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Mentiras de la nutrición en Barcelona

Mentiras de la nutrición en BarcelonaAcabo de terminar hace un rato mi ponencia sobre La gran mentira de la nutrición en el 6º Congreso de Alimentación Viva y Consciente y creo que en general el público se ha ido a casa con un buen sabor de boca. En estas 24 horas que llevo en Barcelona he hablado con muchas personas y la gran mayoría no necesitan adelgazar. Sin embargo, quieren aprender a seguir algunas de las pautas que yo sigo y que explico en los libros que he escrito. Como me enseñó Jaime Brugos, las tres cosas más importantes para mantener una buena salud son Nutrición, Nutrición y Nutrición. Y precisamente de eso es de lo que estamos hablando aquí.

Hoy no he venido a Barcelona a hablar de como adelgazar, aunque lógicamente he resuelto algunas dudas al respecto, sino a dar una charla más centrada en la divulgación del conocimiento y la educación, sobre todo, de los niños. Mi objetivo a largo plazo, más allá de ayudar a las personas a adelgazar, es enseñar a todo el mundo la verdad sobre la industria alimenticia y la industria farmacéutica, que en ocasiones se comportan de manera poco razonable para el consumidor.

La charla de hoy la he dedicado a explicar algunas de las mentiras sobre la nutrición que revelo en mi libro La gran mentira de la nutrición. Este es un foro un poco peculiar en el que es fácil herir sensibilidades al hablar inocentemente, puesto que una gran parte del público asistente al congreso concibe la alimentación sana únicamente a partir del vegetarianismo, veganismo e incluso el crudiveganismo. Un ponente que goza de una increíblemente buena reputación en en mundo vegetariano ha estado incluso comentándome que hay personas que se alimentan únicamente de «luz», sin agua ni alimento alguno. Cuando le he preguntado porqué no lo hace él también me ha dicho que hace unos meses iba a comenzar pero que por circunstancias personales no ha podido embarcarse en el proceso de «cambio y transición» todavía, así que le he dejado mi tarjeta para que me llame en cuanto esté listo para comenzar. Por nada del mundo me lo querría perder, aunque sospecho que esta es una llamada que nunca voy a recibir.

Sin embargo, otras personas con las que he hablado son mucho más razonables, incluso desde el vegetarianismo, admitiendo directamente las dificultades y retos a los que se enfrentan por llevar una vida vegetariana e incluso revelándome los problemas de salud a los que se enfrentan. Son conscientes de las limitaciones de su dieta y vienen a los congresos como este a entender mejor los nutrientes y buscar alimentos vegetales alternativos que les proporcionen los aminoácidos y grasas adecuados, así como los micronutrientes que son difíciles de conseguir siguiendo una dieta estrictamente vegetariana. Debo admitir mi profundo respeto por sus ideas, que por lo que he podido ver tienen mucho más que ver con la ética respecto al trato que se le da a los animales y la preocupación con el medio ambiente que con el consumo de carne o pescado en sí. Desafortunadamente, lo que encuentran en algunas ocasiones en estos congresos, son personas que les dicen que se puede vivir alimentándose únicamente de luz o que la cantidad y variedad de aminoácidos en su dieta no tiene importancia porque el verdadero nutriente del ser humano es el carbohidrato. Estas serán las próximas grandes mentiras de la nutrición que revelaré, pero antes voy a estudiarlas bien y a entender el asunto para poder desmontarlo con propiedad, porque evidentemente no me queda duda alguna de que se trata de grandes fraudes.

Ahondando más en el tema de la alimentación «lumínica», como esta persona tenía bastantes títulos de todo tipo de ciencias naturalistas, le pregunté por las bases físicas y químicas de la «alimentación con luz» a lo que me replicó que esto solo lo podré entender cuando asimile que somos el producto de la creación de unos seres superiores y que para llegar a ese nivel hay que elevar el estado de conciencia varios grados en un proceso que dura 21 días, mediante el que sometemos al cuerpo a una desintoxicación física y mental de los años de alimentación a base de nutrientes terrestres, pero que para darme una idea, todo estaba muy relacionado con la teoría de cuerdas de Einstein. Como me dijo una persona que escuchaba atentamente esta disertación a mi lado, teníamos que haberle preguntado que se había fumado para probarlo… Ahora bien, admito que si lo que se pretende es adelgazar perdiendo la salud en el camino, es probable que alimentarse de luz sea el camino más directo a la pérdida de peso ineficaz y peligrosa.

El mensaje que he querido transmitir en este foro, y que hago extensiva en el blog, es el de la educación como herramienta para combatir los engaños. Salvo a temas como el de alimentarse de la luz por motivos obvios, por norma general ni me creo ni me dejo de creer ningún titular que leo relacionado con la nutrición. Al contrario, lo que busco es más información, estudios y documentación para entender lo que hay de verdad (o de mentira) en lo que estoy leyendo. Y eso es lo que trato de enseñar a otras personas: a diferenciar entre el marketing y la realidad. En nutrición, desafortunadamente, el marketing y la realidad no suelen ir de la mano, muy especialmente cuando hablamos de mega corporaciones con cientos o miles de productos en el mercado. Y esta educación nutricional comienza con los más pequeños, a los que tenemos que enseñar en casa a diferenciar entre alimentos ricos en nutrientes e interesantes para nuestra salud, como por ejemplo un huevo, y estrategias complejas de mercado para hacernos creer, por ejemplo, que un Actimel es un alimento imprescindible en nuestra dieta por sus beneficios para la salud, cuando en realidad y simplificando mucho se trata de un simple yoghurt aguado.

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