Nos acercamos peligrosamente a la temporada de fiestas. De unos años hacia acá parece que además de nuestras fiestas típicas importamos las fiestas de otros lugares y hacemos bueno el tópico de que en España celebramos todo. Tenemos el Halloween a la vuelta de la esquina, y aunque queramos evitarlo las tiendas y grandes superficies ya han hecho acopio de todo tipo de adornos y elementos propios de la fiesta Norteamericana. De momento no celebramos el día de acción de gracias en Noviembre, pero supongo que todo se andará. Luego viene el puente de la Inmaculada Concepción e inmediatamente después las fiestas navideñas, que en muchos lugares se extienden desde principios de Diciembre a principios de Enero.
En muchas ocasiones, poder comer con normalidad, sin salirnos de nuestro plan nutricional, puede ser un verdadero quebradero de cabeza. El año pasado publiqué una entrada llamada «Cómo adelgazar en Navidad«, y el año anterior publiqué una similar llamada «Adelgazar en navidad» así que no voy a repetirme, porque además hoy quiero centrarme en otro tema, que es en la rutina y en como evitar que las fiestas no saquen de nuestro plan que tan buenos resultados nos ofrece.
Si bien es cierto que en esta temporada se hace más difícil ser estricto con el plan, no es menos cierto que con un poco de fuerza de voluntad se pueden sobrellevar las fiestas sin tirar por la borda todo el esfuerzo realizado hasta el momento. Una de las armas más poderosas con que contamos es el análisis de los resultados. Yo suelo recomendar mirar fotos de unos meses atrás y mirar fotos actuales. Si nos hemos dejado llevar, entonces conviene mirar alguna foto de nuestro mejor momento. Nuestro cerebro funciona de una manera muy curiosa en este sentido: la próxima vez que nos planten por delante algo tentador pero que tenga efectos negativos en nuestra nutrición y por ende en nuestro organismo, esas dos imágenes se nos aparecerán y nos resultará mucho más sencillo decir que no, eliminando de un plumazo la ansiedad que podamos sentir por comer determinado alimento que sabemos que no nos beneficia.
Sin embargo, no se puede vivir -o al menos yo no puedo- diciendo que no a todo y comiendo de manera monótona. Anoche mi hijo me pidió llevarse galletas al colegio para el desayuno de hoy, y aunque le dije que no era buena idea, esta mañana me levanté una hora antes de lo habitual y le hice una fuente de cookies sin carbohidratos, similares a la receta del libro Cocinar sin Carbohidratos. No me voy a levantar todas las mañanas a las cinco de la madrugada para hornear galletas, pero hacerlo de vez en cuando creo que es bueno para el alma porque hago feliz al enano y lo convierto en la envidia de su clase.
Esto mismo lo podemos aplicar a las fiestas, por lo menos a aquellas que celebramos en casas de familiares. Si en tu familia es tradición que cada uno lleve algo, asegúrate de llevar algún plato libre de carbohidratos. Por lo menos, siempre tendremos algo hacia lo que mirar si la cosa se pone fea. Lo fácil es llevar una bandeja de langostinos, ¿verdad? Pero el horno no está para bollos, así que quizás haya que levantarse un poco antes, echarle imaginación y preparar un plato. En el libro Cocinar sin Carbohidratos hay 120 recetas, pero no es la única fuente de inspiración que puedes tener. En este mismo blog hay un apartado de recetas que suelo actualizar incluyendo nuevos platos, todos ellos altamente nutritivos y reducidos en azúcares. Si os apetece sorprender a vuestros familiares, os recomiendo que preparéis un Meatloaf siguiendo la receta que incluyo en el libro. Aunque es un plato típico de la gastronomía norteamericana, cada persona que lo ha probado en mi casa ha quedado gratamente satisfecha. Lógicamente, mi receta no lleva kétchup, pan ni azúcar, pero el resultado es el mismo o incluso mejor que el original.
El otro día me mandaron unas salsas 0% para probar y aunque no soy muy amigo de estos productos, me dio por probar la salsa barbacoa. Tengo que admitir que estaba riquísima y lo único que parece que aporte, nutricionalmente hablando, es un poco de sal. Por lo demás, ni carbohidratos, ni proteínas, ni grasas. Así que si te animas a prepararlo y quieres acompañar el meatloaf de una salsa que sea básicamente agua con azúcar -como son la mayoría, quizás quieras probar estas que yo probé el otro día.
Un último apunte. Una copa de vino durante una fiesta no mata a nadie, pero una copa de vino es una cosa y seis es otra 🙂 Quiero decir que si pecamos en algo, que al menos sea de manera liviana y ocasional, y no tratemos de recuperar todo el tiempo perdido en una sola comida.
Fantásticos tus artículos Carlos, y muy alentadores.
Al hilo de lo que mencionas de que no siempre se puede decir que no a todo, te planteo mi duda. Llevo un par de meses (puede que algo más, pero salté el plan durante unos días en dos ocasiones) haciendo la dieta. Yo leo constantemente todo lo que se publica en el blog, los comentarios y experiencias de otros, tanto aquí como en el foro de Isodieta y, después de leerme todos los libros, llego a la conclusión de que, o algo hago muy mal, o algún factor externo ajeno a mi me impide conseguir mis objetivos. Veo un cambio, eso es claro, he perdido peso, en total puede que unos 5-6 kg. pero creo que mi proceso es muy lento en comparación con la mayoría de los casos. Se que cada uno somos un mundo y que no todos evolucionamos igual con la dieta, pero en términos generales casi todos ven pequeños cambios a diario. Yo sin embargo, veo cambios al cabo de varios días, y son muy pequeños, con lo cual se me hace eterno y un poco frustrante, ya que creo que no me excedo en las dosis, ni como nada que me saque de cetosis. A veces pienso que las cantidades son pequeñas, o, si me quedo con algo de hambre incluyo un poco de comida a mayores, que se que me paso de mi dosis, pero nunca son carbohidratos, por lo que creo que el exceso no puede ser tan malo para el proceso general. Yo creo que a raíz de los problemas estomacales o intestinales que tengo desde hace un par de años (no se aún cual es el diagnóstico final), algo falla, tipo absorción de nutrientes o algo así, porque no me explico que me esté costando tanto. Al final suelo optar por no pesarme ni medirme a diario porque no veo resultados a tan corto plazo y no quiero tirar la toalla antes de tiempo. Es una cuestión de salud, por eso lo sigo intentado. Ya me he acostumbrado a no comer según que cosas, y además me diagnosticaron alergia al trigo, lo cual también me ayuda a no ingerir alimentos que siempre me han gustado, aunque sigo teniendo muchos momentos de «mono» difíciles de superar, porque el cuerpo me pide azúcar, me pide dulce, pasta, arroz….esas cosas.
Bueno no me enrollo más, sólo quería saber tu opinión y qué me recomendarías tú.
Muchas gracias
Saludos!
Patricia
Hola Patricia,
A priori es difícil saber lo que te está ocurriendo con exactitud. Yo me centraría en dos cosas: analizar la masa corporal (entender si hay cambios en la relación músculo-grasa) y eliminar todos los edulcorantes. También sería interesante provocar un catabolismo de la grasa más acentuado, quizás haciendo algo de ejercicio de alta intensidad unos cuantos días en semana, para ver si notamos algún cambio en el cuerpo. En efecto, comer un día algo más de proteína y de grasa no va a hacer que te estanques de manera permanente. Lo que ocurre es que muchos factores entran en juego aquí (edad, actividad física, estado corporal…) y es difícil ofrecer una respuesta exacta a tu pregunta. Me temo que lo más adecuado en este caso es ensayo y error, o sea, ir haciendo pequeñas pruebas para ver que es lo que a ti te funciona y qué no.
Saludos,
Carlos