El miércoles pasado publicaba en Facebook una foto de la pizza que me estaba preparando, usando la receta del libro Cocinar sin Carbohidratos, y de repente comencé a recibir una gran cantidad de mensajes con la misma pregunta: ¿se puede comer pizza para adelgazar? La respuesta es que para adelgazar se puede comer cualquier cosa que tenga los valores nutricionales adecuados.
Lógicamente la pizza convencional, que lleva una masa hecha a base de harina refinada de trigo y una salsa de tomate con bastante azúcar, no es apropiada si pretendes adelgazar. Ahora bien, si eres capaz de preparar una pizza sin carbohidratos, ¿porqué no ibas a poder comer pizza para adelgazar? Lo importante no es la apariencia del plato, ni siquiera su nombre, sino su composición.
Según la receta que hemos incluido en la página 28 del libro, nuestra masa para pizza tiene 3 gramos de carbohidratos asimilables procedentes del orégano. Teniendo esto en mente, es viable preparar pizza sin carbohidratos y por lo tanto apropiada para adelgazar siguiendo el plan nutricional de la Isodieta. Si a esa masa le añadimos una salsa de tomate que sea baja en carbohidratos, queso (que no debe tener carbohidratos) y los ingredientes apropiados de nuestra elección, la conclusión es que a priori la pizza, preparada de este modo, es perfectamente compatible con nuestro deseo de adelgazar.
Ahora bien, no debemos olvidar que las proporciones de proteína y grasa son igualmente importantes si queremos adelgazar y una pizza, casi por definición, es una comida grasa. Lo que esto quiere decir es que no podemos pasarnos el día comiendo pizza porque estaremos comiendo más grasa de la que necesitamos. Tenemos grasa en la masa (aceite de oliva), grasa en la salsa de tomate (el aceite que usemos para freír el tomate), grasa en el queso y muy probablemente grasa en los ingredientes que le pongamos. Además, yo suelo ponerle un hilito de aceite de oliva por encima, o sea, más grasa.
Como ya hemos visto en varias ocasiones, si una de las comidas está desequilibrada en su relación entre proteínas y grasas no hay mayor problema. Lo que debemos intentar es que esto sea una excepción puntual y no una regla. Con esto quiero decir que si bien es razonable comer un día esta pizza y mantenernos dentro del plan nutricional, en cetosis y adelgazando, si nos pasamos el día entero comiendo pizza o cualquier plato similar, la grasa que estaremos quemando será la que estemos comiendo y no la que tenemos acumulada.
Las grasas, al igual que el resto de nutrientes que ingerimos, se asimilan y toman diversos caminos. Algunas grasas como los ácidos grasos de cadena media presentes por ejemplo en el aceite de coco se metabolizan directamente en energía. Otras grasas pueden ser descompuestas y convertidas a poca velocidad en glucosa. Lo que perseguimos cuando queremos adelgazar es que nuestro cuerpo utilice la grasa acumulada para generar glucosa en un proceso llamado gluconeogénesis, algo que explico con más detalle en el libro Adelgazar sin Milagros. Ahora bien, si resulta que ingerimos más grasa de la que necesitamos para nutrirnos, la gluconeogénesis tendrá lugar usando el excedente de grasas que ingerimos, y no las que tenemos acumuladas.
De este modo, es posible que no engordemos al comer más grasas de las que estrictamente necesitamos para nutrirnos, pero por el mismo motivo es bastante poco probable que adelgacemos. Por ello, el control de las cantidades de nutrientes que ingerimos es crucial y a la hora de preparar platos no solo debemos prestar atención a los ingredientes, sino que debemos ir un paso más allá y controlar las cantidades de estos ingredientes que ingerimos.
Si ya has leído el libro entonces ya sabes que cuando analizo dietas como la Dukan o la Atkins, uno de los problemas que veo es el nulo control sobre las cantidades que ambos planes proponen. Es probablemente el punto más flaco de ambos métodos y sin duda el punto más fuerte de la Isodieta, que postula cantidades concretas de nutrientes para cada persona en función de sus necesidades reales.
Esta semana, con la visita a Málaga de Jaime Brugos, el lanzamiento del libro Cocinar sin Carbohidratos, su presentación en El Corte Inglés y otra serie de cosas que tenía que hacer prácticamente no he pisado el gimnasio. Además, he comido en la calle con regularidad. Con mayor motivo, el control de las cantidades de nutrientes que he ingerido ha sido crucial para no coger un solo gramo pese al cambio que ha sufrido mi rutina semanal. Como empecé diciendo, incluso me permití tomar pizza el miércoles por la noche. Ni que decir tiene que la foto de la pizza, en la que ocupa toda la bandeja del horno, es de una pizza familiar y no individual, con 250 gramos de jamón, tres tipos de queso, unos tomates secos y 2 huevos… 🙂
Esta es la clave para adelgazar o mantenerse en un peso en el que uno esté a gusto: controlar los ingredientes y las cantidades y comer con regularidad. Si quieres adelgazar y mantenerte debes tener esto en cuenta todo el tiempo.