Categoría: Azúcar

Artículos acerca del azúcar y de su influencia en nuestra dieta y explicaciones de porqué es necesario eliminarla de nuestra alimentación para adelgazar.

Denunciable: Cereales Nestlé Chocapic

Análisis de los cereales Nestlé Chocapic

Ya he hablado en otras ocasiones de los cereales de desayuno, y he expresado en mis libros que me parecen una auténtica basura alimentaria que está bien vista por todo tipo de expertos en el campo de la salud de manera absolutamente incomprensible. Ayer, al pasar cerca de los cereales en el supermercado, no pude evitar fijarme en una caja de los cereales Nestlé Chocapic, a la que le han añadido una serie de diseños prometedores en el envase, entre ellos el logotipo de la Asociación Española de Pediatría y un gran símbolo verde con la leyenda «Con cereales integrales«. ¿Sería verdad que los señores de Nestlé habían tenido un súbito ataque de decencia y habían creado un producto realmente saludable para los niños poniéndose en mano de los pediatras para diseñarlo? Al menos eso es lo que pretenden transmitir con ese marketing, ¿no? Lógicamente, no pude evitar la tentación de coger una caja y examinar si las buenas noticias eran reales o sólo un espejismo. ¡Pero mira que soy iluso! La misma basura de siempre, o incluso peor, pero con distinto envoltorio. Vamos a analizarlo con un poco de detalle para ver si a alguien se le cae la cara al suelo de vergüenza y algún pediatra estudia cuatro nociones básicas sobre nutrición humana antes de lanzarse a patrocinar productos… ¿O acaso son ellos los patrocinados por este producto?

Valores nutricionales de los cereales Nestlé ChocapicLo primero que miré, como siempre, son los valores nutricionales del producto y claro, la primera en la frente: 75,8% de carbohidratos (con un alarmante 28,8% de azúcares), un 4,5% de grasas y un 8% de proteínas. Vamos a suponer, que es mucho suponer, que yo estuviese de acuerdo con las recomendaciones habituales de un 50% de carbohidratos, un 35% de grasas y un 15% de proteínas en la dieta. Sí, ya se que es mucho suponer, pero dame un minuto para que elabore desde el punto de vista de un pediatra convencional… ¿Es este un producto equilibrado de acuerdo con esos porcentajes? Claramente no. ¿Será que hace falta la leche para equilibrarlo? El caso es que Nestlé nos ahorra mucho tiempo porque coloca también los valores nutricionales del producto una vez añadida la leche, y el resultado es cuando menos curioso. Nos dice que una ración de este producto (30g, jajajaja) con leche semidesnatada (125ml) aporta 28,9g de carbohidratos (incluyendo 14,5 gramos de azúcares, justo la mitad, más que sin leche, ¡viva la leche desnatada que recomiendan los pediatras, baja en grasa y alta en azúcares!), 3,4 gramos de grasas y 6,7 gramos de proteínas. O sea, pediatras de España, que haciendo un poco de matemática básica, un desayuno equilibrado para un niño, según su criterio y recomendación, se compone -en cuanto a macronutrientes- de un 74% de carbohidratos, de los cuales la mitad son azúcares simples, de menos de un 9% de grasas y de un 17% de proteínas. Ni siquiera siguiendo las absurdas recomendaciones oficiales que ustedes utilizan salen las cuentas: la mitad de los carbohidratos son azúcares, hay muy pocas grasas y la mitad son saturadas -que a mí no me importa, pero a ustedes sí-, y las proteínas superan las recomendaciones oficiales -que también son una basura en este sentido- doblando a las grasas en porcentaje e igualándola en valor energético. Vamos, que a esto no hay por donde meterle mano, ni con criterios lógicos ni con los suyos. Pero lo peor, como siempre, está por llegar cuando entramos al detalle.

Ingredientes de los cereales Nestlé ChocapicVamos a echar un vistazo a los ingredientes, a ver lo que Nestlé, con su rimbombante compromiso nutricional que se pasa la vida promocionando en televisión, y el apoyo de sus pediatras, pretende que le demos de comer a nuestros hijos en el desayuno. Estos son los ingredientes que aparecen en el envase: Cereales 61,9% (harina integral de trigo un 31,8% y harina de trigo y sémola de maíz el resto), chocolate en polvo (azúcar y cacao, en este orden, o sea, más de lo primero que de lo segundo), [más] azúcar, jarabe de glucosa (más azúcar), extracto de malta de cebada (más azúcar), grasa de palma, emulgente (lecitina de girasol) sal y aromas. Y todavía hay tontos que piensan que cuando les doy huevo o queso a mis hijos para desayunar les estoy envenenando. Manda narices…

La primera mentira de Nestlé es anunciar esto como «cereales» de desayuno. Esto no son cereales, sino una mezcla de harinas con mucho azúcar y grasa de palma, y a eso en mi casa le llamamos bollería industrial, no cereales, más que nada por usar un poco de sentido común y ser coherentes con las definiciones. Y que conste que quien dice que esto es una mezcla de harinas con azúcar y grasa de palma no soy yo, sino el propio fabricante en su lista de ingredientes. ¿Qué pasa? ¿No había otra grasa a mano que la grasa de palma? No os dejéis engañar: grasa de palma y aceite de coco NO es lo mismo. Ni siquiera salen del mismo fruto. De hecho, ni siquiera salen del mismo árbol…

Cereales Nestlé Chocapic

La segunda mentira es decir que son cereales «integrales». Tan sólo la mitad de la harina usada es integral. El resto, obviamente, es refinada. Esto contrasta con la frase que encontramos en la parte posterior de la caja que reza «Los cereales integrales son una parte importante de una dieta equilibrada. Por eso los cereales Chocapic están hechos con cereales integrales. Una buena forma de empezar el día». Es mentira, de inicio a fin. No voy a entrar a valorar la supuesta importancia de los cereales integrales en la dieta -que me da la risa-, pero es que este producto está hecho con harinas mezcladas a partes iguales, no con «cereales integrales». El engaño en este punto es mayúsculo. Lo cierto es que en el lateral, en pequeñito, aparece la verdad, aunque sesgada: «Para producir 100g de este producto hemos usado 31,8g de cereales integrales«. Y digo sesgada porque en realidad, lo que han usado es harina integral de trigo, no de «cereales» en plural. El resto de harinas, sémolas (harina gruesa) y maltas proceden de cereales en plural (trigo, maíz y cebada) pero no son integrales.

Diseño de la caja de cerales Nestlé ChocapicLa tercera mentira es decir «Con cereales integrales» cuando lo que incluye son harinas y sémolas y no «cereales», que además sólo proceden de cereales integrales en un porcentaje que en el mejor de los casos alcanza el 50%. Creo que ya va siendo hora que los pediatras entiendan que esos divertidos «copos» de cereal de desayuno que con alegría recomiendan que demos a nuestros hijos son un producto altamente procesado y no una lámina de cereal cortada de forma divertida. Sospecho que estas harinas pueden provenir de cereales transgénicos, pero de momento no podemos saberlo porque nuestros políticos, a ambos lados del charco, se oponen a que se obligue a indicar tal cosa en el etiquetado. Poderoso caballero es don dinero… Ya he dicho en otras ocasiones que lo único que tengo contra los alimentos transgénicos es nuestra falta de conocimiento al respecto. Cuando pasen los años veremos si son como las grasas hidrogenadas, que nos presentaron como lo mejor de lo mejor y ahora sabemos que son lo peor de lo peor. Hace falta tiempo y estudios, pero ambas cosas suelen estar reñidas con los resultados de las empresas de alimentación.

Detalle de la caja de cereales Nestlé ChocapicLa cuarta mentira radica en los valores nutricionales de referencia que han puesto en la caja, que son para adultos y no para niños. ¿Porqué? Quizás habría que preguntarle a los pediatras que prestan su imagen para esto ¿No? A mí se me ocurre que si se utilizasen los valores de los niños los porcentajes igual se les dispararían, y eso que hablamos de raciones de 30 gramos (jajajajaja). Supongo que Nestlé puede argumentar que el producto no es sólo para niños y por eso ha usado esos valores, y yo me lo creería a pies juntillas, especialmente analizando el diseño de la caja, con sus ositos y perritos dibujados, los juegos online gratuitos que promete y el patrocinio [probablemente inverso] de los pediatras. Bueno, quizás no me lo creería. En mi opinión, incluso si este producto no fuese la basura que es, la caja ya sería denunciable por si sola, pues está totalmente diseñada, de inicio a fin, para confundir al consumidor, engatusar a los niños y estafar a sus padres con supuestos patrocinios científicos y verdades sesgadas.

Creo sinceramente que este producto está diseñado para el engorde de «ganado» humano y el único beneficiado de su consumo masivo es el fabricante. Y eso, como contaré muy pronto en otro artículo, puede ser precisamente lo que beneficie en segunda instancia a Nestlé, que no contenta con sacar beneficios generando obesidad, ahora apuesta por diversificar su negocio y pretende obtenerlo haciendo adelgazar a esos mismos a los que ha engordado. Esto, que entiendo que suena algo paranoico, lo estoy estudiando en detalle porque me he percatado que, de todos los fabricantes, Nestlé es el que más azúcar suele utilizar en sus productos. Comparando, por ejemplo, su yogur griego con trocitos de chocolate con el de Danone (que ya sabéis que no es ni mucho menos santo de mi devoción), el Hacendado (Mercadona), el Aliada (El Corte Inglés) y el de Carrefour, es precisamente el de Nestlé el que más azúcar contiene, en algunos casos con mucha diferencia con respecto a su competencia. Y resulta que no es el único producto en el que Nestlé sale victoriosa de esta dudosa competición por ser quien más basura incluye en sus productos, pero como digo, lo voy a publicar pronto destapando el negocio del supuesto adelgazamiento que ahora ofrece Nestlé a esos mismos a los que engorda y no quiero adelantarme a mis propias palabras. 🙂

En resumen, si todavía usas cereales en el desayuno de tus hijos, quizás sea el momento de plantearte lo que les estás dando de comer.

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Cómo Adelgazar en Navidad

Cómo adelgazar en Navidad

Cómo adelgazar en Navidad

Llegan las navidades y para los que quieren adelgazar estas fiestas pueden resultar todo un reto. Si llevas un tiempo adelgazando con tu plan nutricional y manteniéndote firme en el propósito de eliminar grasa, las navidades no tienen porqué significar que se invierta la tendencia y dejes de adelgazar o incluso engordes. Para lograr adelgazar en navidades es fundamental tener autocontrol, pero no es lo único que necesitarás si quieres seguir viendo como la grasa desaparece y el músculo crece en tu cuerpo.

Lo primero que tienes que entender es que no todo el mundo es consciente de tu necesidad y deseo de adelgazar. En las siguientes cinco o seis semanas todas las personas que te cruces van a tentarte a que pruebes todo tipo de alimentos, la mayoría de los cuales son básicamente incompatibles con tu deseo de adelgazar. Sin embargo, puedo proponerte algunas acciones para minimizar o incluso revertir por completo los efectos que las fiestas navideñas tienen en la mayoría de las personas y así logres adelgazar incluso en Navidad.

Lo primero que tienes que interiorizar es que es imposible adelgazar si comes azúcar, y todos los postres navideños tradicionales están cargados de azúcar. Si no te apasiona el dulce no tienes problema. Simplemente ignora todos los dulces y lograrás adelgazar incluso rodeado de estos pecados navideños. Si, por el contrario, te vuelve loco lo dulce, imagínate que fueses diabético y no pudieses tomar azúcar. Vete de compras al supermercado y cómprate unos cuantos dulces sin azúcar que puedas tomar en pequeñas dosis. ¿Van a permitirte estos dulces sin azúcar adelgazar? Pues depende del edulcorante. Lógicamente, no todos son iguales. Si puedes elegir porque encuentras variedad, yo compraría los que están hechos con eritritol. El eritritol es un polialcohol que no se absorbe por el sistema digestivo. Yo he hecho recientemente unas pruebas en casa tomando alimentos preparados con eritritol y, en efecto, no han tenido efecto alguno sobre mi glucemia. No todos los polialcoholes son aptos para adelgazar, por eso en el libro digo que se eviten igual que el azúcar. Pronto voy a publicar los resultados de varias pruebas que estoy llevando a cabo con diversos productos basados en el eritritol y en unas fibras vegetales no asimilables que pueden sustituir en ciertos casos a las harinas. Si quieres hacerte tus propios dulces con Eritritol, en la sección dónde comprar te he dejado enlaces a distintos tipos de este edulcorante.

Si superas el problema de los dulces, el resto es pan comido. Bueno, pan comido no, porque precisamente el segundo problema para adelgazar que debes enfrentar es el de las harinas y el pan en general. Como ya sabes a estas alturas, el pan y las harinas en general son alimentos que te impiden adelgazar, pero en navidad una gran cantidad de entradas y aperitivos tienen como base la harina o el pan, evitando que puedas adelgazar. Afortunadamente, la navidad suele estar condimentada de otros alimentos que son perfectamente válidos si quieres adelgazar sin pasar hambre. Algunos debes comerlos con moderación, como el paté o los embutidos -siempre que sean de calidad- y con otros podrás tener más permisividad, como los mariscos y los pescados en general, que te permiten comer grandes cantidades sin que eviten que puedas adelgazar, dado que su contenido en carbohidratos es nulo y el elemento más abundante en su composición es el agua.

La bebida en las fiestas navideñas puede resultar otro escollo si quieres adelgazar. El caso es que una copa de vino o de cava un día puntual no van a evitar que puedas adelgazar, pero una cosa es una copa y otra cosa es la Navidad, ¿verdad?. Para minimizar el riesgo de cortar la cetosis y por tanto dejar de adelgazar, lo que te aconsejo es que te acostumbres a los refrescos zero o, mejor aún, al agua con gas.  Reserva esa copa de vino o de cava para el final de la comida o para el brindis que propongan. Si has tomado unos cuantos refrescos o aguas con gas durante el aperitivo, eso que llevas ganado cuando llegue el momento de la copa de vino o cava que realmente no puedes rechazar.

No subestimes el poder de la carne. La carne es saciante y es preferible comer más carne de la cuenta que tomarte un plato de patatas con un poco de carne. El exceso de carne, casi con toda seguridad, no te hará engordar. Acompañar la carne con patatas, por su parte, sí que lo hará. Lo mismo se aplica a las aves y al pescado. Cuando te sirvan, evita las patatas y las hortalizas en general como acompañamiento. Mejor decántate por ensaladas como acompañamiento de tus platos o simplemente evita los acompañamientos.

Por último, ojo con las cremas y las sopas. A grosso modo, te diría que las sopas claras tipo consomé no evitarán que puedas comer bien y adelgazar. Sin embargo, las cremas de verdura y otras cremas espesas suelen llevar una cantidad más que considerable de carbohidratos -incluso harinas refinadas- y por tanto evitarán que puedas adelgazar en estas fiestas. Por supuesto, los trocitos de pan tostado en el consomé o en la crema no son una opción si buscas adelgazar.

En definitiva, lo que quiero transmitir es que si uno se lo plantea seriamente, no es imposible adelgazar incluso durante las fiestas navideñas. Lógicamente, el ritmo de pérdida de grasa no será el mismo, porque comemos más durante estas fiestas, pero aún así es posible salir, comer y adelgazar en navidad. Necesitas concienciarte, tener las ideas claras y ser fuerte ante la tentación, algo que resulta mucho más sencillo si has preparado ciertas alternativas como los dulces sin azúcar, los refrescos zero, los entrantes adecuados o cualquier cosa que se te ocurra que te permita adelgazar estas navidades sin morirte de hambre… ni de envidia :).

 

Adelgazar con Bebidas Deportivas

Bebidas deportivas para adelgazar

Bebidas deportivas para adelgazar

Si ya has leído mi libro Adelgazar sin Milagros sabrás que soy contrario a la idea de adelgazar usando el deporte. El deporte tiene una importancia crucial en nuestras vidas y debemos practicarlo a diario, eliminando el sedentarismo, pero no es la herramienta adecuada para adelgazar. Muchas personas relatan como han adelgazado corriendo o haciendo bicicleta durante interminables horas, pero todos los estudios demuestran que la práctica de ejercicio cardiovascular disminuye nuestro peso a base de consumir nuestra masa muscular, no nuestra grasa. Adelgazar es, en esencia, perder la grasa que tenemos acumulada y esto es algo que debemos conseguir cambiando la forma en que nos alimentamos para obligar a nuestro cuerpo a quemar nuestros depósitos de grasa. Intentar adelgazar usando únicamente el deporte es una misión casi imposible, en especial si lo intentamos como está de moda ahora, a base de interminables sesiones de ejercicio cardiovascular.

Hoy quiero repasar la técnica que utilizan muchas personas, y en especial muchas mujeres, para adelgazar, y subrayar algunos motivos por los que no funciona. Ojo, no digo que las personas que intentan adelgazar así no pierdan peso, digo que pierden más masa muscular que masa grasa, y esto es algo que debilita su salud y les impide adelgazar. Como explico en el libro, a menor masa muscular más facilidad para incrementar la grasa corporal y metabolismo más lento. De hecho, la prueba es que muchas mujeres consiguen perder peso a base de correr en la cinta o pedalear en la bicicleta, pero su celulitis no disminuye o incluso en muchos casos aumenta.

Esto es debido a que deciden tratar de adelgazar siguiendo dos principios erróneos: 1) reducir la ingesta de grasa y 2) salir todos los días a correr o a hacer cualquier ejercicio cardiovascular en el gimnasio durante 45 minutos, una hora o más. Muchos habréis escuchado el mito que dice que se empieza a quemar grasa después de 25 minutos de practicar deporte de manera continuada. Nada más alejado de la realidad. Si la dieta es la adecuada, se puede adelgazar antes de hacer deporte, durante toda la sesión de entrenamiento que hagamos y durante horas después del entreno.

Para colmo de males, y este es el motivo principal de escribir este artículo hoy, muchas personas acompañan su entrenamiento con su bebida deportiva favorita. Es cierto que durante la práctica deportiva sudamos y que perdemos una serie de micronutrientes que son fundamentales para nuestros músculos y debemos reponerlos. En esta categoría tenemos sobre todo minerales como el potasio o el magnesio. Ahora bien, ¿alguien se ha leído una etiqueta de valores nutricionales de una bebida deportiva?

La mayoría de las bebidas deportivas que se venden en las grandes superficies son, principalmente, agua con azúcar. Quien no me crea que mire los valores nutricionales de estas bebidas. Por ejemplo, una botella de Isostar contiene 34 gramos de azúcar, más o menos lo mismo que una lata de Coca Cola. En concreto sus tres primeros ingredientes son agua, sacarosa y jarabe de glucosa. La teoría del fabricante es que esos hidratos de carbono nos proporcionan energía adicional para el deporte… si somos capaces de no beber más de 150 ml cada 15 minutos, que es lo que recomiendan en el envase. Pero la mayoría de nosotros bebemos mucho más que eso, sobre todo en verano. ¿Qué ocurre cuando bebemos más de lo que nuestro cuerpo puede utilizar como energía inmediata? Pues lo de siempre: sube la glucosa en sangre, se dispara la secreción de insulina, y se acaba almacenando el exceso de glucosa como grasa. Justo lo contrario a lo que queríamos conseguir, que era adelgazar.

Pero el caso del Isostar no es el único. El Powerade ION4, una de las bebidas más populares, contiene en su versión líquida casi 38 gramos de azúcar en una botella de 500 ml, que la mayoría de las personas se sopla en su entrenamiento. De hecho, su versión en polvo es justo lo contrario de lo que necesitamos para adelgazar. En 100 gramos de polvo Powerade ION4 hay exactamente 92 gramos de azúcar. Vamos, que Coca Cola nos vende azúcar con minerales básicos a precio de oro porque lo mete en un bote muy bonito de vistosos colores y le pone un nombre atrayente. He visto a muchas personas en el gimnasio hacerse su propio preparado, añadiendo más y más cucharadas de Powerade o Isostar a su botella de agua, y desafortunadamente no eran conscientes de que le estaban añadiendo, básicamente, azúcar al agua a precio de oro.

No voy a poner en duda la utilidad de añadir algo de carbohidratos a la dieta antes de entrenar o incluso después, si se pretende hacer una recarga, pero desde luego tengo claro que los carbohidratos no deben ser de absorción rápida y mucho menos en forma de azúcar. Lo cierto es que estas mismas personas que toman su Isostar en muchos casos han precedido el entrenamiento con un gran plato de pasta y así lo único que consiguen es generar picos de glucosa e insulina en la sangre que no son adecuados si queremos adelgazar.

Mi consejo: la bebida universal, el agua, te aporta la hidratación que necesitas antes, durante y después del entrenamiento sin impedirte adelgazar. Los electrolitos que necesitas reponer los puedes conseguir de ciertos vegetales o en cualquier preparado multimineral. Si necesitas un aporte extra de minerales, puedes comprar por ejemplo un bote de magnesio en polvo por menos de 10€ y te durará semanas usando un poco cada día.

Azúcar, la dulce droga del Siglo XXI

Azúcar, dulce veneno

Azúcar, dulce veneno

No es la primera vez que el azúcar es considerada como una droga o sustancia que crea dependencia o –como decimos coloquialmente- adicción. Desde siempre hemos ingerido cantidades de azúcares incluidos en todo tipo de productos procesados que salen al mercado, pero fue a mediados del S.XX cuando la industria alimenticia se hizo con el negocio. Un negocio con el que se ahorraba una gran cantidad de dinero gracias al ‘boom’ de los productos bajos en grasa, que contienen niveles exagerados de azúcar –un producto barato y fácil de conseguir-. Nos hicieron creer que las grasas eran malas y dañinas para el corazón, advirtiéndonos sobre la hipercolesterolemia y otro tipo de enfermedades coronarias y neurológicas que supuestamente estaban causadas por el consumo de estas grasas. Nada más lejos de la realidad.

El principal responsable de las enfermedades cardíacas, la diabetes, el alzhéimer, la obesidad, las degeneraciones neurológicas… es nuestro dulce enemigo ‘el azúcar’. Nos contaron la mayor falacia de la historia, inculcándonos el equilibrio de una nutrición basada en alimentos ricos de esta sustancia, ahorrando millones y millones en producción a costa de nuestra salud. ¡Así son los negocios! En eso se basa la economía.

Son numerosos los estudios publicados que muestran los efectos negativos del azúcar aludiendo a tal como una droga cuyos efectos conductuales, neurológicos y fisiológicos son comparables a los producidos por el alcohol, el tabaco e incluso la heroína. Pero no corramos tanto; para ponernos en situación y llegar a comprender por qué se empieza a considerar –o por qué algunos consideramos- el azúcar como una droga, vamos a definir antes dicho término.

Entendemos como droga a aquella sustancia sintética o natural que modifica temporalmente el estado de conciencia. Es decir, cualquier sustancia que pueda producir cambios en la percepción, el estado de ánimo, la conciencia y/o el comportamiento. Quizás penséis que el azúcar no produce ninguno de estos efectos… ¡ERROR! ¿Qué es lo primero que nos enseñan las películas que cuentan infortunios amorosos? ¿Qué hacemos cuando nos dan malas noticias? Cuando estamos sin fuerzas, ¿a qué recurrimos? La respuesta a todas estas preguntas es: ¡El Azúcar! El típico helado de chocolate o los atracones de dulces en las malas noticias y desencuentros amorosos, refrescos y caramelos para subir el ánimo y la fuerza… en resumidas cuentas, recurrimos al azúcar para sentirnos bien, para ayudarnos a ver desde otro punto de vista las cosas negativas, para activarnos. ¿Sorprendido? Sigamos.

Una vez claro el concepto de droga, procedamos a diferenciar entre una adicción y una dependencia. Aunque comúnmente suelen sugerir lo mismo, en el ámbito médico hay una cosa que las diferencia, y es que en la adicción el elemento principal es el comportamiento y en la dependencia es la sustancia. Por lo tanto trataremos al azúcar como sustancia de dependencia. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR), podemos saber cuándo se es dependiente a una sustancia al evaluar que tres de los siguientes criterios se hayan dando en algún momento en un periodo de 12 meses:

  • Fuerte deseo de consumo.
  • Tolerancia a la sustancia, es decir, necesidad de consumir más cantidad.
  • Problemas de control de comportamiento en relación a la sustancia.
  • Síndrome de abstinencia.
  • Descuido de personas e intereses.
  • A pesar de ser consciente de que su consumo perjudica social, física y psíquicamente, no puede parar la adicción.
  • Rutina de consumo.

Si analizamos detenidamente todos estos criterios para confirmar una dependencia, podemos decir que al menos tres (e incluso más) son compartidos por los consumidores habituales de azúcar.

¿Nos saciamos por igual ante todo tipo de alimentos?

Cuando nos llevamos un dulce o una bebida azucarada a la boca, nuestra primera reacción no es la de dejar de tomarlo. Al contrario, el sabor es agradable y sentimos esa sensación de placer y bienestar que nos proporciona su ingesta, por lo que nos comeremos hasta el último bocado e incluso repetiremos si es posible. Entonces, cabe preguntarse, ¿por qué con productos como el azúcar nunca terminamos de saciarnos? De esta pregunta parten precisamente innumerables estudios sobre el azúcar y su posible acción de dependencia.

El azúcar altera el proceso neurológico que genera un estado de saciedad. Cuando comemos algo o realizamos un tipo de actividad o ejercicio que sea placentero, el cuerpo tiene un mecanismo innato que se encarga de informar al cerebro que al llegar a determinadas cantidades ha de detener la conducta. Por ejemplo, si nos comemos un filete de ternera, quizá podamos y queramos repetir, pero habrá un momento en el que nos quedaremos saciados y sin ganas de comer más de ese alimento. Supongamos ahora que comemos algo dulce. Comemos hasta quedarnos satisfechos, pero tras 15 o 20 minutos volvemos a tener ganas de algo dulce y volveríamos a comerlo – si es que no lo hemos hecho mientras lo pensábamos. Las drogas de abuso tienen el mismo mecanismo: alteran la función que hace que el cerebro active el estado de saciedad.

Hay dos centros cerebrales implicados en este proceso:

–          El Sistema Dopaminérgico (productor del neurotransmisor Dopamina), que es el centro encargado del placer y el mecanismo que activa los centros de recompensa del cerebro. A mayor satisfacción y placer generados por una sustancia, comportamiento, percepción o actividad, mayor será el número de respuestas dadas por este sistema.

–          El Sistema Colinérgico (Productor del neurotransmisor Acetilcolina), encargado de la saciedad y de frenar el comportamiento en sí.

La elevación de Dopamina se produce con toda conducta que provoque satisfacción y placer, por lo que con toda conducta natural que nos produzca estas sensaciones la elevación de este neurotransmisor será inminente. Funciona detectando algo novedoso, haciendo por tanto que la conducta apetecible vuelva a repetirse, generando Dopamina a niveles variables en función de circunstancias externas e internas. Sin embargo, con las drogas se liberan las mismas cantidades de Dopamina cada vez que se usan, haciendo de esta una sustancia novedosa para el cerebro en cada toma y no activando la sensación de saciedad.

¿Qué pasa cuando algo nos produce aversión o es desagradable a nuestro gusto?

En este caso, el centro de saciedad aumentará hasta el nivel en que la conducta calificada como desagradable no llegue a asociarse con el Sistema de Recompensa. Nuestro cerebro asociará inconscientemente esa sustancia, actividad o conducta como algo que hay que abandonar puesto que el pico de saciedad ha sido tan elevado que no nos quedarán ganas de seguir adelante. En el caso de la drogodependencia, durante el periodo de abstinencia la persona entra en un estado desagradable en el que se le hace difícil llevar la interrupción del consumo de una droga, con síntomas que producen efectos tanto fisiológicos como psicológicos. Aquí vuelve a entrar en juego nuestro dulce enemigo el azúcar. Para aliviar este estado de ansiedad y malestar la mayoría de drogodependientes recurren al azúcar como sustituto de la droga. Por ejemplo, un fumador que quiere dejar de fumar palia esta ansiedad al intentar dejar el tabaco atiborrándose de dulces, gominolas y, en general, todo tipo de productos que posean un alto índice glucémico. De esta forma el azúcar actuará como sustancia sustituta de la nicotina eliminando o haciendo llevadero el tan desagradable síntoma de abstinencia produciendo un alivio sintomático y placentero.

Existen rigurosos estudios científicos que han desarrollado sus investigaciones en torno a este mecanismo de saciedad desarrollado en distintas regiones cerebrales y estudios en los que se aprecia cómo ratones de laboratorio pasan por las mismas etapas de adicción a una droga al suministrarles una dosis diaria de azúcar.

A continuación podemos ver las imágenes de algunos de los estudios realizados en la UCLA (University of California, Los Angeles) en los que se compararon imágenes PET de cerebros de distintas personas.

Activación de áreas cerebrales producida por el azúcar y la cocaína

Activación de áreas cerebrales producida por el azúcar y la cocaína

Regiones cerebrales activadas en un cerebro sano, un cerebro adicto a la cocaína y un cerebro adicto al azúcar

Regiones cerebrales activadas en un cerebro sano, un cerebro adicto a la cocaína y un cerebro adicto al azúcar

IMÁGENES CEREBROS

En la imagen de la izquierda se hace una comparación del cerebro de una persona que consume habitualmente azúcar con otro cerebro de una persona que consume cocaína. Observamos como las regiones cerebrales activadas son las mismas en ambas sustancias, siendo mayor la activación en la persona consumidora de azúcar.

La imagen de la derecha se corresponde a la tomografía realizada con tres tipos de personas. De izquierda a derecha: la primera, de una persona sin ninguna adicción; la segunda, de una persona consumidora de cocaína y la tercera de una persona con obesidad, consumidora de alimentos ricos en carbohidratos y azúcares. Como vemos, la activación de la región cerebral de la persona normal mantiene áreas activas diferentes a las de las otras dos personas, siendo la región iluminada en rojo la correspondiente a las áreas de los sistemas de recompensa y saciedad.

Hasta aquí hemos hecho un breve recorrido sobre algunos de los estudios realizados que muestran la conexión del azúcar con las drogas de consumo. Podríamos seguir citando estudios y resumiendo resultados sobre la estrecha relación en sistemas cerebrales compartidos por el azúcar y las drogas, pero es preferible mostrar el poder que tiene en azúcar sobre otras áreas.

¿Hasta qué punto puede influir el azúcar en enfermedades ya desarrolladas?

Si hemos entendido lo que hasta aquí hemos expuesto, podremos inferir que el azúcar puede actuar como un excitante del Sistema Nervioso. Por tanto, puede producir una subida rápida de Adrenalina causando hiperactividad y dificultad para la concentración. En enfermedades como el TDAH (Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad) se desaconseja todo tipo de productos que puedan contener azúcar en su composición. Las dietas que se prescriben para una nutrición sana y favorable para este tipo de casos es una dieta rica en ácidos grasos Omega-3.

Además, el azúcar no actúa del mismo modo durante todo el desarrollo madurativo de una persona. Se ha demostrado que durante la infancia, el azúcar es responsable de la falta de motivación y el deterioro en el área de toma de decisiones. Además el incremento de la obesidad en niños está asociado al desarrollo posterior de la Diabetes Tipo II.

Otro descubrimiento importante relacionado con la ingesta de azúcar es su repercusión en el desarrollo del cáncer. El azúcar sirve de alimento a las células cancerígenas, estando relacionado con el cáncer de páncreas, recto y estómago entre otros. Asimismo, actúa inhibiendo el sistema inmunológico y debilitando las defensas contra las enfermedades infecciosas.

Pero esto no es todo: envejecimiento de la piel por el cambio que provoca en la estructura del colágeno, retención de fluidos en el cuerpo, alergias alimentarias, alteración de la capacidad de pensamiento, incremento de la posibilidad de padecer Alzheimer, desequilibrios hormonales como el síndrome premenstrual y la disminución de la Hormona del Crecimiento, y un largo etcétera que me llevaría a rellenar unas cuantas páginas más.

Estos efectos no se dan al instante de su consumo, pero si poco a poco vamos habituando a nuestro cuerpo a la ingesta de nuestra ‘dulce enemiga’ lo más factible es que vayamos notando su presencia. Lo que he escrito hasta ahora no es algo que me haya inventado o sacado de la manga. Algunas afirmaciones provienen de estudios científicos ya revisados y otras de revisiones que se están llevando a cabo. Pero como bien decimos popularmente “Cuando el río suena, agua lleva”. No esperemos hasta el último momento para cambiar nuestros hábitos de alimentación. Es fácil y cómodo seguir actuando del mismo modo en que lo hemos hecho desde la infancia, pero las cosas cambian, la sociedad evoluciona, los negocios crecen con las creencias de la sociedad y al final terminamos siendo animales dóciles creyendo que lo establecido es lo mejor para nosotros.

Referencias bibliográficas:

American Psychiatric Association (APA), (2000). DSM-IV-TR. Barcelona: Masson

Rada, P., Avena, N.M. y Hoebel, B.G. (2005). “Adicción” al azúcar: ¿Mito ó realidad? Revisión. Rev Venez Endocrinol Metab, 3(2),2-12.

Dr. Mercola, 20 de Abril 2010. Mercola.com. Recuperado el 06 de Julio 2014, de http://espanol.mercola.com/boletin-de-salud/los-peligros-del-azucar.aspx

Bobes J., Casas M., Gutierrez M. (2010). Manual de trastornos adictivos. Enfoque Editorial, S.C.

Arcila Yanes, E.A., 11 de Junio de 2014. Azúcar ¿Qué pasa con nuestro cerebro cuando Ingerimos Azúcar? Recuperado el 6 de Julio de 2014, de http://natupana.blogspot.com.es/2014_06_01_archive.html

El Efecto del Azúcar en el Cerebro

Efectos del consumo de azúcar en el cerebro

Efectos del consumo de azúcar en el cerebro

En el libro explico como el azúcar crea una potente adicción en nuestro organismo. La sacarosa, el azúcar blanquilla habitual, es uno de los principales enemigos en nuestra lucha por adelgazar. Imagino que hasta ahora no habré sorprendido a nadie. Sin embargo, más allá del resultado físico de ingerir azúcar -que lógicamente es engordar-, el aspecto psicológico de su consumo nos impide adelgazar y nos hace sufrir ansiedad.

Ayer hablaba con una psicóloga sobre los efectos psicológicos que acarrea el consumo de azúcar. Al igual que la mayoría de las drogas, el consumo de azúcar tiene un efecto directo en nuestro cerebro. Nos hace sentir bien. Y esa sensación de placer crea una adicción de la cual es difícil salir. Por eso, en el libro explico con detalle como en los dos o tres primeros días de abstinencia de azúcar pueden presentarse algunos síntomas que habitualmente asociamos con el mono que padecen los drogadictos.

Algunos expertos creen que el azúcar tiene hasta 14 veces más poder de adicción que la cocaína y que se trata sin duda de la única droga de curso legal en todo el mundo. Lo que si está claro es que su presencia en todo tipo de alimentos procesados no es casualidad. ¿porqué lleva azúcar una lata de ensalada de pimientos o un bote de mayonesa? ¿es posible que el fabricante le ponga azúcar a su producto para que nos sintamos bien al comerlo y queramos volver a comprarlo en el futuro? Como digo en el libro y en este artículo anterior, el azúcar y la patata son dos alimentos muy baratos de producir y muy versátiles, y desgraciadamente la industria alimenticia los utiliza en una amplísima gama de productos que después nosotros ingerimos con poco o ningún control con resultados desastrosos.

Como es natural, para adelgazar es necesario eliminar el azúcar de la dieta y esto, desafortunadamente, tiene un efecto en nuestro cerebro. Este efecto no tiene nada que ver con la errónea idea que circula por todas partes según la cual el azúcar es necesario para nuestro cerebro. Ya he explicado en bastantes ocasiones que ese mito es absolutamente falso y que el organismo puede producir la glucosa que nuestro cerebro necesita de manera autónoma cuando seguimos una dieta cetogénica para adelgazar, que son unos 40 gramos de glucosa al día. Sin embargo, al adelgazar privándonos de azúcar, sufriremos un pequeño síndrome de abstinencia los primeros dos o tres días. Este mono de azúcar, que se manifiesta de distinto modo según la persona, es más o menos intenso en función de la cantidad de azúcar diaria que el organismo de una persona esté acostumbrado a ingerir a diario. A mayor costumbre, mayor dependencia y más probabilidad de sufrir un síndrome de abstinencia.

Ahora bien, las buenas noticas son que una vez superado el mono en dos o tres días y si se sigue un plan nutricional adecuado, desaparece por completo la necesidad psicológica de ingerir azúcar y nuestro cerebro empieza a funcionar de otro modo, captando energía no sólo de la glucosa sino también de los cuerpos cetónicos que se producen al utilizar la grasa como combustible. Si bien esto no se asocia -como el consumo de azúcar- a la liberación de ninguna hormona que nos haga sentir bien, lo cierto es que nos sentimos con más energía de lo habitual, y esto de algún modo también produce placer.

Recuerdo que cuando era niño había unos anuncios en televisión que defendían el consumo de azúcar porque en una cucharadita «sólo había 17 calorías». Visto ahora en perspectiva, en una cucharadita de cocaína o de heroína seguro que no hay más o menos las mismas calorías, y sin embargo no se me ocurre echarle dos cucharadas de esta droga a mi café. Como explico en el libro, a la hora de adelgazar, las calorías no son el mayor factor a tener en cuenta. En mi opinión, el aspecto psicológico de lo que comemos y cómo lo comemos tiene más importancia que el aporte calórico de los alimentos. No todas las calorías son iguales. Dos alimentos distintos pueden aportar las mismas calorías pero quizás uno de ellos es nutritivo y contribuye a muchas funciones del cuerpo y quizás otro sólo aporta energía.

Pues bien, en el caso del azúcar, sólo aporta energía y adicción. No hay un sólo nutriente en el azúcar. Nada que nuestras células puedan utilizar para cualquier cosa que no sea generar energía. Si unimos esto a que nuestro cerebro recibe señales erróneamente positivas al ingerir azúcar, comprenderemos con facilidad que el primer alimento que debe salir por completo de nuestra dieta, queramos adelgazar o no, es el azúcar. Incluso si su objetivo no es perder peso, no hay nada positivo en el consumo de azúcar, por pequeña que sea la cantidad. Y esto no sólo lo digo yo. Mire lo que dicen en la revista National Geographic acerca de los estudios que relacionan el consumo de azúcar con efectos secundarios en el cerebro.

Prevenir la Obesidad Infantil

Obesidad Infantil

Obesidad Infantil

Según los estudios que he estado repasando esta semana, el factor de mayor riesgo para desarrollar obesidad como adulto es el sobrepeso en la infancia. Si, parece que es lógica cartesiana, pero no por ello deja de ser importante tenerlo en cuenta en la alimentación de nuestros hijos. Hoy quiero escribir sobre como afecta la alimentación al desarrollo de nuestros hijos y las consecuencias que para ellos tendrá la forma en que les alimentemos.

Quiero recordar antes de nada que mi generación, que yo denomino la generación del infartillo fácil, se alimentó en su niñez en las falsas creencias que dictaban que la grasa saturada (mantequilla, queso curado, cerdo, ternera, etc.) eran muy malas para la salud y lo verdaderamente bueno eran las grasas hidrogenadas (margarinas, bollería y grasas para freír). Las consecuencias de nuestra continua exposición a la grasa hidrogenada son un problema de salud cardiovascular mayúsculo que desafortunadamente, incluso hoy en día cuando todos los estudios son meridianamente claros al respecto, muchos médicos siguen sin entender el problema anclados en lo que aprendieron durante la carrera sin haber actualizado sus conocimientos. Doctores, no me crean a mí. Gasten unas horas leyendo artículos y estudios en PubMed y redescubran la verdadera causa de las enfermedades coronarias, que no es el exceso de grasa natural.

Hoy, el tema de las grasas hidrogenadas está claramente superado -aunque muchos alimentos procesados y la repostería y bollería industrial las sigue utilizando- pero existen otros enemigos a derrotar si queremos promover la salud de nuestros hijos. Desde mi punto de vista y basándome en todos los estudios que llegan a mis manos, o más concretamente a mi pantalla, estos enemigos son los carbohidratos refinados, el azúcar y los alimentos comodín en general. Yo llamo alimentos comodín a los que se cuelan en la lista de ingredientes de prácticamente todos los alimentos procesados y estos son la patata y sus derivados, el maíz y sus derivados y la soja y sus derivados, además del azúcar claro.

Absolutamente todos los estudios rigurosos de los últimos años apuntan a la necesidad de ingerir proteínas y grasas de manera continuada para gozar de una buena salud. Esto incluye comer abundante carne, huevos, pescado, lácteos y demás fuentes animales de proteína. También con cierta moderación legumbres y frutos secos, que todo hay que decirlo.

Desafortunadamente, en la alimentación de nuestros hijos y por motivos de tiempo principalmente, lo que impera a menudo es precisamente aquello que más les perjudica: los alimentos procesados. Desde los cereales del desayuno (que son un alimento altamente procesado, con muy poco valor nutritivo y compuesto principalmente por azúcares) hasta los platos de carne, pescado, postre y bollería procesados, nuestros hijos sufren una continuada exposición a productos que además de no aportarles las suficientes cantidades de nutrientes esenciales, introducen en su cuerpo sustancias que en el mejor de los casos son altamente sospechosas cuando no directamente muy dañinas para su organismo.

Internet nos ha regalado el don del acceso a la información a tiempo casi real que nuestros padres no tuvieron. ¿Me hubiera alimentado mi madre con margarina en desayunos, meriendas y como parte de muchas recetas que ella misma preparaba si hubiese sabido que se trataba de una grasa hidrogenada altamente perjudicial para el organismo? No, claro que no. Nosotros sí tenemos acceso a la información, a los estudios, y a la divulgación de los resultados que se hacen de manera continuada y sería un pecado por nuestra parte mirar hacia otro lado y no aprovechar esa información para tomar las medidas oportunas que garanticen que nuestros hijos reciben la mejor alimentación posible para garantizar su correcta nutrición y desarrollo.

Hace poco leía que el chef Jamie Olivier ganó su demanda contra McDonald’s el pasado diciembre y una de las frases que más me impactó de sus declaraciones acerca de sus motivaciones para emprender esta cruzada fue: «¿Qué ser humano en su sano juicio pondría un trozo de carne remojada en hidróxido de amonio en la boca de un niño?«. Hace ya tiempo que se demostró que el principal proveedor de carne picada a nivel mundial para este tipo de restaurantes lavaba la carne en amoniaco para matar bacterias como el e.colli, haciendo que una carne «no apta» para el consumo se convirtiese milagrosamente en «apta». No estoy diciendo que comerse una hamburguesa de cualquier cadena de comida rápida vaya a condenar a nuestros hijos a un futuro de obesidad sino que la reiterada incursión de comida procesada en su dieta, ya sea mediante restaurantes de comida rápida, bollería industrial o alimentos precocinados que compramos para el hogar, es la tormenta perfecta que desencadena una gran masa de enfermedades a largo plazo en su organismo.

Para prevenir esto tan sólo hay que seguir una serie de pasos que además coinciden con algunos de los que yo promuevo para la pérdida de peso:

  • Eliminar por completo los carbohidratos refinados de la dieta habitual
  • Eliminar por completo los alimentos procesados. Si quiere una hamburguesa o unos palitos de merluza, compre un trozo de buey o de pescado y hágalo usted mismo. Ganará en salud… y en sabor!
  • Eliminar los zumos, refrescos y en general cualquier bebida azucarada. La web www.conoce.cocacola.es es un insulto a la inteligencia. No se crea absolutamente nada de lo que dice. Dele agua a sus hijos. Es más barata e infinitamente más sana, además de necesaria.
  • Eliminar los productos light, desnatados o con 0% de materia grasa. La grasa es necesaria para el organismo y no engorda más que cualquier otro macronutriente. Recupere la mantequilla, la nata, la leche entera, las carnes y pescados grasos.
  • La más importante: lea la composición de todo lo que compre en el supermercado. Si no sabe lo que es un ingrediente, no lo compre. Si acaba en «osa» es azúcar (glucosa, sacarosa, dextrosa, fructosa…). No se deje engañar. Si un alimento contiene soja no es para mejorar su salud, es porque está hecho con comida basura y el fabricante quiere aumentar su proporción de proteínas. Si lleva patata, fécula, jarabes, derivados del maíz o cualquier otro ingrediente que no debería estar ahí, no lo compre.

Si previene la obesidad de sus hijos alimentándolos correctamente, además de mejorar la perspectiva de su salud a largo plazo, les evitará pasarse media vida siguiendo dietas para adelgazar con los resultados que le son de sobra conocidos.

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Los Invitados No Deseados para Adelgazar

El pasado lunes 4 de Noviembre, en el programa Sano y Nutritivo de esRadio Málaga (94.1 FM), hablaba con Carlos Ferragut acerca de los Invitados No Deseados que se cuelan en nuestra cocina a diario y nos imposibilitan perder peso o incluso hacen que engordemos. Para adelgazar -lo he dicho muchas veces- es fundamental controlar la composición de los alimentos que ingerimos. No se puede adelgazar comiendo alimentos que tienen ingredientes que nos evitan perder peso. En el libro Adelgazar sin Milagros hablo en detalle de un proceso llamado Cetosis mediante el cual nuestro cuerpo quema la grasa que tenemos acumulada, usándola como combustible y permitiéndonos adelgazar de manera sana y natural. Sin embargo, como explico en el libro, hay algunos alimentos que nos sacan de ese estado óptimo en el que estamos quemando grasa como combustible para nuestras células en el mismo momento que los ingerimos.

Yo llamo invitados no deseados a los ingredientes que se cuelan en los alimentos procesados y que nunca deberían haber estado ahí de manera natural, pues en la receta original no estaban presentes o simplemente no tiene sentido alguno para nuestra nutrición su presencia en los alimentos. Un ejemplo claro son los embutidos. Cuando vamos a la charcutería a comprar pechuga de pavo porque presuntamente es «light» y nos ayudará a adelgazar, en realidad estamos comprando un alimento que contiene -entre otras cosas- patata, y no hace falta ser muy listo para deducir que si queremos perder peso no es buena idea comer patatas.

El caso es que la industria nos ha colado la patata, el azúcar, el maíz e incluso la soja en la mayoría de productos procesados que consumimos. Por eso, muchos nutricionistas piden que cuando se siga una dieta para perder peso se haga utilizando alimentos frescos, pues no es posible adelgazar si nos dedicamos a comer alimentos procesados cuya composición hace que engordemos.

Por supuesto, no son estos los únicos ingredientes que nos cuelan en los alimentos procesados. Ahí están la sal, los conservantes, antioxidantes y demás, pero lo cierto es que en el caso concreto de los planes nutricionales para adelgazar, estos son los cuatro más importantes que debemos vigilar. Recordemos que la sal nos hará -entre otras cosas- retener líquidos, pero aunque esto suponga una ganancia de peso momentánea, no significa que hayamos engordado en el sentido riguroso del término, porque el agua que retenemos la eliminamos con facilidad y no así la grasa.

Por lo tanto y para concluir, un nuevo recordatorio para todas las personas que quieren adelgazar o simplemente quieren seguir una dieta sana: tenemos que vigilar los ingredientes de los alimentos procesados que compramos para poder controlar con cierta rigurosidad lo que ocurre en nuestro organismo cuando nos alimentamos.

La Prohibición del Azúcar

El azúcar en los zumos

El azúcar en los zumos

El 12 de Octubre se publicó el en B.O.E. una normativa que entrará en vigor el próximo día 28 que «prohíbe» la inclusión de azúcar en los zumos de frutas. Hasta aquí bien, pero vamos a rascar un poco más…

Esta normativa procede de la Unión Europea, por lo que es una transposición de la directiva original de 2011. Nos ha llevado dos años «amoldar» a nuestras leyes una sencilla norma europea, pero ahí no acaba la cosa. En la norma publicada se ofrece un periodo de gracia de 18 meses a los fabricantes para que tengan tiempo de «acabar con las existencias» de los productos que actualmente se comercializan. De este modo, los zumos podrán seguir llevando azúcar añadida y comercializándose como se hace ahora hasta el 28 de Abril de 2015. Pero nuevamente, ahí no acaba la cosa…

Desde el 28 de Abril de 2015 y durante 18 meses más, los zumos podrán seguir teniendo azúcares añadidos pero advirtiendo en la etiquete del futuro cambio que, por fin, entrará en vigor realmente el día 28 de Octubre de 2016. De modo que en Europa por fin se dan cuenta del daño que nos está causando el azúcar añadido en los productos que compramos y que es en gran medida el causante de la epidemia de obesidad y diabetes que padecemos y necesitan 5 años para hacer algo al respecto, y lo peor es que sólo lo hacen con los zumos.

Como denuncio en el libro Adelgazar sin Milagros, son numerosos los productos que llevan cantidades más o menos considerables de azúcar añadido. Según un reciente estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona, el 75% del azúcar que se consume en España proviene de los productos alimenticios elaborados. De este modo, no resulta extraño que las personas que intentan adelgazar siguiendo las dietas habituales tengan cada vez más complicado librarse del exceso de grasa que les acompaña. Por ello, creo que la normativa europea debería haberse extendido a la mayoría de los productos en los que el azúcar no pinta nada, véase una hamburguesa, una salchicha, una ensalada y un largo etcétera.

Muchos zumos comerciales contienen una cantidad considerable de azúcar añadida -además del azúcar que ya contiene el propio zumo de manera natural, que no es poca- pero resulta que el azúcar añadido está presente en todo tipo de alimentos preparados, desde embutidos y patés a ensaladas, pasando por carnes preparadas, pescados, mariscos, salsas y aderezos y, en general, una cantidad desorbitada de productos elaborados.

El azúcar debe tener -lo estoy investigando ahora- una serie de propiedades que lo hacen imprescindible para los fabricantes de alimentos, entre otras cosas su reducido precio, pero lamentablemente para nuestra salud en general y en especial para nuestro objetivo de adelgazar y perder peso de manera natural, es nuestro peor enemigo. Por eso, como digo en el libro, si quiere perder peso no deje de vigilar la composición de los alimentos que ingiere y suprima todos los que lleven azúcar.

 

La Lista de la Compra para Adelgazar

Carro de la Compra para adelgazar

Carro de la Compra

Muchas de las preguntas que recibo son referentes a qué es lo que «se puede comer» y qué es lo que «no se puede comer» cuando seguimos una rutina nutricional destinada a perder peso, a adelgazar. En el libro explico que para adelgazar se trata de controlar lo que se come en cada momento para entender como va a reaccionar nuestro cuerpo más que de elaborar una lista de alimentos permitidos y otra de alimentos prohibidos. Yo personalmente me prohíbo a mi mismo los carbohidratos refinados, entre otras cosas porque creo que afectan negativamente a mi salud, y no contribuyen en mantener a raya mis reservas de grasa, pero la forma de elegir lo que como y lo que no va más allá de eliminar o reducir carbohidratos para adelgazar.

Como explico en el primer capítulo, titulado «¿Qué Comemos?», desafortunadamente lo que creemos que ingerimos y lo que realmente ingerimos son dos cosas bien distintas. Jamón York a base de restos de pollo y patata, «gelatina» de postre sin gelatina, productos «sin azúcar» altamente ricos en azúcar, productos «light» (ligeros en inglés) absolutamente pesados y dañinos para el organismo…. la lista es casi interminable y esto, además de influir en nuestro proceso para adelgazar, nos afecta de manera directa a la salud.

Al final, la única manera cierta de saber qué es lo que nos metemos en la boca es examinar con cierto detenimiento las etiquetas de los productos, comprobar sus ingredientes y sus valores nutricionales. Para las dietas cetogénicas orientadas a la pérdida de peso, lógicamente iremos buscando alimentos bajos en hidratos de carbono, pero no debe ser este nuestro único fin. Aunque la meta sea adelgazar, también debemos aprender a identificar la calidad de las proteínas y las grasas que ingerimos. Esto no es un proceso rápido ni sencillo, pero creo que hoy he dado con una solución que puedo compartir para los que quieran iniciarse en esto.

La idea es sencilla. En lugar de tratar de mirar todos los productos del supermercado uno a uno, se trata de centrarse en uno o dos productos en cada visita y de este modo ir confeccionando el carro de la compra que nos ayude a conseguir nuestro objetivo de eliminar la grasa. Antes comprábamos por afinidad a una marca y esta afinidad era el reflejo de nuestros gustos personales por un motivo u otro. Ahora debemos ser fieles a las marcas que contribuyan a mejorar nuestra salud e ir aprendiendo poco a poco qué marca ofrece el producto más adecuado a nuestros intereses. Yo nunca he sido de comprar marcas blancas, pero debo admitir sin reparo que de un tiempo a esta parte no tengo problema alguno en seleccionar un alimento de marca blanca si sus ingredientes y/o sus valores nutricionales me resultan mejores que las de una marca de las de teórica calidad o más apropiados para cumplir mis objetivos de peso. Me he llevado, por ejemplo, gratas sorpresas sobre todo con algunos productos de Carrefour.

De modo que cuidado al llenar el carro de la compra, no vaya ser que le den a uno pollo y patata por jamón en lugar de gato por liebre. Adelgazar es importante pero vigilar la calidad de lo que comemos también. No merece la pena perder peso si nos dejamos la salud en el camino.

Lo Barato sale Caro

Cosecha de Soja

Cosecha de Soja

Una de las cosas que con más fuerza creo que denuncio en mi libro Adelgazar sin Milagros es el uso indiscriminado de ciertos alimentos en la comida procesada. En concreto, cuatro de los alimentos más baratos de producir a nivel mundial se pueden encontrar juntos o por separado en la lista de ingredientes de la mayoría de los alimentos procesados que existen en un supermercado. Estos alimentos son la patata, el azúcar, el maíz y la soja, y ninguno de ellos le ayudará a adelgazar.

No creo que descubra nada nuevo si digo que la patata, el azúcar y el maíz, desde un punto de vista nutricional, no aportan nada de interés a nuestro organismo que no podamos obtener de una forma menos dañina para nuestro cuerpo. Todos sabemos que son alimentos que debemos evitar por diversos motivos que desgloso en el libro. Sin embargo, el gran tapado de entre estos cuatro alimentos es la soja, quizás por tratarse de una legumbre, que como todos sabemos gozan de buena reputación.

La soja está de moda, es indudable, y no me refiero a la salsa de soja que acompaña al sushi o a los platos asiáticos -que también-, sino a la soja en todas sus modalidades: como vegetal, como leche, como complemento nutricional, como tofu, miso o cualquier otro preparado. En efecto, la soja es una legumbre rica en proteínas, rica en grasa y moderada en hidratos de carbono (tiene 31 gramos de proteína, 18 gramos de grasa y 34 gramos de hidratos de carbono por cada 100 gramos de grano). Hasta aquí cualquiera diría que son buenas noticias… pero créame, no son tan buenas como parece.

No quiero profundizar mucho en el tema de las alergias, las sustancias nocivas y demás temas negativos para la salud asociados a la soja, ni hacer demasiado hincapié en que la mayoría de la soja (igual que el maíz) es transgénica y ha sido modificada por los mismos angelitos que desarrollaron productos tan interesantes para el ser humano como el DDT, que le recuerdo que también era «inocuo» cuando salió al mercado. Lo que realmente quiero divulgar es que no se puede comparar la proteína de la soja con la proteína de otros alimentos. Tan sencillo como eso.

Lo bueno de la soja -lo único bueno realmente- es que es muy barata, pero como usted ya sabe, lo barato casi siempre sale caro al final. Cuando le hablen de las proteínas de la soja, no deje de preguntar por su valor NPU (Net Protein Utilization) a quien le quiera vender la burra de los beneficios de esta legumbre. Este parámetro nos indica el porcentaje neto de utilidad de la proteína en el alimento. La soja tiene un NPU de 61%, y yo personalmente creo que es menor en realidad después de tantas modificaciones genéticas, y los alimentos con los cuales se la compara alegremente como el huevo, la leche y el suero de la leche tienen un NPU de 94, 82 y 100 respectivamente.

También existen otros índices para medir la calidad y biodisponibilidad de la proteína en los alimentos y en todos y cada uno de ellos la soja sale absolutamente desfavorecida. Digamos, por ser un poco elegantes, que su calidad es bastante moderada. Es por su economía, y no por ningún fin altruista o pensando en su salud, que los fabricantes de alimentos procesados incluyen soja en sus productos cuando los porcentajes de proteína resultantes están por debajo de los mínimos establecidos por la ley para denominarlos de algún modo. Así que aunque le vendan todo tipo de palabras biensonantes del tipo «isoflavonas de soja», «enriquecido con soja» o «con proteínas de soja», no se deje engañar. Si le ponen soja a un producto cárnico o lácteo es, sencillamente, porque su porcentaje de proteína natural es demasiado bajo para sea legal llamarlo carne o lácteo, y tienen que aumentarlo. Para ellos es barato usar soja. Para su salud, tremendamente caro.

Si está siguiendo un plan nutricional para bajar de peso basado en la proteína y en la grasa, igual que hice yo, no se deje engañar y apueste por la proteína de calidad. La soja, en mi opinión, no es parte de ese grupo.

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