El autor del artículo se basa en un supuesto estudio del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Reino Unido -digo supuesto porque no lo encuentro por ningún sitio-, publicado por el Daily Mail, para asegurar que las dietas que restringen los carbohidratos hacen perder peso más rápidamente que las dietas bajas en grasa, pero que sin embargo son las dietas bajas en grasa las que hacen perder más grasa, y según su científico parecer, esto ocurre porque en las dietas bajas en carbohidratos lo que se pierde no es grasa, sino agua. De este modo -y siempre según nuestro elocuente articulista- cuando alguien como yo pierde 35Kg de peso en unos pocos meses siguiendo una dieta baja en carbohidratos, lo que realmente hemos perdido son 35Kg de agua, y no de grasa. En fin, ni le voy a contestar la soberana estupidez. Pero sí voy a pararme un segundo en el hecho de que el estudio -que enseguida analizaremos- pretende investigar sobre qué adelgaza más, si reducir carbohidratos o reducir grasas, y el lumbreras que ha escrito para El Mundo no lo titula «¿Qué adelgaza más?» sino «¿Qué engorda más?». ¿Se habrá leído el estudio o al menos el artículo original antes de sentarse a escribir?
Dado que el estudio del que hablamos no llega siquiera a un mes, y los sujetos son hombre y mujeres, debemos asumir que algunas mujeres tuvieron la menstruación durante el estudio y otras no. ¿Cómo afecta el estado hormonal durante la menstruación al peso corporal y a la retención de líquidos? Si eres mujer no te lo tengo que explicar, pero para los hombres que no lo sepan, afecta de manera suprema. Se puede retener más de 1kg de líquido en un sólo día… y también se puede perder.
En segundo lugar, las dietas bajas en carbohidratos provocan cetosis, un estado natural del cuerpo humano mediante el cual el combustible utilizado para generar energía son las grasas, no los azúcares. Sin embargo, si has leído mi libro Adelgazar sin Milagros, o alguno de mis artículos sobre la cetosis que he publicado en este blog, como por ejemplo este, sabrás que el estado de cetosis tiene varias fases y que no alcanza su estabilidad hasta pasadas dos semanas desde su inicio, que además puede demorarse en comenzar dos o tres días desde que reducimos drásticamente la ingesta de carbohidratos. O sea, que la práctica totalidad de las personas que componen este estudio no habían llegado al equilibrio metabólico de la cetosis, que como acabo de decir, llega aproximadamente a las dos semanas de la inducción de la misma. ¿Cómo se pueden medir resultados en 15 días de un proceso que se estabiliza aproximadamente 15 días después de haber comenzado? El desconocimiento de la materia es evidente por parte de los investigadores.
Pero es que además se da la circunstancia, leyendo el artículo, que el propio investigador (un tal Kevin Hall, de profesión desconocida), dice que no se deben sacar conclusiones de este artículo y que cada persona debe seguir la dieta que mejor le funcione. Entonces, si no tenemos que sacar conclusiones ni hacer lo que el estudio ha «descubierto», ¿para qué demonios has hecho el estudio? Y el remate del tomate es cuando afirma que «seguir una dieta es más fácil de decir que de hacer, especialmente teniendo en cuenta el prolongado tiempo que se tarda en perder peso». O sea, el propio investigador admite que los resultados de seguir una dieta hay que considerarlos a largo plazo, pero realizó un estudio que más que catalogarlo como cortoplacista merece catalogarse como inmediatista.
Ni una referencia seria, ni una explicación científica, ni un meta-análisis de otros estudios. Simplemente un titular grandilocuente para un artículo vacío de contenido serio, sin ningún tipo de rigor científico, y en definitiva, sin pies ni cabeza, pero que como de costumbre contribuye a confundir a los lectores y a las personas que andan preguntándose si deben reducir los carbohidratos en su dieta o si, por el contrario, lo que deben reducir son las grasas.
A la hora de adelgazar, lo que funciona es obvio: limitar las calorías vacías procedentes de alimentos poco nutritivos. Como he explicado hasta la saciedad, los alimentos nutritivos son los ricos en proteínas y grasas, que son los nutrientes que nuestro cuerpo necesita ingerir para mantenerse vivo y sano. Los carbohidratos son una magnífica fuente de energía, pero sólo eso. NO son necesarios para ningún proceso de regeneración celular. La glucosa que necesitamos la podemos producir perfectamente, porque si no fuese así ya nos habríamos extinguido como especie hace millones de años, algo que explico con bastante claridad en el primer capítulo del libro La gran mentira de la nutrición.
A ver si nos vamos enterando: si dejas de comer proteína y grasa te mueres. Si dejas de comer carbohidratos adelgazas, pero no te mueres. Esto no es una suposición, ni una teoría, ni una idea excéntrica, es un hecho científico probado, demostrado y por encima de todo, absolutamente lógico, dado que nuestras células están hechas con proteínas y grasas, no con carbohidratos. Sin proteínas ni grasas -nutrientes esenciales- nuestro cuerpo deja de funcionar. Sin carbohidratos, nuestro cuerpo obtiene la energía de las proteínas y principalmente las grasas. Así de simple, así de real. De hecho, muchos pensamos (y hemos notado) que la reducción de carbohidratos en la dieta conlleva innumerables beneficios para la salud que, a todas luces, pueden incrementar la esperanza de vida, más allá de la pérdida de peso, que como dijo elocuentemente Jaime Brugos, es el efecto secundario de nutrirse adecuadamente.