Categoría: Análisis

Todos los aspectos que se pueden analizar con respecto al control de peso, a la pérdida de peso y en general sobre como adelgazar.

Tenemos que adelgazar

Crecimiento de la Obesidad

Crecimiento de la Obesidad

Hoy he estado revisando algunas estadísticas recientes acerca de la epidemia de obesidad de la que hablo en el libro. La Organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE) advierte que los niveles de obesidad han aumentado durante los últimos cinco años en la mayoría de los países. El estudio abarca países como Australia, Canadá, Francia, México, España o Suiza y apunta a la crisis económica como el principal factor desencadenante de este crecimiento en las tasas de obesidad. Según los autores del estudio, las familias asfixiadas por unos ingresos cada vez menores dejan de un lado los alimentos más sanos pero más caros y los sustituyen por comida de alto contenido calórico y bajo poder nutricional.

Esto es algo de lo que ya hablé en el artículo La Obesidad: La Enfermedad de los Pobres en este mismo blog, y que viene a apoyar la teoría que manejo en el propio libro en el capítulo No se engañe, adelgazar es caro. Comer bien para adelgazar implica dejar de lado los carbohidratos refinados, el azúcar y otros productos cargados de calorías vacías que no nos permiten perder peso y, al contrario, nos hacen engordar. Parece surealista que a estas alturas de la película la OCDE venga a decir lo que ya sabemos y no ofrezca soluciones para para la obesidad. Lo cierto es que con las cifras de la OCDE, una de cada tres personas que habitan la tierra es obesa o padece sobrepeso. Eso son 2.100 millones de personas. Si esto no es una epidemia en toda regla, entonces no se lo que es. Esta cifra la ha sacado a la luz la prestigiosa revista The Lancet al publicar un estudio realizado por el Instituto de Mediciones Sanitarias de la Universidad de Washington en el que se han recopilado datos de 199 países durante los últimos 30 años. El artículo asegura que en estas tres décadas, el problema lejos de resolverse ha empeorado y cada vez hay más gente que necesita adelgazar para conservar su salud. Estados Unidos, México y Brasil ocupan el podio de los países con más obesos del mundo, contribuyendo con uno de cada dos obesos en la tierra. Curiosamente, en España seguimos defendiendo la Pirámide Nutricional que ha producido estos resultados como modelo nutricional óptimo.

En España las cifras no son mucho mejores que en el resto de países occidentales. El estudio afirma que en nuestro país, el 27,6% de los varones menores de 20 años y el 23,8% de las mujeres en esa misma franja de edad tienen obesidad o sobrepeso. Conforme miramos a segmentos de población más mayores, peores son las cifras. Así el 62,3% de los hombres y el 46,5% de las mujeres mayores de 20 años sufren obesidad o sobrepeso. Es obvio que necesitamos adelgazar ya. En general, uno de cada dos habitantes de este país tiene sobrepeso y un de cada 6 tiene obesidad. O sea, casi el 20% de la población sufre obesidad. De nuevo, yo creo que necesitamos llamar a esto epidemia y necesitamos adelgazar de manera urgente.

También dentro de nuestras fronteras se ha detectado una relación entre el nivel de estudios y la obesidad. A menor nivel de estudios, mayor obesidad. Curiosamente, este patrón no se repite en países como Estados Unidos o México, en que la obesidad no entiende de títulos y ataca a todos por igual. Sin embargo, la mala noticia para nuestro país es que desde el año 2001, la obesidad ha crecido en todos los grupos de educación, tanto en los que tienen pocos estudios, como los que tienen estudios medios o los que tienen estudios superiores, algo que no viene sino a contribuir a la idea de que la epidemia se extiende por todas partes y afecta a todo el mundo.

Sin embargo, el premio a las malas noticias se lo llevan ambos estudios en lo referente a obesidad infantil. En ambos estudios queda demostrado que los niños son cada vez más obesos. En España, el 26% de los niños y el 24% de las niñas tienen sobrepeso, y, ojo al dato, esto nos sitúa 3 puntos por encima del promedio de países de la OCDE. Así que si todavía se cree que en España la llamada Dieta Mediterránea nos protege de la obesidad, bienvenido a la realidad. En los países desarrollados, la tasa de obesidad infantil ha pasado de un 17% en 1980 a un 24% en 2003 en los niños y del 16% al 23% en las niñas, por lo que también observamos que el crecimiento es similar en ambos sexos. Curiosamente, en los países en vías de desarrollo, la tasa ha crecido menos, de un 8% a un 13% en los últimos 30 años.

El último dato que creo que es revelador y nos debe hacer replantearnos nuestro estado es el de las consecuencias del sobrepeso. En concreto, el sobrepeso produjo 3,4 millones de muertes en 2010, la mayoría de ellas relacionadas con enfermedades cardiovasculares. Una vez más, cifras que demuestras que este problema es en realidad una epidemia en toda regla y debe ser tratado de ese modo.

Desafortunadamente, los mensajes que escuchamos acerca de la pérdida de peso y que nos dicen que hay que adelgazar a base de cereales, frutas y verduras y realizando mucha actividad física, están completamente obsoletos y no contribuyen más que a la pérdida de peso efímera sin eliminar la grasa corporal que tenemos acumulada, pues como explico en el libro, no es posible adelgazar (perder grasa) a base de comer alimentos con alto índice glucémico como los cereales refinados o determinadas frutas y verduras.

Tenemos que adelgazar como sociedad y, para ello, es fundamental que todo el mundo conozca la realidad, lo que nos ha hecho engordar hasta el punto en el que nos encontramos. Los mensajes que recibimos en la televisión y los medios, casi de manera continua, están prostituidos por la potentísima industria alimenticia que pretende que compremos todo tipo de productos «basura» y adelgacemos a base de correr media hora al día. Paradójicamente, seguimos creyendo que la comida basura es la que sirven los restaurantes de comida rápida cuando, la realidad es que toda la comida procesada, incluida esa, es una absoluta basura dañina para el organismo que nos hace engordar, se sirva en el restaurante de comida rápida de la esquina o en la cocina de su casa.

Yo siempre pongo el ejemplo de mis hijos, porque aspiro a que el resto de padres tomen nota de los progresos que hemos hecho nosotros y apliquen en sus casas todo aquello que posibilite que sus hijos no sean parte de las estadísticas en cuanto a sobrepeso y obesidad infantil. Y como con los niños es necesario predicar con el ejemplo, trabajando en su correcta nutrición estaremos trabajando en la nuestra de manera simultánea. Así que si les ofrecemos una alimentación sana que les permita adelgazar si lo necesitan o, como poco, contribuya a que no engorden, estaremos solucionando una parte muy importante del problema.

Y dale con la grasa y el Colesterol…

Nutricionista

Nutricionista

Ayer por la mañana hablaba con una nutricionista y no daba crédito a lo que me contaba. Tanto es así que el programa de radio Sano y Nutritivo del próximo lunes 11 se lo voy a dedicar a este tema. Esta chica -título de nutrición en mano- me relataba que en los últimos meses estaba trabajando para una conocida marca de margarina promocionando su producto porque bajaba el colesterol un 10% de media. Como es lógico, le pregunté porqué querría el consumidor medio bajar un 10% su nivel de colesterol en sangre y -muy indignada ella- me dijo que para reducir el riesgo de infarto. ¿Perdón? «¿Es que acaso no sabe que el colesterol produce infartos?»

Es lamentable que el mensaje equivocado llegue a la población, pero lo es mucho más que los profesionales del sector repitan las mismas mentiras que los fabricantes de alimentos nos han contado desde hace años. Si hay algún responsable del crecimiento de los infartos en nuestra sociedad, ese es sin duda el fabricante de alimentos, y con especial mención a los fabricantes de margarina. Para que quede claro, durante muchos años y hasta hace bastante poco, la margarina era una grasa vegetal hidrogenada, una grasa trans, altamente perjudicial para nuestro sistema cardiovascular. Conforme la gente trató de adelgazar huyendo de las grasas saturadas como la mantequilla y abrazando las grasas hidrogenadas como la margarina, los casos de accidentes cardiovasculares se multiplicaron exponencialmente.

A esta chica -insisto, título de nutrición en mano- le pregunté si sabía lo que era el colesterol y me contestó, ni corta ni perezosa, que las partículas que se depositan en nuestros vasos sanguíneos y producen infartos. Creo que mi hijo de 13 años sabe más acerca del colesterol que esta titulada. El colesterol es una grasa que forma parte de nuestra estructura. Se encuentra en la membrana celular de nuestras células, es clave en todo tipo de procesos y es vital, en el sentido estricto de la palabra: sin colesterol nos morimos. Adelgazar no tiene nada que ver con reducir niveles de colesterol en sangre y aprovecho para decir que el colesterol en sangre representa un porcentaje ridículamente pequeño y no significativo del colesterol total que tenemos en nuestro cuerpo.

Como relato con detalle en el libro, para perder peso adelgazando, o sea, perdiendo grasa acumulada, es fundamental ingerir grasa y mantener nuestro organismo bien nutrido. Las grasas que debemos evitar son las grasas hidrogenadas (grasas trans) y no las saturadas ni las insaturadas. Estas dos últimas son necesarias para el correcto funcionamiento del organismo. No se deje engañar por los mitos, si usted come grasa saturada, esta no se depositará en sus arterias ni le provocará ningún problema de salud y desde luego no evitará que adelgaze. Al contrario y como anécdota, le diré que los coágulos que se forman en los vasos están formados mayoritariamente por grasa insaturada, sin que esto quiera decir que si ingiere grasa insaturada esta se instalará en su sistema cardiovascular. No hay tal relación causa-efecto como ingerir grasa y formar coágulos en los vasos. Mucho menos entre ingerir grasa y acumular grasa.

Cuando diseñe su plan nutricional para adelgazar de manera sana, la grasa será una parte indispensable de su rutina alimenticia y por lo tanto no debe intentar perder peso eliminando la grasa de su dieta. Al igual que con las proteínas y los hidratos de carbono, lo que debe hacer es vigilar las cantidades que ingiere para controlar lo que ocurre en su cuerpo, pero le anticipo que reducir artificialmente sus niveles de colesterol y/o suprimir las grasas de su dieta es una muy mala idea para su salud. ¿No me cree? Aquí le dejo unos cuantos datos para que usted decida:

  • El 75% de las personas que sufren un infarto tienen el colesterol bajo
  • El 72% de los norteamericanos que sufren su primer infarto tienen niveles bajos de colesterol (por debajo de 100)
  • El riesgo de infarto es 10 veces superior con niveles muy bajos de colesterol
  • Las poblaciones que más grasa saturada comen son las que menos enfermedades cardiovasculares sufren
  • Los análisis de sangre que miden su colesterol no son exactos. De hecho, el colesterol LDL ni siquiera se mide durante el análisis, sino que se estima a partir de una fórmula que aunque por lo general es aproximada, en sujetos con dietas especiales no se aproxima a la realidad. De hecho, lo que miden sus análisis son las lipoproteínas (HDL y LDL) en las que se transporta el colesterol hacia y desde los órganos y no las moléculas de colesterol en sí.
  • No hay correlación exacta entre el colesterol ingerido y el colesterol en sangre, salvo que sea usted un conejo. En los omnívoros y carnívoros, el organismo ajusta la producción de colesterol en función del que se ingiere para mantenerlo en los niveles que requiere.
  • La mayoría de estudios que demonizan las grasas saturadas están realizados con grasas hidrogenadas y sus datos no tienen validez real alguna a efectos de relacionar la grasa saturada con las enfermedades cardiovasculares.
  • Las poblaciones con mayor reducción en la ingesta de grasa saturada en los últimos años (como EEUU) han visto como crecen los casos de infartos y accidentes cardiovasculares. Las poblaciones en las que la ingesta de grasa saturada ha subido (como Francia, España o Suiza) han visto como decrecen dichos casos.
  • El ensayo clínico del primer fármaco que reducía el colesterol, el Clofibrate, tuvo que suspenderse a mitad de camino porque había producido la muerte al 47% de los sujetos que lo estaban usando para reducir sus niveles de colesterol.
  • Los únicos beneficiado de que usted baje artificialmente sus niveles de colesterol en sangre son los fabricantes de alimentos y las grandes farmacéuticas que le venden productos para que usted reduzca dichos niveles.

Usted puede hacer lo que quiera, pero yo a la tostada le voy a poner mantequilla y no margarina y desde luego no voy a consumir ningún alimento que reduzca mi colesterol porque ya se encargará mi cuerpo él solito de reducir su producción conforme envejezca y me aproxime a la muerte.

Nutrición y Salud, claves para adelgazar

Nutrición y Salud

Nutrición y Salud

Entre unas cosas y otras, mis problemas de salud comenzaron a mediados de 2008 y no desaparecieron hasta que cambié por completo mi rutina alimenticia y me propuse perder peso en abril de 2011. Durante algo más de dos años y medio lo pasé bastante mal, visitando un especialista tras otro y tomando medicación de todas las marcas, formas y colores. Lo mejor que puedo decir de la medicación es que me destrozó el hígado. No hizo nada más por mí que adelgazar mi cartera. Ya hablaré en otro post de lo que pienso de los tratamientos farmacológicos. Creo en la medicina, pero no en los tratamientos farmacológicos a largo plazo, que son el verdadero negocio de la industria.

Esta mañana he querido repasar objetivamente los datos que tengo de aquella época, recordar lo que pasé, y creo que es interesante compartirlo por varios motivos. En primer lugar, por si alguien se siente identificado, que sepa que tiene solución y que la solución no es atiborrarse de pastillas. En segundo lugar, para demostrar, como dice Jaime Brugos, que nuestra salud depende de tres cosas principalmente: Nutrición, nutrición y nutrición.

En enero de 2009 tras unos meses de intensos dolores en el pecho y brazos, varias crisis de ansiedad y malestar general, me realizaban una prueba de esfuerzo. Los resultados, afortunadamente, fueron bastante buenos, descartándose cualquier cardiopatía habitual. Una vez descartado un problema coronario, pasé por traumatólogos y reumatólogos. De esa visita obtuve un diagnóstico extendido que incluía «piés insuficientes», síndrome de hipertensión rotuliana, síndrome del tunel del carpio izquierdo, cervicalgias, maréos ortostáticos, dorsalgias, radiculalgia intercostal derecha e izquierda, probable hernia de hiato, lumbalgias mecánicas y posturales, sobrepeso y ansiedad. El tratamiento que me recetaron, además de aconsejarme adelgazar y corregir ciertas medidas posturales, fue interesante:

  • 1 Ampolla intramuscular de Neuromade Fuerte cada mañana (tensión muscular)
  • 1 Comprimido de Deanxit cada mañana con el desayuno (ansiedad)
  • 1 Comprimido de Anagastra 40 a media mañana cada día (problemas gástricos)
  • 3 sobres de Xumadol 1 gramo, desayuno, almuerzo y cena (dolores)
  • 1 Comprimido de Robaxin cada noche al acostarme (espasmos musculares)
  • 25 gotas de Fidium con desayuno, almuerzo y cena (mareos)
4 - 7 Septiembre 2009 - Digestivo

4 – 7 Septiembre 2009 – Digestivo

Como es lógico, entre pagar unos euros en la farmacia por unos medicamentos «mágicos» y adelgazar, opté por lo primero. Pasé por un electroneurograma para comprobar si los dolores en los brazos eran de origen nervioso, algo que también se descartó. De ahí me fui directo al digestivo para que comprobase si en efecto tenía una hernia de hiato, algo que también descartó tras la correspondiente prueba, pero sin embargo, si que aprovechó para diagnosticarme un hígado graso y síndrome de ansiedad con somatización digestiva y enfermedad por reflujo causada por el sobrepeso. Al tratamiento anterior le eliminó el Neuromade, el Fidium y el Robaxin y le adelantó el Anagastra 40 a antes del desayuno. Igualmente, me recomendó cambios en la dieta, perder peso y  realizar ejercicio moderado a diario. Además, en la exploración con ecografía encontró unas bolsas de gas bastante evidentes que a la postre se descubrió que eran las causantes de los dolores en los brazos por presión en zonas nerviosas.

En Septiembre de 2010, año y medio después del comienzo del periplo por todos los especialistas, volví de nuevo al cardiólogo con punzadas precordiales, estrés, meteorismo y crisis de ansiedad con molestias precordiales y palpitaciones. Nuevamente me descarta cualquier problema cardiológico, pero insiste en la pérdida de peso y me añade al tratamiento una pastilla de Emconcor 2.5 por la mañana y un Diazepam de 2 mg por las noches. A estas alturas seguía con mi Anagastra 40, mi Deanxit, mis tres sobres de paracetamol diarios y además, para controlar los gases y reflujos, Flatoril, Aero Red y Almax.

Mientras tanto, mi peso no descendía, mis dolores no remitían, y mi vida seguía siendo bastante lamentable en el plano de la salud. ¿Cuál es la conclusión que saqué en Abril de 2011 tras 2 años de tratamiento químico continuado? Básicamente, que no funcionaba. Probablemente me mitigase algunos síntomas, pero no me estaba curando. Tan sólo beneficiaba al accionista de la farmacéutica que fabrica los compuestos. Sin embargo, todos los especialistas coincidieron en una cosa. Unos les daban más importancia al tabaco que otros. Unos culpaban en parte al alcohol y otros lo descartaban. Pero en lo que todos estaban de acuerdo es en que tenía que perder peso.

Tras haber dejado el tabaco en Octubre de 2010, en abril de 2011 pesaba 113 Kg, mi record histórico. Mi estado de salud era deplorable y mi tratamiento no me daba ningún resultado. Me propuse entonces perder peso por si todos los especialistas habían dado en el clavo de manera simultánea y a mi se me hubiese pasado desapercibido el poder de la nutrición sobre la salud. El 11 de abril de 2011, unos días después del cumpleaños de mi mujer, comenzaba mi nueva rutina nutricional basada en la Isodieta y diseñada por Jaime Brugos. A principios de Junio, sólo 2 meses después, ya había dejado toda la medicación y todos los síntomas habían desaparecido. Había logrado perder ya 16 kilos y pesaba entonces 97. Como relato en el libro, mi pérdida de peso se mantuvo hasta más de el doble de lo alcanzado en aquel momento, llegando a perder 35 kilos en 4 meses y situando la báscula en 78 Kg. Adelgazar para mí fue sinónimo inmediato de salud.

7 - 16 Mayo 2011 - Digestivo

7 – 16 Mayo 2011 – Digestivo

Como puede apreciarse en la ecografía gástrica que me realicé el 16 de Mayo de 2011, apenas un mes después de comenzar con La Isodieta, las bolsas de aire habían desaparecido y como predijo el digestivo, con ellas los dolores precordiales y en las extremidades. De igual modo, el reflujo, las taquicardias y la ansiedad eran cosas del pasado.

Hoy, dos años y medio después, puedo afirmar que no he vuelto a ponerme malo, ni siquiera un mal resfriado. Todos mis «problemas» médicos desde entonces se han limitado a agujetas y algún dolor de cabeza esporádico. ¿Casualidad? No, Nutrición. Permítame un consejo: si tiene un problema médico difícil de diagnosticar cuyos síntomas le incomodan desde hace mucho tiempo, no busque la solución en los medicamentos, búsquela en los alimentos que ingiere, y si tiene sobrepeso, adelgace.

En este enlace puede ver y descargarse algunos de las distintos diagnósticos y tratamientos que recibí en aquella época. Cuando encuentre un hueco, también subiré las más de 20 radiografías distintas que me realizaron en distintos momentos de los diagnósticos.

Lo que fácil viene, fácil se va

Báscula Analógica

Báscula Analógica

A punto de cumplirse dos semanas desde el lanzamiento del libro, muchos de vosotros estáis ya en vuestra segunda semana de cetosis y habéis experimentado por primera vez un aumento puntual del peso en la medición diaria. Como ya os he dicho personalmente a cada uno, ese peso que fácil llega igual de fácil se va.

Una de las últimas veces que cené Sushi gané un kilo al día siguiente en la báscula. Lógicamente, ni me tomé un kilo de Sushi ni engordé un kilo. De hecho, mi peso no se resintió pues 24 horas después y siguiendo mi plan nutricional volvía a pesar lo mismo que antes de la cena japonesa.

¿Qué es entonces lo que ocurre en nuestro organismo para que de repente engordemos un kilo con la misma facilidad con la que lo adelgazamos después? En el libro explico con cierto detalle algunos factores que son clave en estos cambios bruscos de peso, pero lo importante, en lo que quiero centrarme hoy, es que esos cambios de peso son casi siempre debidos a la cantidad de líquido que tenemos en el cuerpo y que esa cantidad ronda el 60% en los adultos. Por lo tanto, si uno pesa 80kg y varía un 2% su composición líquida, estará variando en torno a 1 Kg su peso, para arriba o para abajo. De ahí la importancia de contar con una báscula avanzada que nos diga de donde proviene ese aumento o disminución del peso.

Creo que en un post anterior conté que la última vez que fui a rodar al circuito de Monteblanco, al día siguiente pesaba 2’5 kilos menos. No es que adelgazase, sino que en la práctica de este deporte me deshidraté por valor de 2,5 litros de agua aproximadamente que lógicamente recuperé en las 24 horas siguientes conforme tomaba líquidos y minerales.

Este tipo de desequilibrios en la cantidad de líquidos se puede producir por diversos motivos. El primero y más fácil de identificar es la propia pérdida manifiesta de líquido, ya sea mediante la sudoración o diarrea, que son los más habituales. Luego tenemos la retención de líquidos que se produce por dos motivos fundamentales. Por un lado, puede deberse a un cambio brusco de la relación sodio-potasio en el cuerpo, derivado habitualmente de la ingesta de más sal de la cuenta, y por otro lado tenemos el almacenamiento limitado de glucosa del que es capaz nuestro cuerpo y para el que necesita aproximadamente almacenar el triple de agua que de glucosa. Este último caso, el más peligroso para los intereses de los que quieren perder grasa, se da cuando interrumpimos súbitamente la cetosis para realizar unas cuantas ingestas cargadas de carbohidratos.

En definitiva, tomar una noche puntual arroz no te hará engordar, aunque te aumente momentáneamente el peso. Comer arroz cada dos por tres si hará que tu cuerpo convierta los hidratos sobrantes en grasa y la acumule ahí donde no quieres verla.

El análisis corporal y la pérdida de peso

Analizador Corporal Omron BF-511

Analizador Corporal Omron BF-511

Una de las cosas más importantes a la hora de adelgazar es tener siempre presente el análisis corporal. Como digo en el libro, una cosa es perder peso (masa corporal) y otra bien distinta adelgazar (perder grasa).

Hay muchas dietas y planes nutricionales que le harán perder peso, pero no son muchas las que le harán perder la grasa. Para poder comprender si el peso que estamos perdiendo es grasa, líquido o músculo, existen en el mercado analizadores de composición corporal y en el libro yo recomiendo usar uno cada mañana para entender los efectos de los nutrientes que ingerimos en nuestra composición corporal.

El que yo utilizo, que está clínicamente validado, es el Omron BF-511. Este aparato me presenta cada mañana, además de mi peso (mi masa corporal), los siguientes datos:

  • Porcentaje de Grasa
  • Porcentaje de Músculo Esquelético (el músculo estructural, no el visceral)
  • Índice de Masa Corporal (IMC o BMI)
  • Metabolismo Basal
  • Grasa Visceral (la grasa peligrosa que rodea los órganos)

Con la lectura diaria de estos datos, no sólo controlo mi peso, sino que además entiendo las reacciones de los distintos alimentos en mi cuerpo. De este modo, si un día como algo muy salado, soy capaz de comprobar la retención de líquidos a través de los cambios en los valores en mis mediciones o si hago varios días de pesas intensivas compruebo como aumenta mi masa muscular.

Creo que es fundamental comprender la composición de nuestro cuerpo para ser capaces de entender si adelgazamos, engordamos, perdemos peso o lo ganamos y para ello, el Omron BF-511 es el compañero ideal.

Si tenemos un presupuesto más reducido y queremos un aparato de precisión que nos ofrezca menos datos, el Omron BF-212, también testado clínicamente, puede ser una buena alternativa. Se trata de una báscula con un medidor avanzado de grasa corporal que nos ofrece, además del peso, el porcentaje de grasa y el índice de masa corporal.

De modo que recuerde, si va a comenzar cualquier plan nutricional para perder peso, asegúrese de tener disponible un aparato que le sirva para comprender lo que está ocurriendo en su cuerpo. De otro modo, se arriesga seriamente a perjudicar su salud si, por ejemplo, pierde peso a base de debilitar los músculos de su cuerpo, entre ellos el corazón, algo que es bastante frecuente en dietas hipocalóricas bajas en grasa.

¿Te parece interesante este artículo?

Suscríbete al blog ahora de manera gratuita para recibir en tu correo electrónico los siguientes artículos que vaya publicando dejándome tu dirección de email aquí. No la usaré para nada ajeno al blog ni recibirás correo basura mío, y podrás darte de baja en cualquier momento haciendo un sólo clic. Además, solo por suscribirte al blog podrás leer dos capítulos de mi libro La gran mentira de la nutrición de manera absolutamente gratuita, que te ayudaran a comprender la nutrición desde otra perspectiva. También te agradezco que compartas este artículo en las redes sociales para darle difusión y llegar a más personas.