso modo. Adelgazar a partir de los 40 años es relativamente rápido para los hombres y ligeramente más lento para las mujeres. Pero el hecho de que sea más lento no implica que sea más complicado. Hablamos de algún que otro kilo menos al mes, pero cuando ves que hay personas que pueden perder 10 o más kilos al mes, ¿no firmarías perder tú 8?
Si decides adelgazar y ya has pasado los 40, las buenas noticias son que las recompensas son inmediatas y mucho más obvias que cuando eras más joven. En mi caso, desaparecieron todas las patologías que tenía y desde entonces no he vuelto a experimentarlas. Aunque te parezca mentira, llevo desde abril de 2011, más de 5 años, sin ponerme enfermo de nada, ni un mal catarro. Y esto, en alguien que tomaba seis o siete medicinas a diario, no puede ser casualidad.
Termino con lo obvio que me falta: los niños. No soy partidario de imponer dietas estrictas en los niños, pero desde luego sí que vigilo con sumo cuidado lo que comen mis hijos cuando están conmigo. Mi experiencia hasta ahora es que simplemente teniendo ese cuidado mis hijos se encuentran en su peso, en crecimiento óptimo y absolutamente sanos. No acumulan grasa corporal en exceso y en general se desarrollan muy bien. He visto a padres obsesionados con el peso de los hijos, poniéndoles tal o cual dieta, pero el simple hecho de eliminar el azúcar añadido de la dieta, los cereales, las harinas y demás alimentos altamente procesados suele ser suficiente para que la grasa vaya desapareciendo y al adelgazar los niños se estilicen. Sobre estas líneas, mi yo con mi hijo mayor, antes y después, los dos. Creo que la diferencia salta a la vista.