Empecemos por el principio. ¿Qué ha ocurrido con esta nota de prensa? Pues lo de casi siempre, que se han extraído de ella frases y se han creado titulares alarmistas sin entrar a investigar siquiera un poquito el fondo de la cuestión ni los [pocos] datos contenidos en la propia nota. Habitualmente soy muy crítico con los periodistas porque suelen hacer poca o ninguna investigación antes de publicar, pero en este caso creo sinceramente que es la propia OMS la que ha emitido una nota muy ambigua que más que informar desinforma y, para colmo, el enlace publicado que envía a los estudios extendidos utilizados, supuestamente publicados en The Lancet Oncology, no funciona en ninguna de las versiones de la nota de prensa que he leído (español e inglés). Esto ya me da una idea del rigor de quien ha redactado y publicado la nota, pero no entremos todavía en meterle el dedo en el ojo a nadie. Lógicamente, me he dado un paseo por la web de The Lancet Oncology, pero no he encontrado los estudios mencionados. Quizás estén ahí en algún sitio, pero desde luego no aparecen a primera vista en la edición de Octubre que es la que se referencia en la nota de prensa.
La nota de prensa de la OMS habla de dos cosas distintas, y que considero que no deberían estar mezcladas en la misma nota porque llevan a confusión. Por un lado, habla de lo que denomina carne roja y por otro de lo que denomina carnes procesadas. Miremos ambos casos por separado para hacernos una idea de lo que realmente dice esta nota.
Según dice la nota de prensa, un grupo de trabajo de 22 expertos (sin nombre) de 10 países (sin especificar) clasificó el consumo de carne roja como probablemente carcinógeno para los humanos (Grupo 2A), basado en evidencia limitada de que el consumo de carne roja causa cáncer en los humanos y fuerte evidencia mecanicista apoyando un efecto carcinógeno (esto último no alcanzo a entender con exactitud que significa). Esta asociación -dice la nota- se observó principalmente en el cáncer colorectal, aunque también se han visto asociaciones con el cáncer de páncreas y el de próstata.
Con respecto a la carne procesada, la OMS nos dice que en esta categoría entran todas las carnes que se han transformado a través de salazón, curado, fermentación, ahumado u otros procesos para mejorar su conservación o sabor. O sea, viene a decirnos que un jamón ibérico es lo mismo que un trozo de chopped, que un lomo embuchado es lo mismo que una salchicha Frankfurt y que la cecina de buey es lo mismo que una lata de paté, que no deja de ser carne procesada. Interesante asociación de productos con composiciones químicas y nutritivas absolutamente dispares…
Para rematar la faena y crear todavía más alarma social, los expertos nos arrojan un dato en forma de porcentaje: dicen que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente aumenta un 18% el riesgo de contraer cáncer colorectal. ¡Madre mía! Debo estar absolutamente podrido por dentro… ¿o quizás no? Veamos.
He ido a buscar datos de población y casos de cáncer colorectal en los Estados Unidos, que suele ser el país que más datos publica en general sobre cualquier cosa, y que además es un gran consumidor de carnes procesadas, por lo que serán datos absolutamente válidos. Los últimos datos corresponden a 2012, y encontramos que ese año la población de Estados Unidos se cifraba en 312,780,968. Por otro lado, en el CDC (Center for Desease Control) encontramos que ese año se diagnosticaron 134,784 casos de cáncer colorectal. Si suponemos que todos los americanos comieron carne procesada en 2012 en algún momento del año, algo que es inexacto pero cercano a la realidad, y hacemos la cuenta, resulta que el 0,0431% enfermó de este cáncer. Ojo, no hablamos de el 1%, ni del 0,5% sino de menos del 0,05%. ¿Qué significa esto? Pues que si la posibilidad de enfermar de cáncer colorectal por consumir carnes procesadas es del 0,0431% y por cada 50 gramos que ingiramos crece en un 18%, la primera porción del año sitúa nuestro riesgo en el 0,05%, la segunda en el 0,06%, la tercera en el 0,07% y así sucesivamente, aunque con un ligero factor de crecimiento geométrico. El caso es que NO hay que pensar que si comemos carne procesada nuestro riesgo de padecer cáncer colorectal es del 18%, sino que este riesgo, que es aparentemente bastante bajo, crece en un 18%, o al menos eso interpreto yo leyendo la nota de prensa. Curiosamente, en el listado de factores de riesgo del cáncer colorectal del CDC NO figura la carne, ni procesada ni fresca. De hecho, si observamos las estadísticas publicadas por el CDC, no hace falta ser un lince para entender que el factor de riesgo más determinante para contraer cáncer colorectal es sin duda la edad. Como veréis en la tabla, en mis cuentas básicas me he desviado un 0,03% de la realidad, probablemente porque no he tenido en cuenta que los bebés y los vegetarianos no comen carne 🙂
La nota de prensa de la OMS dice también que el consumo de carne se está incrementando a nivel mundial, lo cual choca frontalmente con las estadísticas de tendencia publicadas por el CDC, que indican que los casos van en retroceso. ¿Quién se equivoca, la OMS o las cifras reales?
He estado mirando algunas páginas de nutrición dentro de la propia OMS, para entender el rigor que utilizan en sus publicaciones. En su página de recomendaciones nutricionales establecen (por favor sentaros si estáis de pié que no quiero accidentes), que los nutrientes que componen la base de toda la nutrición humana son: proteína, energía, Vitamina A y Caroteno, Vitaminas C, D, E, K, tiamina, riboflavina, niacina, B6, ácido pantoteico, biotina, B12, folatos, antioxidantes, calcio, hierro, zinc, selenio, magnesio y yodo. O sea, dice la OMS en su web que la energía es un nutriente -curiosa acepción del término- y que la grasa no es parte de la base de la nutrición humana, así que debo suponer que no han oído hablar de los ácidos grasos esenciales.
En España, con una población de unos 47.5 millones de personas en 2012, los casos de cáncer de colon fueron 39.533, o sea un 0,08%, porcentualmente casi el doble que en Estados Unidos, y no hace falta que diga que el consumo de carne allí es muy superior al que tenemos aquí. Según el informe de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), los casos de cáncer colorectal en España van en aumento mientras en EEUU van en descenso como hemos visto antes. ¿Qué veo yo aquí? Pues que no creo que el factor determinante para contraer cáncer colorectal sea el consumo de carne, si bien es posible que -una vez veamos el trabajo de la OMS publicado- pueda demostrarse que tenga cierta incidencia. En el propio informe de la REDECAN, dice textualmente «Como en la mayoría de cánceres, la edad es el principal factor de riesgo no modificable de cáncer de colon y recto. Más del 90% de casos son diagnosticados en personas mayores de 50 años», que es lo mismo que he venido a observar antes mirando las estadísticas del CDC.
Mi conclusión final: a la espera de leer los estudios cuando estén disponibles, y suponiendo que haya una causalidad real entre en consumo de carne y el cáncer colorectal -que es mucho suponer-, no considero que esta sea la causa más directa de dicho cáncer porque los números me indican otra cosa. Considero que la edad es el factor de riesgo más alto, porque está más que demostrado, y por tanto considero que la medida que debo tomar para prevenir problemas es realizarme pruebas diagnósticas de manera preventiva, especialmente a partir de los cincuenta años. Mientras tanto, mis hijos que son sin duda lo que más quiero en este mundo seguirán comiendo jamón, carne, lomo y todo tipo de carnes, pescados, lácteos, huevos y vegetales que considere apropiados tan a menudo como quieran porque lo único que podría prevenirles realmente de contraer la enfermedad sería no crecer ni envejecer, algo que ni puedo ni quiero evitar. Lo que si puedo hacer, y ya lo hago activamente evitando azúcar, carbohidratos refinados y simples en general, es evitar que su glucosa en sangre sea una montaña rusa y considero que no hay mayor prevención para la salud a largo plazo que esa.