Una de las comidas más importantes del día para mí es la que hago a media mañana. Además de aportarme una nueva dosis de combustible -que se traduce en energía-, me sirve para no llegar a la comida del medio día con ansiedad ni hambre excesiva. A la hora de adelgazar, es importante que las comidas no se hagan con ansiedad pues lo único que conseguiremos es saciar a medias dicha ansiedad comiendo mucho más de lo que realmente necesitamos.
Por regla general, lo ideo es comer cada tres horas aproximadamente. En mi caso, como suelo desayunar entre las 7 y las 8 de la mañana, mi comida de media mañana es entre las 10 y las 10:30. Cuando estoy en la oficina me tomo cualquier cosa que me haya llevado de casa, desde una lata de atún en aceite hasta un poco de queso fresco o incluso un batido de proteínas con salvado de trigo y aceite. Sin embargo, cuando trabajo desde casa como hoy, prefiero tomarme algo distinto que requiera, aunque sea, una mínima elaboración.
En el libro digo que en la variedad está la diversión y francamente creo que una de las claves para ser fiel a un plan nutricional es conseguir tener una amplia variedad de alimentos cocinados de manera distinta dentro del plan. Sirva como ejemplo que hoy, a media mañana, me he comido este plato de lacón natural con aceite de oliva y pimentón dulce. Ni que decir tiene que me ha proporcionado, además de energía y vitalidad, una experiencia gastronómica de primer nivel. Adelgazar no tiene que estar reñido con el buen comer.
Abundantes son las variantes en enfoque particular para la restricción de carbohidratos. Personalmente estoy más cerca de la Perfect Health Diet de los Jaminet, en versión algo más restrictiva de carbohidratos (50-100g al día… a ojo, que no peso ni cuento nada) y generosa en quesos curados de leche cruda, una de las dietas con enfoque paleo de eliminar alimentos tóxicos. Echándole por encima un vistazo a tu blog, parece que la diferencia con la isodieta va a estar en el número de comidas al día, donde veo más natural las 2-3 del enfoque paleo (es improbable que con 6 comidas al día vayas a promover autofagia celular de limpieza; es improbable que una vez que la regulación hormonal del apetito funcione, los quema-grasas necesitemos estar comiendo tan a menudo o midiendo nada), y en la eliminación o no de los cereales con gluten… y sus cáscaras. Que la fibra soluble sea medianamente sana, no significa en absoluto que la insoluble lo sea: echa un vistazo aquí.
Por cierto, antes de que vapulees a la patata, avisarte que su consumo moderado no es en absoluto pernicioso, precisamente por los efectos secundarios del almidón resistente (mejor en ensaladilla, eso sí). En mi caso suelo tomar una mediana cocida a la cena, por ejemplo, por su gran capacidad de absorción de aceite virgen de oliva al esmagarla :-).
De todas formas, como bien dice Tom Naughton, si a ti te funciona, no lo cambies.
Por cierto, a mi me daría yuyu tener el colesterol por los suelos… aunque quizá no tan alto como el mío (368mg/dl en junio, pero HDL en 97mg/dl y triglicéridos en 96mg/dl), sería mejor tenerlo más cerca del posible óptimo de 200-240mg/dl: mira aquí o acá. Vamos, que yo le daría ya duro a la mantequilla.
Un saludo.
Gracias Andrés por tus comentarios fundamentados.
Algunas aclaraciones:
1. Respecto a la cantidad de ingestas, en un plan nutricional diseñado para perder peso, además de la regulación del apetito (aspecto físico) entra la regulación de la ansiedad (aspecto psicológico). En efecto, yo puedo mantener mi peso aumentando masa muscular sin necesidad de comer 5 o 6 veces al día y lógicamente tu también. Ahora bien, no pienses en ti, piensa en quien tiene un sobrepeso pronunciado y quiere cambiar su estado físico. Si has leído el libro, sabrás que cuando yo pesaba 113 kg comía 1 o como mucho 2 veces al día. Fue al comenzar a ingerir alimentos cada 3 horas más o menos cuando empecé a perder peso. Como sabes, el motivo físico fue la reducción drástica de los carbohidratos unido al control de las cantidades, pero en el aspecto psicológico, estar «continuamente» comiendo contribuye notablemente a reducir la ansiedad y sentirse bien con uno mismo. A veces hay que dar un paso al lado, dejar los argumentos científicos por un momento, y pensar en qué podemos hacer para sentirnos bien mientras perdemos peso. Eso es lo que yo he intentado hacer con mi libro, ayudar a que las personas que lo necesiten puedan comenzar un plan nutricional que además de hacerles perder peso, les sirva para no salirse del guion y no romper su rutina. Una vez alcanzado un objetivo de peso, se pueden trabajar otros aspectos, como ahora comentaré.
2. No creo haber dicho que las fibras insolubles sean sanas. De hecho, la fuente de fibra que yo tomo diariamente es insoluble. Aquí debe haber algún mal entendido.
3. La patata: Si lees el libro con cierto detenimiento comprobarás que yo no vapuleo a la patata, sino a los fabricantes de alimentos que meten la patata en casi todos sus productos, desde carnes preparadas hasta palitos de merluza. Estoy de acuerdo contigo en que tomarse una patata mediana hervida de vez en cuando no es malo. De hecho, casi la mayoría de las cosas naturales, con moderación, es lógica. ¿Cuál es el problema de la patata en nuestra sociedad, según denuncio en el libro? Pues que uno va con buena intención al supermercado y le compra a su hijo Pechugas de Pavo «vuelta y vuelta» o «Centros de Jamón» o «Palitos de Merluza» y se los pone a su hijo para cenar con patatas fritas o cocidas o en puré. Peor aún, le compra salchichas frescas de la carnicería y se las pone con ensalada de pimientos, por decir algo, y resulta que todos y cada uno de estos alimentos preparados tienen patata y/o azúcar añadida. Al final, lo que marca la diferencia no es tu patata cocida de tamaño razonable, sino la cantidad de patata que hay en las carnes y en los «pescados» preparados que nos comemos. ¿Te acuerdas de aquello de «pan con pan comida de tontos»? Yo creo que la versión actual debería ser Patata con Patata comida de gordos.
4. Por último mi colesterol, ese gran olvidado… Bueno, no tanto. De hecho, mi colesterol ha mejorado notablemente desde que comencé este proceso en Abril de 2011. Es cierto que llevo bastante tiempo sin hacerme una analítica y creo que me has dado un buen motivo para no dejarlo más. En los próximos días me la haré y colgaré los resultados. Estoy convencido de que mi colesterol estará perfectamente. Llevo incluyendo Aceite de Coco en mi dieta más de dos años y los efectos en el colesterol se tienen que hacer notar ya, de modo que me aventuro a decirte que en unos días podremos ver en esta web las analíticas para que veas que no me asustan. Lo que de verdad me asustaba era cuando tenía el HDL por los suelos y el LDL disparado. Ahí si que tenía bastantes papeletas de llevarme un buen susto. Ahora, con mi alimentación, estoy convencido que estará en valores normales, pero insisto, lo vamos a comprobar si consigo encontrar un poco de tiempo una mañana en cualquier momento.
Saludos,
Carlos Abehsera
¡Hola de nuevo Carlos!
Primero disculparme… no he leído el libro, aunque cualquier promoción de la restricción de carbohidratos me parece interesante y encomiable. Las tornas están empezando a cambiar en Suecia… tarde o temprano también llegará aquí.
Segundo, no me ha llegado notificación de tu comentario al correo electrónico… a lo mejor pienso que seleccioné ser avisado y no lo hice, pero por si el problema está de tu lado te aviso.
Respecto al punto 1, de comer 6 veces al día, nada que objetar. Simplemente que una vez que has adelgazado puede no ser la estrategia óptima.
Respecto al punto 2, la fibra insoluble, lo comentaba porque en esta entrada hablas de salvado de trigo.
Respecto al punto 3, sobre las patatas y su almidón en toda comida procesada… yo ya me conformo con esquivar la proteína de soja (y trigo), que esa sí que se la meten a todo.
¡Un saludo!